Raquel, que había estado encogida junto al sofá, se acercó a Abigail. —Ya estás de vuelta. Forzó una sonrisa, ocultando su ansiedad. —Cristóbal te ha estado esperando.
Se mantuvo frente a ella, bloqueando la visión de Cristóbal.
Abigail la miró por un momento e inclinó la cabeza para mirarlo a él. Otra ola de frío le apretó la piel.
—Sé inteligente —Raquel le dijo suavemente al oído—. No puedes ignorarlo por más tiempo. Háblale. Se giró para enfrentarse a Cristóbal, sonriendo. —¿Ves? Te dije que volvería pronto. Ha regresado.
Antes de que Raquel terminara de hablar, Abigail entró furiosa en su habitación y cerró de golpe la puerta. Aún no estaba lista para enfrentarse a Cristóbal.
El golpe que había recibido el día anterior era masivo. Era difícil para ella perdonarlo y olvidar todo. Encima de eso, él estaba furioso.
¿No debería estar él tratando de persuadirla?
Debería haberse arrodillado para pedirle que lo acompañara, pero en cambio, estaba enojado con ella.