—¿Qué más quieres?
—Qiao Lijiao se enfureció aún más—. Es tu problema si quieres donar 50 millones de yuanes. ¿Por qué debería acompañarte en tu locura?
—Ella era una celebridad de internet y ganaba mucho cada año. Aún podría sacar 500 millones de yuanes.
—Sin embargo, era imposible para ella donar 500 millones de yuanes al instituto de bienestar.
—Está bien si no donas 500 millones —dijo Yang Luo—, pero deberías sacar los 500 millones que prometiste, ¿verdad?
—Qiao Lijuan miró a Yang Luo con una expresión oscura y dijo:
— ¿Qué pasa si no lo saco?
—Si no lo sacas —dijo Yang Luo fríamente—, ¡ni siquiera pienses en salir por esta puerta hoy!
—¿Cómo te atreves a amenazarme?
—Qiao Lijuan se soltó a reír al instante—. ¿Sabes quién soy?
—Soy una celebridad de internet de la Transmisión en Vivo de Fuegos Artificiales —dijo orgullosa—. Tengo más de 30 millones de seguidores en varias plataformas de video corto!