—Maestro Faluel, por favor, lleve a las chicas a casa. Voy a dar un paseo. —dijo Lith.
—¿Qué pasa con- —Faluel teletransportó a Morok de vuelta a la guarida de Ajatar mientras el Tirano seguía hablando con Quylla.
—-una cita?
—Estoy halagado por tus sentimientos, pero soy tu maestro. Hablaremos de esto una vez que tu aprendizaje haya terminado. —Ajatar se murió de risa mientras guardaba ese momento en un dispositivo de grabación.
—Como si fuera a invitar a salir a un trasero escamoso como tú. ¿Para qué sirve ese dispositivo?
—Material de chantaje. —El Dragón siguió riendo durante algunos minutos.
—Solus tiene razón. Entrenar sin parar puede dejarte expuesto a un ataque. —El jadeo de Faluel volvió lentamente a una respiración normal mientras su núcleo violeta absorbía energía mundial de su entorno.
—Una vez que llegue a casa, no tendré suficiente tranquilidad para entrenar. No te preocupes, descansaré bastante. —Lith respondió.