Quinn se quedó allí frente a la puerta, mirando los cadáveres. Antes de que se diera cuenta, empezó a aparecer saliva en su boca al ver la sangre. Hacía mucho tiempo que no le pasaba algo así.
—Controlate.
Antes de irse, Leo le había dado un consejo a Quinn, algo que le había funcionado a él. Una forma de controlar mejor el impulso y el hambre, la clave era usar su Qi. Cerró los ojos por unos segundos y comenzó a concentrarse.
La verdad era que Quinn quería aprender un poco más de Leo sobre el uso del Qi. El problema era que las cosas habían ido demasiado rápido como para que tuviera tiempo, pero Leo le dijo que no se preocupara. Incluso sin su ayuda, estaba en el camino correcto.
Todo lo que Quinn estaba luchando, todos los que usaban Qi antes eran iguales. Eventualmente la técnica comenzó a funcionar y su mente y cuerpo ya no pensaban en la sangre frente a él.
—Kazz, tiene que ser ella. ¿Quién más los mataría?