Kilian estaba al tanto de la lucha política que estaba teniendo lugar dentro del nivel más alto del ejército. Después de que Marth hubiera creado una cura con la ayuda de Lith, el miedo a la infección había sido reemplazado por ambiciones personales y sueños de conquista.
A diferencia de Lith, sin embargo, Kilian sabía que aún había una luz al final del túnel. Varegrave era uno de los hombres más leales que el Rey tenía, por lo que si su decisión final era destruirlo todo, Varegrave obedecería, no dejando piedra sobre piedra.
Los generales y estrategas podían despotricar todo lo que quisieran, la última palabra sobre el asunto recaía únicamente en el Rey. A pesar de eso, la presión sobre él debía ser enorme, al igual que la que la Asociación de Magos estaba destinada a ejercer sobre la Reina por el mismo asunto.
Para Kilian era fácil imaginar lo que estaba pasando en ese momento en el palacio real.