Fuera de la sala de emergencias, Zeke se apoyó en la pared mientras sus ojos estaban fijos en el hombre sentado tranquilamente en el área de espera.
Estaba sorprendido por lo que vio hace un rato. Esperaba que apareciese un Alex furioso ante él, con el mismo aspecto que tenía esa vez en la salida de aquel calabozo, pero esta vez era mucho peor de lo que esperaba. El estado de este hombre ante sus ojos era totalmente diferente a lo que esperaba y era difícil de creer, incluso para él.
Alex tiraba de su cabello con fuerza, apoyando los codos en las rodillas mientras miraba al suelo. No había pronunciado ni una sola palabra desde que entró por las puertas del hospital cargando a Abigail inconsciente en sus brazos.