—Yelena, siento que hoy estoy teniendo una gran racha de suerte. ¿Y si juego otra ronda? ¿Qué opinas? —Connor preguntó a Yelena con sinceridad.
Yelena, que originalmente estaba ordenando las fichas, no pudo evitar hacer una pausa cuando escuchó sus palabras.
Entonces, con una expresión desconcertada, le gritó a Connor:
— ¿Connor, te has vuelto loco? Ya hemos ganado tanto dinero. ¿Por qué quieres seguir apostando?
—Nunca he visto tanto dinero en mi vida, y siempre siento como que este dinero no nos pertenece a nosotros dos. ¡Así que no quiero cogerlo! —le dijo a ella.
Ella hizo una pausa por un momento después de escuchar sus palabras, y pudo entender de dónde venía él.
Después de todo, él no era una persona adinerada. Al contrario, solía ser muy pobre y tuvo que depender de los repartos a domicilio para mantenerse.
Ahora, que de repente recibe una gran suma de dinero, es comprensible que no pueda aceptarlo.