Ishtar aun aferrada a él, negándose a soltarse, a pesar de la escena, explica –Te lo estoy contando ahora. Y te aseguro no pasó nada más. No podía actuar diferente con él, trabajo es trabajo, la diplomacia ante todo… y más en ese momento que su amigo está en el hospital. –Se justifica, con voz suave, intentando calmar la situación–
Sandro –¡¡Diplomacia mis…!! –Calla la palabrota, al ver los ojos abiertos como platos de Ishtar– Debiste contármelo antes, le hubiera roto la cara, más que merecido lo tiene. Donde vuelva a acercarse a ti… –Aprieta los ojos–
Amenaza sin concluir la frase; observa de nuevo los ojos y gestos de Ish, que no se ha movido del lugar como si estuviera petrificada; se acerca a ella, la abraza y besa, intentando olvidar todo lo ocurrido, en su mente solo piensa en golpearlo a él y tomar a esa mujer que tiene entre sus brazos, hacerla suya y demostrárselo al mundo entero.
Ishtar – Sandro, ¡cálmate! no pasara nada que te estés imaginando; nunca te traicionare y tampoco te dejaré –acariciándole el rostro, haciendo que fije sus ojos en ella– te lo prometo.
Terminan en la habitación de un hotel, para quedarse esa noche y cambiar la rutina como habían quedado antes. Desbordando pasión y amor envueltos en un abrazo profundo lleno de besos candentes y sensuales caricias; que los estremecen y sellan los sentimientos y las emociones que los unen.
Se quedan esa noche en el hotel y al día siguiente salen temprano de regreso a su casa, por el trabajo que ambos tienen pendiente.
Más felices y unidos después de haber resuelto la diferencia; aunque con la idea en mente de que Jarrett se pueda entrometer en sus vidas. Ambos saben que él ha llegado a perturbar sus vidas que aún no están en calma; los problemas que les ha causado la separación de Sandro y luego su repentina relación a dado mucho de qué hablar en todos los círculos sociales en que ambos se desenvuelven. No han faltado las personas que apoyan a Sandro y los que le han dado la espalda. Los que critican e intrigan sobre que Ishtar es la manzana de discordia. Y los que apoyan su relación que son muy pocos.
Terminan la semana, trabajando y preparando la última audiencia sobre la guarda y custodia definitiva de Altaír y Etzel; audiencia importante y definitiva para que los niños se queden con su padre. Ishtar y su equipo Hannah, Pedro y Josué; trabajan en ello así como en preparar a los testigos para que no caigan en contradicciones ni en cualquier treta de los contrarios. Trabajan hasta tarde en ello hasta tener todo controlado y calculado.
Cuando Ishtar llega a casa los niños están dormidos y Sandro está en el jardín esperando paciente a que ella llegue, trabajando en la computadora, la cual cierra al momento en que la ve entrar, recibiéndola con una sonrisa nerviosa.
Sandro – Hola
Ishtar – Hola ¿Qué haces? –Caminando hacia él; que la recibe con un beso en los labios y ella lo contesta sentándose en sus piernas–
Sandro – trabajaba un poco, mientras te espero
Ishtar -espero que me esperes para ir a dormir y no para saber cómo va tu asunto
Sandro, suspira, mientras juguetea con las manos y el cabello de ella– no puedo mentir, me estresa la espera de la audiencia. Pero dormir contigo es mi mejor terapia –sonriendo antes de besarla, acariciándole las piernas subiéndole la falda lentamente. –
Ishtar, suelta un suave gemido– vamos entonces, que necesitó relajarme, hoy fue un día estresante y cansado –besándolo más lento y profundo; desabotonándole la camisa. Se separa de él, para levantarse y tomándolo de la mano lo lleva adentro. – ¿un baño?
Sandro – después, vamos a tu habitación –le dice al oído seguido de unos besos– en el oído y cuello.
Ishtar le sonríe y lo lleva a su habitación, enredando sus brazos en el cuello de él, envolviéndose en un profundo y pasional beso; el levantándole la falda y haciendo que ella suba sus piernas enredándolas a la cintura; golpeándose contra la pared, comienzan a despojarse de la ropa sin dejar las caricias candentes que los atrapa.
Desnudos se tumban en la cama, con tiernas caricias y pequeños besos que llenan sus pieles erizadas y ardientes. Envueltos en las sabanas, gozando de su amor, olvidando la pesadez de su día, llenando el momento con la profunda intimidad y cercanía; transmitiéndose ese calor, cariño y sublime amor por los poros, en el contacto de sus miradas y en los besos desbordados de la pasión.
Cómplices en el momento en sus vidas, felices juntos, duermen tranquilos abrazados, rodeados de paz y tranquilidad, por estar el uno con el otro.