Está Ishtar medio dormida en el sillón, con Duque y Conde dormidos a sus pies; Andrés dormido en el otro sillón, no ha querido dejarla sola, a pesar de que le ha dicho que se puede ir a descansar sin preocuparse por ella. Pasa por mucho de la media noche.
Suena el teléfono móvil de Ishtar, ella despierta de inmediato y responde, sin ver la pantalla – ¿Sandro?
Lalo con la voz ronca, pero tranquila –no, pero ya lo encontré
Ish despierta por completo casi en un grito, sobresaltando a Andrés – ¡Lalo! ¿Dónde está? ¿Está bien?
Lalo –sí, está detenido, semi consciente por lo borracho; ya fue Juan y otros a sacarlo, sí lo dejan salir… lo llevan a tu casa
Ish que respira aliviada, con las mil preguntas en la cabeza – sabes ¿qué pasó?
Lalo – al parecer después de que se fue Pancho del bar, se encuentro a otros amigos y se puso mala copa; quiso pelearse –"el no pelea" piensa Ish– y luego irse y lo detuvieron por disturbios en vía pública y manejar borracho -Ish tensa la mandíbula- tranquila, el punto es que está bien, solo que tal vez pase la noche detenido
Ish – si, eso me alivia, pero no estaré tranquila hasta verlo. ¿En qué delegación está?
Lalo – no sé, la esposa de Juan fue quien le aviso, ella se enteró por Ca… -hace una pausa, arrepintiéndose de lo que estaba por decir- otra persona
Ish con tono suave y dubitativo– ibas a decir Casandra –Lalo hace silencio- ¿cómo se enteró ella? ¿Estaban juntos?
Lalo – Ishtar, no sé qué decir, no lo sé, deberás preguntarle a él
Ish con voz temblorosa – Lalo, crees que…
Lalo –Sandro te ama y está loco por ti. Nunca creí hablar contigo de esto… ni así
Ish – todo era diferente cuando nos conocimos
Lalo – todos hemos avanzado y crecido; estaremos bien. Tus eres su mujer ahora, no te preocupes
Ish – gracias.
Lalo – descansa – Cuelgan.
Andrés, levantándose del sillón – ¿está bien?
Ish – dice que está detenido por briago
Andrés – deberías ir a dormir, dudo que lo saquen hoy.
Ish – ve a descansar. Hay que trabajar mañana
Andrés se levanta para irse – tú también ve a la cama
Ish – si, si – se levanta siendo seguida por los perros – hey, ustedes ahí quietos; se detienen en seco con las orejas bajas y se regresan a donde estaban, para dormir. Ishtar, se va a su habitación, a esperar noticias. Se acuesta abrazada a la almohada de él.
Seis de la mañana, despierta Ish, sobresaltada, busca con la mirada a Sandro, se levanta aun con los Jeans, lo busca por la casa, revisa su celular, se asoma en el garaje, nada, no está ni hay señales de Sandro. Traga saliva, preocupada. Regresa a la habitación. Sin muchas ganas de arreglarse escoge unos pantalones de mezclilla oscuros, bléiser y una blusa a juego, botín, maquillaje más sutil que el de diario pero labios rojos y el cabello recogido en alto. Sus lentes oscuros que no faltan; y ayudaran ese día a ocultar las ojeras que la puedan delatar. Para esa hora ya ha salido el sol y escucha el auto de Andrés, cuando sale de casa.
Un poco más tarde saca el auto del garaje, cuando ve que llega el auto de Juan con Sandro. Ambos se estacionan afuera de la casa, ella regresa para abrir la puerta y recibirlos.
Juan baja del auto, lleva cara de desvelo y sin mucho ánimo – buen día; te he traído a Sandro
Ish le sonríe obligadamente – gracias ¿dónde lo has encontrado?
Juan – en el corral, le avisaron a mi mujer. Pero no pudo salir hasta hoy; y su auto está en el corralón. Lo tendrá que sacar luego –le da unos papeles, se baja Sandro con mucha dificultad del auto con muy mala cara, golpeado y agotado– ¡necesita un buen baño!
Ishtar lo ve y con susto exclama – ¡Dios! Sandro ¿¡Qué te paso!?
Juan dirige una mirada dura a Sandro – se peleó en el bar, es lo que me contaron; estaba metido en una gran pelea y luego se zafo y quiso huir en el auto, la policía iba en camino y lo atrapo pasándose unos semáforos y casi choca con un poste.
Sandro– nimiedades… ¡perdóname! Ishtar
Ish no contiene todas las lágrimas y lo abraza fuertemente– entra, luego hablamos
Juan– yo me retiro, tengo cosas que hacer
Sandro – gracias, te veo luego
Juan – será mejor que hoy te quedes a descansar
Ish – gracias Juan
Juan subiéndose al auto – cualquier cosa, me llaman
Ish con la mano lo despide y entra a casa con Sandro – ¿porque no te vas a dar un baño?
Sandro la observa sorprendido – perdón por no haberte avisado, no tenía batería
Ish observa el teléfono móvil que saca Sandro de la bolsa y luego lo mira a los ojos sin poder contener las lágrimas de la noche anterior – estaba muy preocupada –él la abraza; ella deja fluir todas las lágrimas- estuve llamando, buscándote, después de esa amenaza… -hace una pausa, con una mueca de dolor, ahogando todas las malas ideas- pensé lo peor
Sandro intentando tranquilizarla le dice– pero ya estoy aquí, estoy bien
Ish – ¿qué ocurrió?