La segunda familia fue muy acogedora tanto con Nate como con Cia, a pesar de su repentina llegada a tan altas horas de la noche. Estaba bastante claro que eran forasteros, pero aún así los saludaron con sonrisas y saludos. A medida que los escoltaban por el área interna del castillo, más y más ojos de los que vivían dentro se posaban en ellos.
—Esto es genial. —Nate sonrió mientras devolvía el saludo. Se sentía menos como un acompañante que había estado presente y más como un héroe que acababa de matar a un gran monstruo que amenazaba a la población.
—¡Urgh! ¡Eres tan predecible! Sabes que estar desesperado no te ayudará a conseguir novia. Nosotras las chicas podemos sentir ese tipo de cosas. Ser demasiado simpático solo te hace parecer pegajoso y desagradable. —Cia comentó sobre su comportamiento.