—Al darse cuenta de que se había perdido, se golpeó suavemente la cabeza antes de sonreír de nuevo. —Señor, ¿puedo regresar a mi país?—dijo.
—Al ver que su rostro cambiaba, ella inmediatamente soltó su mano y agitó su mano frente a su rostro apresuradamente. —No, no estoy diciendo que quiero divorciarme. Quiero decir, eh, este país no es para personas como yo. Quiero regresar a mi país, pero aún puedo ser su esposa y cuando sea el momento de divorciarnos, puede enviarme los papeles de divorcio y yo...—dijo.
—No.—dijo su voz fría y severa.
—¿Eh?—dijo, sorprendida por su respuesta. ¿Qué quería decir con no?
—Señorita, ¿tiene problemas arriba?—preguntó, señalando su cabeza.
Jeslyn sacudió la cabeza por reflejo.
—Entonces, ¿no ha olvidado mi condición para aceptar el trato?—preguntó.
—Eh, dijiste que era para un mocoso y...—dijo Jeslyn.
—Ese mocoso no puede salir de este país, lo que significa que tendrás que quedarte aquí.—dijo.