—Dime, Reina Alicia. ¿Qué debo hacer para ayudarte? ¿Para devolverte este poder? Este poder... —Lilith lloró—, este poder te pertenece a ti. —La joven bruja estaba genuinamente angustiada. Cuando vio por primera vez los cambios en su apariencia, Lilith todavía recordaba claramente cómo se veía en ese momento. Otros probablemente gritarían de sorpresa y emoción por convertirse en la elegida. Pero ella no sintió nada de eso. En cambio, estaba horrorizada, sabiendo que algo le había sucedido a su reina.
El sueño de toda joven bruja era ser elegida como la próxima reina, pero Lilith nunca soñó ni una sola vez con heredar la corona. Era porque pensaba que nadie podía reemplazar a Alicia. Simplemente creía que Alicia sería reina por mucho tiempo.