El grupo reanudó su marcha, siguiendo las flechas en el mapa hasta llegar a una puerta que llevaba al interior. Kalla la estudió durante unos segundos con los Ojos, asegurándose de que abrirla no activara una alarma silenciosa.
—¡Buenos dioses! —dijo Lith ante la vista del vacío salón principal del Grifo Dorado.
—Para alguien con altos estándares, te impresionas fácilmente. —Vladion miró a su alrededor, encontrando la sala tan amplia como decepcionante.
Solo había un escritorio y una silla como mobiliario. Las alfombras y cortinas llevaban el estandarte de Thrud y también las banderas colgadas en cada columna.
Representaba a un grifón danzante como el de la Familia Real, pero el de Thrud era dorado. Tenía dos pares de alas emplumadas en lugar de uno y uno de los cetros en las patas delanteras del grifón fue reemplazado por la Espada de Arthan.