—Si se atreve a lastimarla después de que yo renuncié a ella. Yo... lo cortaré en pedazos. No hay necesidad de que viva en la calle después de conseguir lo que quiero, yo ... directamente le presentaría su cabeza a ella ... —murmuró Vernon.
A medida que seguía imaginando el abuso en su cabeza, su mirada naturalmente se oscurecía y se llenaba de sed de sangre. Pero pronto sacudió la cabeza porque pensó que esa idea era absurda.
—No, ¿qué tipo de idea me está plagando la mente? ¿Por qué perdería mi tiempo tratando de hacer algo tan peligroso solo por una mujer que me dejó? —se preguntó Vernon. También se encontró ridículo por ser tan nervioso, queriendo matar a su hermano mayor por ella.
Pero no pudo mentir que la idea peligrosa en su cabeza era tan fuerte y real que bien podría hacerse realidad si su hermano mayor realmente la maltrataba.