Antes de que el Terror pudiera devorarlos a todos, Nephis apareció en su camino. Su lanza ya estaba apoyada contra el suelo irregular de la cueva, sostenida por su pie, la punta afilada apuntando al monstruo que se acercaba. Sus ojos estaban tranquilos y llenos de determinación.
Un momento después, Santo estaba a su lado.
Sunny, Cassie y Demonio no se quedaban atrás.
—¿Funcionará? —preguntó Sunny.
Antes de que Sunny pudiera terminar el pensamiento, el Terror se lanzó contra la fila de lanzas.
Hubo un sonido ensordecedor y sintió una fuerza terrible tirando de sus brazos. Si no fuera por el Tejido de Hueso, probablemente sus huesos habrían tronado y se habrían hecho añicos en mil fragmentos.
—Ah... —murmuró.
Sunny ya había aumentado su peso tanto como podía, convirtiéndose en un monolito inamovible. Aun así, fue lanzado hacia atrás. Cassie también había sido arrojada hacia atrás, la chica ciega giraba en el aire y hábilmente aterrizaba sobre sus pies.