Me levanto como todas las mañana y me preparo para ir a trabajar, salgo y como siempre me toca tomar el camión lleno, no hay problema con que este a tiempo en el trabajo, así pasa cuando vives en una ciudad tan poblada como lo es Monterrey.
Llego al trabajo y como siempre hay esta mi amiga Andrea que es la que me alegra el turno.
Me escuchare intensa, pero solo por ella aguanto el trabajar aquí, ella hace que mis turnos sean un poco más llevaderos y me saca una sonrisa cuando estoy estresada con sus ocurrencias.
Pensando posititvamente empiezo a trabajar y la primer persona con la que hablo me contesta mal, es un hombre que está molesto porque su factura se elevo al doble de lo que el pagaba, amablemente le pido su número de cliente. Y checo su historial de sus llamadas y su línea de Internet y descubro que tiene llamadas telefónicas a otro país que es lo que le está generando cobro adicional por cada una de estas llamadas, a lo que enojado me contesta que el no ha hecho esas llamadas, le explico la hora en que se realizaron las llamadas. Y me menciona que tal vez su hija a hecho esas llamadas sin su consentimiento y me cuelga molestó.
En algunas ocasiones llaman clientes molestos y yo trato de contestar lo más amable posible ya estoy acostumbrada, lo único bueno es que esta vez no siguió gritandome por teléfono como es en la mayoría de los casos.
Se llega la hora de la comida y mi amiga Andrea y yo nos dirigimos a la cafetería a ordenar algo. En eso me acuerdo de llamar al abuelo, ya que en la mañana los escuché toser.
- Hola cariño, contesta el abuelo.
-Hola abuelo ¿como están? ¿que tal tu mañana?
- Bien hija, como siempre
- ¿Seguro abuelo?
- Si claro, excelente (tose de repente el abuelo)
- No me mientas abuelo
- Solo es un poco de tos, no es nada por lo que preocuparse.
- Sabes que me preocupas abuelo y la abuela también
- No hay de que preocuparse, enserió Alex, ¿como va tu turno?
- Bien abuelo, en la mañana han llamado algunos clientes , pero nada mejor que un café con Andrea para liberarme del estrés.
- Que bien Alex.
- ¿ No has visto a Paco?
- No, no se ha aparecido en toda la mañana por la cocina y es raro que no halla bajado a comer.
- Cuando llege lo busco, tal vez anda de novio con alguna gata y por eso no se ha aparecido.
- Puede ser.
- OK abuelo, nos vemos más tarde en la casa.
- Adiós cariño, cuídate.
Le cuelgo al abuelo y sigo platicando con Andrea hasta que toca que subamos a la oficina a seguir trabajando.
Al finalizar el turno me dirijo de nuevo a casa como siempre, tomo el camión, y al llegar me recibe el abuelo que ha hecho la comida.
Esto me extraña ya que la abuela es la que siempre cocina.
Me dirijo hacia su cuarto y le pregunto si se siente bien.
- Si cariño, solo me duele la cabeza.
- ¿Tal vez es un resfriado?, digo dudando
- Si eso debe ser.
Entra el abuela y nos dice:
-Ya he servido la comida.
Nos dirigimos a la cocina los tres, y platicamos viendo las noticias.
La conductora del noticiero empieza a hablar del virus nuevo. Este se ha empezado a esparcir a otros países y ya se ha considerado una pandemia.
Y enseguida se anuncian algunas restricciones que se empezarán a hacer el día de mañana para prevenir que el virus siga esparciendo.
Entre estas el uso de cubrebocas, lavarse las manos constantemente no visitar lugares concurridos, evitar reuniones, y uso de desinfectante, entre otras recomendaciones, además de los síntomas.
Miro preocupada a los abuelos, ya que tienen tos, pero me calman diciendo que es solo un resfriado y que mañana irán al médico.
En eso me manda un mensaje mi amiga Andrea:
- Haz visto las noticias
- Si, las he visto.
- ¿Asistiras mañana a la fiesta?
- No lo se, el abuelo y la abuela irán al médico mañana.
- ¿Qué pasa? ¿tu abuelo se siente mal de nuevo?
- Ambos traen tos, me dicen que no me preocupe, pero no estoy segura de ir mañana.
- Anímate, solo será un rato además mañana irán al médico, ya con el medicamento se sentirán mejor, a todo esto ¿encontraste a Paco?
- Cierto, lo había olvidado.
Me levanto de la mesa y me dirijo a mi habitación a buscarlo y no lo encuentro, me dirijo hacia la ventana, y escucho que al pasar de debajo de la mañana, me gruñe. Me quedo asustada porque nunca me había gruñido así de la nada.
Me asomo debajo de la cama y está en el rincón y sigue gruñendo.
Intento sacarlo pero este solo corre para otro lado debajo de la cama molesto.Tal vez esta lastimado por la caída del techo de ayer.
Busco alguna veterinaria en Internet pero ya están cerradas todas. Mañana pediré permiso en el trabajo para ir al veterinario y que lo revisen.
Regreso a la cocina y sigo comiendo, cuando termino ayudo a lavar los platos. Y me dirijo a darme un baño para dormir.
Ya estando en mi cama bañada rápidamente me quedo dormida. Aunque me sigue preocupando mi gato, se la pasado quejándose en la madrugada debajo de mi cama. Es raro porque en las noches aprovecha para salir a hacer su peleas clandestinas con otros gatos callejeros.