Jeslyn se detuvo para mirar hacia atrás, preguntándose por qué él no la perseguía. A estas alturas, debía saber que no estaba en su habitación. En ese momento, sintió que algo iba mal. Su instinto le decía que volviera a la casa, pero no quería regresar, así que ignoró su instinto y siguió avanzando hacia las montañas.
Las podía ver justo en frente de ella. En menos de diez minutos, estaría al pie de las montañas, pensó.
Fiel a sus pensamientos, menos de diez minutos después, Jeslyn estaba de pie al pie de la montaña. No era una montaña muy alta y podía escalarla porque había escaleras talladas en ella.
El estómago de Jeslyn le dolía y no tenía idea de por qué. Al principio, pensó que debía haber sido porque tenía hambre, pero el hambre no causa dolores agudos, ¿verdad?