—Te ves horrible. ¿Cuándo fue la última vez que comiste una comida adecuada? —Kamila tomó su mano y arrastró a Lith hasta la mesa llena de comida.
—Creo que tomé una cerveza y comí algunos pinchos de carne al mismo tiempo que Mirim murió —dijo con voz culpable.
—Tu cena y su muerte no están relacionadas de ninguna manera, tonto —Lo abrazó, haciendo todo lo posible por olvidar lo cansada que estaba después de una noche sin dormir debido a que la obligaron a trabajar un triple turno.
A pesar de todo, aún encontró tiempo para regresar a casa y cambiarse a sus "ropas de la suerte", aquellas que llevaba en su primera cita, con la esperanza de animarlo.
—Estás en casa ahora y eso es todo lo que importa. Bienvenido de vuelta —Kamila dijo mientras lo besaba de nuevo.
—Gracias —Lith sabía que sonaba como un disco rayado, pero su cerebro se negaba a funcionar correctamente.