—Brujas y brujos, reino celestial y reino mortal, seres sobrenaturales y seres divinos, poder mágico… poder divino…
Oriana había regresado hace tiempo a su habitación asignada, acostada en la cama aún con su uniforme puesto, sus pensamientos confusos nadando en su cabeza. Estaba tratando de entender los descubrimientos que había hecho acerca de sí misma.
—¡¿Qué son todas estas jergas?! —gritó mentalmente—. Mi vida no es simple para empezar, pero se está volviendo aún más locamente complicada con cada día que pasa.
En primer lugar, era inusual que una mujer no estuviera casada a su edad, o al menos no estuviera comprometida con otro, mucho menos ser independiente, trabajando como herbolario y formándose para ser médico. Engañando a todos fingiendo ser un hombre, su vida antes de estos nuevos descubrimientos tenía suficiente contenido para ser convertida en varios libros.
Aun así, ahora aprendió que era alguien más especial que eso.