—¿Cómo está nuestro paciente? —Preguntó Friya mientras se secaba el sudor.
—Malhumorado, grosero y llorón. —Respondió Quylla.
—De vuelta a la normalidad, entonces. Su actitud amable durante los últimos días me asustó. ¿Te importaría salir un rato? Podría usar tu ayuda. —Friya olió el delicioso aroma de la sopa, lo que hizo que le rugiera el estómago.
Sin embargo, su tiempo para entrenar estaba casi terminado y pronto sería su turno de cuidar a Nalrond. El almuerzo podría esperar unos minutos más. Quylla asintió, saliendo de la casa y entrando en los Pasos de Distorsión que los llevaban a su área secreta de entrenamiento.
Después de usar el hechizo de Restauración para evitar que el corredor dimensional se abriera de nuevo y una matriz de Detección de Vida para asegurarse de que nadie estaba cerca, finalmente pudieron relajarse.
—¿Qué pasa? —Preguntó Quylla.