La mañana siguiente, Tom fue el primero en despertarse y, como de costumbre, se quedó acostado en la cama mirando a Lucy.
El saber que ella pronto sería algo más que su novia le traía tanta alegría y plenitud que estaba tentado de pedirle en ese mismo momento que se casara con él.
Aunque una parte de él todavía temía que Lucy pudiera rechazarlo, no quería detenerse en eso.
Esperaba que la terapia, Harry y Sonia hubieran podido influir positivamente en su respuesta para entonces.
Después de ver dormir a Lucy por un tiempo, decidió despertarla para que pudieran ver el amanecer juntos ya que todavía estaban en el yate y sería la primera vez para ambos.
Lucy abrió los ojos cuando él la llamó suavemente por su nombre y la besó. Ella sonrió al encontrarse con su mirada, y por lo claro que estaban sus ojos, podía decir que él había estado despierto durante bastante tiempo.
—Buenos días, mi amor —saludó Lucy, y Tom sonrió.