Mientras la bestia y el hombre luchaban, el poder de ambos crecía aparentemente sin límites. Sin embargo, la atención de Bai Zemin estaba centrada en la figura detrás del hombre envuelto en llamas.
Desafortunadamente, aunque lo intentó con todas sus fuerzas, no pudo distinguir ni siquiera el cabello de esta persona, y mucho menos el tipo de rostro oculto detrás de esa extraña capa de niebla.
Por alguna razón desconocida, Bai Zemin sintió un fuerte torrente de odio inundando su corazón a medida que pasaba el tiempo.
Este odio simplemente apareció de la nada y era realmente inexplicable. Incluso Bai Zemin estaba asombrado y asustado porque nunca antes había sentido un deseo tan grande de matar a alguien como ahora.
No estaba dirigido al hombre que blandía la lanza ni a la figura que lo apoyaba silenciosamente desde atrás. Todo ese odio ardiente estaba dirigido exclusivamente hacia la bestia negra con el cuerno rojo.