Dejando atrás la boca del túnel y la espiral de niebla blanca, la cohorte avanzó cautelosamente hacia la oscuridad. Mientras caminaban, invocaban los Recuerdos que producían luz para iluminar el camino.
El túnel que conducía a la mina era ancho y espacioso. A pesar del implacable paso del tiempo, se había mantenido en perfecto estado, al igual que el antiguo muro que rodeaba la Ciudad Oscura. El suelo estaba inclinado y descendía hasta lo más profundo del vientre de la montaña.
Sunny suspiró, no contento con la idea de tener que adentrarse más en esta mortífera región del Reino de los Sueños. ¿Quién sabía qué horrores vivían en la oscuridad en las raíces de las Montañas Huecas? Lo único que le consolaba era que, con un poco de suerte, la cohorte no tendría que ir demasiado lejos.