Mónica nunca había visto a un hombre tan descarado, que pudiera hacer que pareciera tan natural lo feliz que estaba por la ruptura de alguien más.
—Ya sea cuando éramos jóvenes o no, te digo ahora que no me gustas. No malgastes tu energía en mí. Si tienes el valor de intentar conquistarme, te despediré.
—Mónica, debes separar los asuntos de negocios de los personales. ¿Cómo puedes juntarlos? —La persona al otro extremo del teléfono estaba molesta.
—Soy la jefa. ¿Qué puedes hacerme si no quiero separar los asuntos comerciales de los personales?
—Mónica
—No hablemos de eso nunca más. —La expresión de Mónica era seria—. Y no quiero hablar contigo más. Además, no aceptaré el hecho de que me gustes.
—Oye
Mónica colgó el teléfono de inmediato.
¿Será posible? ¿Estaba teniendo tanta suerte con los hombres? Aún no había terminado con Finn, y ya había alguien persiguiéndola.