—¡Boom!
El aura de la espada rugió por decenas de miles de metros, ¡como si estuviera lista para partir el cielo en dos!
El cuerpo de Lin Xiu recibió el golpe primero. Su sangre brotó; el brazo que sostenía el sable se agrietó. Su carne y sangre desaparecieron, dejando solo los huesos intactos. ¡El poder del aura de la espada era insoportable para él!
—De ninguna manera... —gritó Lin Xiu en shock y furia.
Sin embargo, el aura de la espada de Su Ping cortaba sin cesar.
Las leyes de la destrucción, fuego, ilusión y origen estaban concentradas en la espada.
El poder de Su Ping se ejerció completamente. El Pequeño Esqueleto y el Dragón Inferno constantemente transmitían poder a él; compartían su energía, y su cuerpo estaba lleno de poder explosivo.
Cada una de sus acciones parecía desgarrar el cielo y la tierra.
—¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
El antes imparable Lin Xiu ahora tenía que defenderse de los furiosos ataques de Su Ping.