Enamórate de alguien —que se sienta cómodo con tu silencio.— Encuentra a alguien que no necesite —tus palabras para saber que es momento de abrazarte.
—Toqué la puerta, esperé unos segundos y, al no recibir respuesta, la abrí. —La habitación vacía recibió mi vista mientras entraba.— No había señales de que As hubiera estado allí. —Encogí los hombros y regresé a la puerta. Tal vez, debería buscarlo en la piscina o en el garaje.
—Estaba a punto de cerrar la puerta detrás de mí cuando noté que la puerta del balcón estaba entreabierta. —Creo que ya encontré a As —me dije a mí misma— y en silencio me dirigí directamente a la puerta del balcón.
—As estaba de pie cerca de las barandillas, con los brazos cruzados frente a su pecho. —Estaba sumido en sus pensamientos. —Algo iba mal. Lo podía sentir. —La inusual expresión en su rostro y el oscuro aura que emanaba a su alrededor lo decían todo.