El sacerdote estaba extremadamente indeciso de actuar. Tenía una mirada de duda evidente en toda su cara, pero cuando se volteó a ver a la novia y vio la emoción aparente, la felicidad pura y la ansiedad desenfrenada que rebosaban de sus expresivos ojos, el sacerdote no pudo evitar suspirar profundamente. Solo podía hacer lo que se esperaba de él.
—¿Estás absolutamente segura de esto, Señorita Young? Yo...
—Sí. Completamente, absolutamente, totalmente segura, señor. La respuesta inmediata de Kelly con todos los superlativos casi hizo reír al sacerdote en voz alta en el acto y con esa última duda disipada, finalmente cedió.