—El dormitorio estaba lleno de velas que Madea había encendido —afirmaba que iba a fortalecerme en el reino de los sueños cuando me topara con el destino—. También me dijo que sería mi camino de regreso. Estaba agradecida por ello porque, aunque pude haber dicho que iba a irme a dormir y a encontrarme con el destino, eso no significa que no me asusten. Ahora, es diferente, tengo a mis amigos conmigo y, lo más importante, tengo a Iván conmigo.