"Oriana se dirigió hacia la casa de su vecina y vio a su objetivo: la joven chica limpiando el gallinero. Oriana se acercó a ella.—¿Rina?
—¡O-Oriana! —la chica rió tímidamente—. Sus ojos oscuros brillaban tanto que parecía como si hubiera recibido el mejor regalo de su vida.
—Te ves más alta que hace un mes.
—¿Lo estoy? —Rina soltó otra risa tímida—. Madre me dijo que habías vuelto. Iba a ir a verte pero dijo que no te molestara. —Puso un poco de puchero con una cara triste.
—Está bien, yo vine a verte en su lugar.
—¡Lo hiciste! —La joven se ruborizó—. Quiero decir, me alegro de que lo hayas hecho.
Hubo silencio durante un momento mientras Oriana se preguntaba cómo expresar su petición, mientras que la cara de Rina se ponía caliente al darse cuenta de que Oriana se había tomado la molestia de hablar con ella.
—Necesito tu ayuda.