—No te arrepentirás de tu elección, Lith. —El profesor Marth palmeó su espalda, con una expresión orgullosa en su rostro.
—Cuando te gradúes, descubrirás que los magos de rango A, como tú y yo, son valorados casi tanto como el rango S, si no más. —Se rió.
—¿Qué? ¿Por qué? —Lith no sabía si considerarlo una buena o mala noticia.
—Porque como has visto, genios como Manohar no solo son brillantes. También son caprichosos, inconstantes e impredecibles. Puede que no seamos tan productivos, pero somos mucho más equilibrados y fáciles de manejar.
***
Después del accidente en el salón de entrenamiento, el profesor Rudd había perdido gran parte de su maldad. Ahora respondía cuando alguien le pedía explicaciones, y cada vez que veía a Quylla o Lith, suspiraba profundamente y meneaba la cabeza.