—Los Ojos de Menadion son una herramienta increíble —Lith pensó mientras la nueva forma de Solus le revelaba una matriz durmiente bien escondida.
Por lo general, era imposible detectar una formación mágica inactiva sin malgastar el maná necesario para lanzar un hechizo detector de matrices y el tiempo para estudiar sus resultados.
Además, los Ojos también le mostraron a Lith los puntos focales de la formación mágica, lo que facilitaba que Lith los destruyera y desactivara la matriz con un mínimo esfuerzo.
El cilindro de adamantita y sus runas no eran una trampa. Lith y muchos miembros de la expedición ya habían encontrado bastantes de ellos.
En la época en que se construyó la ciudad, no existían amuletos dimensionales, por lo que los Urgamakkanos necesitaban los cilindros para guardar documentos importantes de forma segura y preservarlos del paso del tiempo.
—¿Qué hay dentro? —Preguntó Solus.