Perspectiva: Agis.
Patet, Mercurak 22 de Febriarius del 1572.
Acompañado de Leila y Leonora, camino por las concurridas calles de la ciudad; el día de hoy estamos de compras en la zona comercial, ya que últimamente hemos ganado bastante dinero, se decidió adquirir Artefactos y Objetos Mágicos que nos serán de utilidad en las misiones como una estufa, ducha y baño portátiles, así como también una carpa, sabanas y colchones de mejor calidad, pues los que tenemos actualmente son muy rústicos. La zona comercial es diferente al mercado, este lugar está lleno de locales muy llamativos donde venden toda clase de cosas como: Pociones, Pergaminos de Hechizo, armas, armaduras, entre otros; si tuviera que compararlo con algo, diría que es muy similar a un centro comercial, o esos barrios atestados de tiendas con anuncios por todos lados.
- Agis, no crees que ese local vende buenos Objetos Mágicos, – habla Leonora mientras señala una tienda – o tal vez el de allá, estoy segura que encontraremos lo que buscamos.
- Está bien, vamos. – le respondo con resignación.
Ya han pasado poco más de 4 meses desde que me convertí en el "amo" de Leonora; en este corto periodo de tiempo, hemos forjado una buena amistad y nos apoyamos mutuamente. Yo le enseño algunos hechizos y le ayudo en sus entrenamientos de artes marciales, magia y armas; por su parte, ella me explica cómo realizar diversos Encantamientos y Círculos Mágicos; aunque no lo parezca, la raza Gelum es muy hábil en estas técnicas, ya que las utilizan para aplicar múltiples efectos al agua y hielo mágico que producen de sus cuerpos; de hecho, su habilidad Escritura Mágica, le permite dibujar con notable facilidad los encantamientos y Círculos Mágicos; así mismo, es muy buena Alquimista, es capaz de crear pociones, píldoras y ungüentos con toda clase de efectos. Leonora constantemente alaba mi talento y velocidad de aprendizaje, esto se debe a que, actualmente, ya la supero en algunos aspectos; según ella, soy el humano más sobresaliente que ha visto. Supongo que sus palabras son exageraciones, o simplemente, no ha conocido muchos humanos que digamos.
Esta relación de simbiosis que hemos desarrollado es excelente, económicamente hablando, he ahorrado una increíble cantidad de dinero en la compra de pociones, Objetos Mágicos y sobre todo, flechas. Con su hielo mágico, Leonora crea flechas que son tan ligeras como la madera y resistentes como el acero; adicionalmente, puede encantarlas con efectos como [Congelación], [Explosión], [Veneno] y muchos otros. Increíblemente, el hielo que producen las Gelum no se derrite fácilmente; durante un entrenamiento, le lancé una [Bola de Fuego] potenciada al máximo, sin embargo, el hielo no se derritió; según ella, esto se debe a que posee cualidades mágicas especiales que no se pueden reproducir. A sus ojos, es una especie de poder divino, la prueba de que los Dioses existen, pues Leonora, es una mujer extremadamente religiosa. Otro punto a destacar, es su gran desempeño en las misiones; gracias a ella, no tenemos ninguna dificultad para completar cualquier encargo; sin duda, se ha convertido en un importante miembro del equipo, y por supuesto, una gran compañera.
Conviviendo tantos años con Leila, pensaba que las Gelum eran retraídas y poco sociables, pero Leonora es todo lo contrario; es muy extrovertida y sumamente habladora. Cuando inicia una conversación, debo decirle que se detenga, ya que podría continuar durante horas; en esencia, es una mujer amable, educada, inteligente, astuta, orgullosa, digna y poderosa. Desafortunadamente, no todo es leche y miel, puesto que Leonora tiene algunos defectos de personalidad. Justo como había intuido, es una busca pleitos fanática de las batallas, se enfurece rápidamente, y no duda en recurrir a la violencia para solucionar sus problemas; es extremadamente egocéntrica y soberbia, no acepta que está equivocada, por lo que para terminar una pelea o discusión, solo hay que decir que ella es mejor y que tiene la razón, de lo contrario, va a insistir con ello hasta el fin de los tiempos; también tiene ideas preconcebidas y muy arraigadas sobre diversos aspectos de la vida y el mundo, como resultado, es intolerante, obstinada y extremadamente conservadora; no desea el cambio, detesta las cosas extrañas y desconocidas, odia todo invento que tenga la más mínima relación con los "Extranjeros", apoya a muerte la esclavitud, defiende a capa y espada todas las leyes promovidas por el gobierno, y no permite que se hable mal de los nobles y burgueses; finalmente, es una persona de gustos muy finos, constantemente se queja de lo mal que viven los humanos, y aborrece las cosas baratas, dicho de otro modo, solo valora los objetos que cuesten 1 Real como mínimo.
Un detalle particular sobre Leonora, es que rara vez habla sobre su familia, infancia o cualquier aspecto relacionado con su vida personal, de hecho, le molesta mucho que le pregunten sobre eso; no creo que esté ocultando "oscuros secretos", y tampoco es que me encuentre muy interesado en lo que hace o deja de hacer; probablemente, debe tener circunstancias muy especiales, no confía del todo en nosotros, o simplemente, no desea que la veamos de forma diferente al conocer su pasado. Sea cual sea la razón, es solo cuestión de tiempo para que lo haga, estoy seguro de eso, de lo contrario, no sería tan abierta y parlanchina.
En el momento que aceptó ser mi "esclava", pensaba que trataría de tomar ventaja pidiendo alguna cosa absurda como parte del trato; no obstante, hasta el momento, no ha querido decirme que es lo que desea que haga por ella, solo se limita a prestarme su ayuda. Por mi parte, procuro ser amable y respetuoso, al fin y al cabo, es una buena persona con la cual estoy, de cierta manera, en deuda por todo lo que ha hecho por mí; por ello, cumpliré a cabalidad cualquier cosa que me exija, siempre y cuando esté dentro de mis capacidades.
En general, la convivencia con Leonora es buena y estable, sin embargo, Leila tiene cierto recelo contra ella, parece que la considera una intrusa, o tal vez, ¿una enemiga? A menudo las escucho discutir por cosas insignificantes; todavía no entiendo el porqué de esta rivalidad, pero supongo que su relación mejorará del mismo modo en que sucedió con Katherine; no me preocupo mientras no se peleen ni armen alboroto, además, ambas son mujeres adultas y deben resolver sus diferencias de forma racional con el diálogo; esto es algo que solo ellas pueden hacer, a lo mucho, obraría como mediador y nada más, no quiero meter mis narices donde no debo.
Dentro de la tienda señalada por Leonora, venden diversos Objetos Mágicos y Encantados, no obstante, los precios son elevados, el más económico cuesta 5 Reales.
- Leonora, ¿no crees que este lugar es un poco caro? – le pregunto con inquietud.
- A mí me parece bastante barato, además, la calidad cuesta, no querrás que las cosas que compremos se dañen en poco tiempo, ¿verdad? – habla en tono serio.
- Ha… – suspiro – entonces compremos solo la estufa, no creo que me alcance para otra cosa. – hablo con tristeza.
- No te preocupes Agis, te ayudare a pagar; después de todo, fui yo la que elegí venir a este lugar. – habla con seguridad.
- Gracias. – le respondo animado.
Otro detalle que había olvidado mencionar sobre Leonora, es que está envuelta en el misterio, esto se debe a que su [Almacenamiento] contiene ropa muy lujosa, armas costosas, armaduras de excelente calidad, grandes cantidades de dinero, y un montón de Artefactos Mágicos. Una vez le pregunté por qué tenía todas esas cosas, pero me respondió diciendo: "fueron regalos", ¿de quién? Nunca me lo ha dicho, lo que me hace pensar que ella debe ser la hija de un noble o algún burgués muy rico, pues he visto varias Blancas en su monedero, además, eso explica su gusto por los artículos caros; en verdad, todavía no entiendo por qué decidió ser una esclava si tiene tanto dinero y poder.
Habiendo conseguido todo lo necesario, salimos de la tienda. En una esquina de la calle, veo a un hada vendiendo periódicos, me acerco y compro uno; pasando las paginas, encuentro un llamativo encabezado que dice: "SANTA DE LA CURACION SALVA UNA VILLA", también hay una foto a todo color de mi amiga Katherine Berdún vistiendo un ostentoso habito, portando un bello cetro y asumiendo una pose triunfante; sin duda, inspira excelencia y elegancia. Su cabello plateado la hace ver como un ángel, da la sensación de ser alguien inalcanzable, sin mencionar que se ha convertido en una chica muy linda. Desde que se fue de la villa, este es el único medio que tengo para saber algo sobre ella, sus padres se mudaron hace mucho tiempo a la capital, por lo que he perdido todo contacto y relación con ella; cuando comenzó a aparecer en los periódicos, me volví un comprador recurrente. Es increíble lo lejos que ha llegado, sabía que se volvería alguien importante, pero nunca imaginé que fuera a tal grado; en verdad, es muy satisfactorio ver que tus amigos son exitosos, y aunque suene tonto, puedo presumir de ello.
- Agis, ¿te gusta la Santa de la Curación? Solo compras el periódico para verla. – me pregunta Leonora con expectación.
- Me parece una mujer muy bonita, pero lo hago más que todo por saber que ha sido de ella. Verás, – le explico – nosotros somos amigos desde niños, ¿verdad Leila?
- Sí, Mi Señor y yo la conocimos en la escuela, – Leila responde – todos nacimos en Villa Limes.
- Oh, así que Agis tiene esa clase de contactos. – habla Leonora con tono de sorpresa.
- Yo no diría eso, no la veo hace muchos años, pero es una buena anécdota, ¿no? – hablo con humildad.
- Por supuesto; muy pocos pueden decir que fueron amigos de la Santa de la Curación. – Leonora habla con confianza.
- En fin, vamos a casa. – cambio el tema.
- Sí. – Leila y Leonora responden al mismo tiempo.
Ahora que Katherine es una Santa, debe estar sumamente ocupada; a menudo me pregunto, ¿aún se acordará de mí? Yo espero que sí; no obstante, cuando dejas de ver a alguien, y entre más tiempo pase, se vuelve más difícil recordar a esa persona. Todavía me acuerdo de nuestra promesa, pienso visitarla en la capital imperial cuando me convierta en un aventurero de rango S, de esta manera, podré pararme frente a ella y verla a los ojos, después de todo, sería muy triste reencontrarnos solo para decirle que soy un fracasado o algo así. En todo caso, lo más probable, es que esa reunión nunca suceda, pues la promesa que hicimos fue circunstancial y protocolaria, nadie se va a molestar si alguna de las partes no cumple; de todas formas, voy a hacer el intento, solo así tendré la conciencia tranquila y podré cerrar el ciclo.
◇◇◇
Leonora, Leila y yo, nos encontramos cenando en la mesa de la cocina; esta noche, estamos comiendo arroz, huevos, papas fritas, pollo sudado, y avena como bebida; aunque acabo de nombrarlos como lo haría cualquier terrícola, la verdad es que, en Alfa, les llaman de forma diferente, sin mencionar que muchos de ellos, no se obtienen de la forma tradicional; por ejemplo: los huevos provienen de una Bestia Mágica llamada Lacertovo, semejante a un lagarto; el pollo, en realidad es un animal llamado Bangalluskiva, el cual, tiene la apariencia de una codorniz, más que la de un gallo; solamente le llamo "pollo" porque su sabor es similar. Dicho lo anterior, esta comida no es la mejor cena del mundo, aun así, es deliciosa y me recuerda mucho a los alimentos de la Tierra. En Alfa, no se acostumbra comer este tipo de cosas, generalmente, se consume carne de un animal similar a la vaca, pescado, y cerdo. La avena junto al pan son los platos principales, y siempre se sirven en la noche o en la mañana. Hoy, quise comer algo más, aunque la avena y el pan son medianamente ricos, al poco tiempo, el hambre vuelve; por eso, le he pedido a Leila que prepare otras cosas.
En un principio, un factor que me preocupó bastante, fue la alimentación; pensaba que al encontrarme en otro mundo, la comida tendría un sabor y apariencia extraña; sin embargo, debo decir que las diferencias no son tan grandes. En términos generales, la comida de Alfa es bastante similar a la de la Tierra; si tuviera que señalar una diferencia, sería que, a primera vista, los alimentos parecen crudos y poseen un aspecto que te hace preguntarte si en verdad son comestibles; no obstante, su sabor es muy bueno, tienen una excelente textura, agregando que son mucho más saludables y 100% naturales. Para mi sorpresa, la persona promedio de Alfa, se alimenta muy bien y tiene una gran variedad de platos para elegir; el único problema que le veo, es la falta de condimentos, salsas y otros complementos; así mismo, el nombre y la forma de cocinar muchas frutas, vegetales, y demás víveres, es completamente diferente; adicionalmente, tienen unas características bastante excéntricas; por ejemplo, en la Tierra, lo que se conoce normalmente como zanahoria, en Alfa, se les llaman Tafilinos, son de color morado y su tamaño es el doble de lo habitual; no se pueden consumir crudas, para cocinarlas, se deben hervir en agua, luego se pican en trocitos y de nuevo se vuelven a hervir, para que finalmente se agreguen a la sopa, o al plato que se esté realizando.
- ¿Qué ocurre Leonora? – le pregunto al ver que no toca su plato.
- ¿Esta comida fue hecha en esa herramienta maldita? – señala la estufa de carbón.
- Si, ¿hay algún problema? – habla Leila en tono severo.
- Mujer, ¿quieres envenenarme? ¡No comeré esto! – Leonora alza la voz.
Volvió a empezar, esto se repite cada vez que Leila se niega a recibir la ayuda de Leonora para cocinar; normalmente, soy yo el que activa los Artefactos y Objetos Mágicos para que Leila haga la cena, pero esta vez estaba ocupado en otros asuntos.
- Tranquila Leonora, no tiene nada de malo. – le hablo en tono calmado.
- ¡Agis! No se trata de eso, ¿no lo entiendes? Estamos utilizando las herramientas que usaron los Extranjeros, ¡esos bastardos que intentan destruir nuestro mundo! – Leonora me responde muy molesta.
- … – me quedo en silencio.
Si por casualidad se entera que yo soy uno de ellos, ¿Qué es lo que haría? Seguramente intentaría matarme.
- Para evitar estas cosas es que compré la estufa y las Piedras Mágicas, ya no soporto ver esos aparatos.
- Mi Señor se esforzó mucho para conseguirlos, deberías ser más respetuosa, – Leila interviene – ¿Quién te crees? ¿una princesa? ¿la Emperatriz? Estamos viviendo bajo las órdenes de Mi Señor, si él dice que está bien, entonces así debe ser.
- ¡Tú! – golpea la mesa con fuerza – No intervengas, los siervos no deben hablar antes que su señor.
- Cálmense, – hablo con nervios – Leonora, no tienes que enfurecerte, te acompañare a cenar en un restaurante, dame el plato y no discutamos más.
- [Arte Simple: Desintegrar] – al instante la comida se convierte en polvo – Esta comida es la que se le debe dar a las bestias y esclavos, no es algo que personas como nosotros debemos comer.
- ¡Leonora! – hablo con sorpresa – te dije que no lo volvieras hacer.
- Deja que tu sierva lave los platos, vamos a cenar comida de verdad, yo invito. – lo dice mientras se pone de pie y se dirige a la puerta.
- Ha, – suspiro una vez más – lo siento Leila, encárgate del resto.
- Sí, Mi Señor.
- ¡Oye! Utiliza la piedra de Purificación, esos platos están contaminados, ¿entiendes?
- … – Leila la ignora.
- [Arte Especial: Purificación] – lanzo el hechizo sobre los platos antes de que Leonora pierda los estribos por completo – ¿estás contenta? Mejor vámonos.
Justo ahora, recuerdo las palabras de Celso: "es difícil lidiar con las Gelum"; cuando lo escuché, pensé que estaba bromeando, pero ahora sé que hablaba en serio. Seguir la corriente es todo lo que puedo hacer, ya que Leonora es reconocida como una persona, por tanto, tiene todas las ventajas legales de una Gelum; si intentara detenerla por la fuerza, tendría que tocarla, lo cual es una falta grave para esta raza, solo puedo hacerlo con su consentimiento; aunque podría usar magia, no quiero llegar tan lejos, así que solo puedo tratar de calmarla y apelar a su razón.
- Agis, lo siento. – Leonora me habla apenada.
- No te preocupes, solo te pido que seas un poquito más tolerante, ¿te parece? – le respondo con sencillez.
Al cabo de un tiempo de caminata, por fin Leonora se calma; decirle que la acompañare a cenar a algún lado, es la mejor estrategia que tengo para que las cosas no se salgan de proporción; ella siempre acepta todas mis invitaciones y, extrañamente, se vuelve muy sumisa y un poco melosa cuando estamos solos.
- Lo intentaré, pero no creo que pueda. – me responde con sinceridad.
- ¿Por qué?
- Es que… – parece reticente – mi mamá y hermana mayor fueron asesinadas por un Extranjero.
- Ah, lo siento, no tienes que hablar sobre eso. – le hablo en tono triste.
- No, está bien, te lo diré, pero no debes contarle esto a nadie, ¿de acuerdo?
- Está bien.
- A mi mamá y hermana les gustaba salir a cazar monstruos, – habla con tono casual – lo hacían 1 vez al mes, yo también las acompañaba de vez en cuando; y después de unos años, se convirtió en una especie de costumbre familiar. Cuando tenía 16, – habla con tristeza – nos encontramos a un humano portando una extraña arma, mamá se puso en guardia ya que era muy raro ver a una persona solitaria en una zona habitada por monstruos; luego escuché un sonido atronador y mamá cayó al suelo, había muerto; mi hermana y yo lo atacamos con todas nuestras fuerzas, pero era muy fuerte, solo conseguimos causarle heridas leves; mi hermana se sacrificó para que yo pudiera escapar.
- Debió ser muy duro, lo siento mucho. – me muestro afligido.
- El arma que utilizó se llamaba "Rifle de Asalto", – explica algunos detalles –los investigadores dijeron que era un invento original de ese Extranjero, diseñado para matar personas. Tiempo después, fue capturado por las fuerzas de élite, y tuve la gran suerte de matarlo con mis propias manos. – lo dice casualmente.
- Ya-ya veo… – respondo completamente impactado.
Nunca pensé que alguien pudiera recrear las armas de la Tierra, ese tipo debió ser un experto en su otra vida para lograr semejante hazaña; si a ello agregamos los dones y habilidades extrañas que seguramente tenia, indudablemente era muy fuerte; el hecho de matar una Gelum con tanta facilidad, lo confirma. No entiendo por qué los reencarnados se dedican a hacer el mal, con sus poderes, podrían vivir en paz y cómodamente sin recurrir a métodos nefastos; pero supongo que muchos de ellos debieron ser malvados desde el principio; tal vez perdieron la cordura debido al shock de reencarnar en otro mundo; probablemente no pudieron adaptarse a la forma de vida de Alfa; otros se volvieron arrogantes y codiciosos a causa de sus poderes; o simplemente, actuaron por miedo e incertidumbre; en fin, existen innumerables factores que los llevaron a realizar todas esas fechorías. Como alguien que pasa por lo mismo, puedo simpatizar con ellos hasta cierto punto, no obstante, como un habitante de Alfa, debo aceptar que los Reencarnados son un serio problema para la sociedad.
- Por eso odio a los Extranjeros, – habla con tono de furia – odio sus inventos, solo sirven para causar muerte y destrucción, simplemente deberían desaparecer.
- Entiendo, no te preocupes, – intento consolarla – evitaremos hacer uso de esos inventos, pero debes entender que Leila no tiene Unidades Mágicas, así que, la próxima vez, no te pongas así, ¿bueno?
- Si, perdóname por mostrarte esta apariencia miserable. – se disculpa de nuevo.
- Para nada, de hecho, – hablo con naturalidad – es bueno que te desahogues, ahora que somos compañeros puedes contar conmigo para lo que sea.
- Gracias… – parece nerviosa – Agis, ¿te molesta si te tomo del brazo?
- Haaa…heee, no, claro que no, jeejejejeje. – me muestro inquieto.
- Bueno…
Leonora se apodera de mi brazo izquierdo, y como es más alta, se inclina un poco para no incomodar; puedo sentir claramente sus abundantes pechos, lo cual es bastante estimulante, en verdad, son muy suaves; aunque ya tengo a Leila, no puedo negarme a estos pequeños placeres de la vida, además, Egeo me dijo que era peligroso negarse a la petición de una dama, más aún si es de otra raza, así que no estoy dispuesto a correr el riesgo de recibir una paliza. De esta manera, caminamos por varios minutos en absoluto silencio, es raro que Leonora se quede callada, pero con el tema de la muerte de sus familiares, el ambiente se ha vuelto muy lúgubre.
- Leonora… – rompo el silencio – quisiera que también intentaras llevarte bien con Leila, me gustaría que se hicieran amigas.
- No creo que eso vaya a pasar. – responde sin titubear.
- ¿Tú crees eso? – la cuestiono.
- Sí, – habla en tono serio – al principio quería forjar una buena relación con ella, como buenas hermanas de raza, pero Leila no quiere eso, así que he decidido dejar de intentarlo; no deseo perder mi dignidad para conseguir una amiga.
- Mmmm…. – me muestro abatido – Quisiera que al menos dejaran de discutir tanto.
- Ya que tú me lo estas pidiendo, voy a evitarlo tanto como pueda, pero ella también debe dejar de provocarme. – responde en tono alegre.
- Voy a decirle a Leila que se controle, ella también se pone un poco histérica a veces, jejejejejeje. – me rio de manera forzada.
- Eso es algo que no podemos evitar, somos Gelum después de todo.
- Debe ser. – lo digo casualmente.
Poco después, llegamos a un restaurante que, como es de esperarse, se ve muy lujoso; Leonora pidió platos con nombres pomposos y los comió con notable elegancia; por mi parte, solo pedí un postre sencillo y me esforcé por no parecer alguien maleducado. Cuando terminamos, realizamos un largo rodeo para regresar a casa mientras hablamos de diversos temas triviales; es bueno ver que Leonora volvió a ser la misma habladora de siempre.
◇◇◇
Patet, Maris 10 de Aprilis del 1572.
Algunas veces, leo el periódico sobre la cama para conciliar el sueño, esta noche es una de esas ocasiones; generalmente, cuando me acuesto duermo profundamente y no me levanto hasta que Leila me despierta; en este momento, se encuentra en el baño, lleva un buen rato ahí dentro, ¿tendrá problemas con las Piedras de Hechizo? Espero que no sea así. Las piedras que Leila utiliza son muy especiales, pues tienen la capacidad de reproducir los efectos de un determinado hechizo, siempre y cuando contengan cierta cantidad de Unidades Mágicas en su interior; dicho esto, solo pueden emplear algunas Artes Simples y Especiales como [Desintegrar], [Luz], [Agua], [Limpieza], [Purificación], y otras más; es necesario recargarlas diariamente para que funcionen, además, son muy costosas y difíciles de conseguir; me esforcé en obtenerlas para que Leila sea más independiente; con la presencia de Leonora, está prácticamente prohibido el uso de objetos que no usen magia, por su odio a los Extranjeros.
- Leila, ¿hay algún problema? ¿debo recargar las piedras? – pregunto mientras me acerco a la puerta del baño.
- Estoy bien, pronto voy a salir, así que le pido que por favor me espere en la cama. – habla con nervios a través de la puerta.
- De acuerdo. – le respondo casualmente.
Minutos después, Leila sale del baño completamente desnuda; al instante, mi somnolencia desaparece, de igual forma, entiendo sus intenciones y recuerdo lo que habíamos acordado hace poco menos de un año. El tiempo pasa muy rápido, antes de que me diera cuenta ya estamos en abril, o como le dicen por acá, Aprilis. Hay un asunto que tengo pendiente, lo había pospuesto varias veces debido a que siempre se presentaban inconvenientes, no es que estuviera intentando eludir mis responsabilidades, simplemente, quería estar preparado física y mentalmente, pero veo que ya es hora de la verdad, pues esta noche, Leila ha tomado la iniciativa.
- Ya ha pasado tanto sin que Mi Señor me tome; he decidido unilateralmente que ya es el momento, no puedo esperar más. – Leila habla con muchos nervios.
Rápidamente utilizo el Arte Especial [Silencio] para que nadie fuera de esta habitación pueda escucharnos.
- Ya veo… – le respondo muy inquieto – ya es hora ¿he? Perdóname por hacerte llegar hasta estos extremos.
- No importa, solo deseo que Mi Señor disfrute.
Leila no se molesta en cubrir sus partes íntimas, al contrario, parece desear que las vea; por mi parte, solo puedo quedar asombrado y excitado al apreciar su gran belleza, pues justo como había pensado, Leila posee un cuerpo esbelto y delgado, no le sobra ni le hace falta; tiene uno senos de tamaño regular bien formados; su cintura es angosta, remarcando unas curvas que acentúan su sensualidad; sus piernas largas y delicadas la hacen ver como una modelo de pasarela; aunque su rostro es bello, su inexpresividad disminuye mis impulsos, no obstante, observar su busto y entrepierna me regresa el ánimo en un instante.
Siempre cuestiono mi relación con Leila, creo que es anti natural; todavía me es difícil entender la forma en que los habitantes de este mundo expresan sus sentimientos; me siento fuera de lugar al ver a un hombre con varias esposas, más aun cuando me dicen que entre más tengas es mejor; me quedo estupefacto al escuchar a las mujeres sobre lo maravilloso que es su esposo por tener otras dos o tres amantes; aun así, debo aceptar la realidad y asumir mis responsabilidades, ya no estoy en la Tierra, Daniel Alejandro Rodríguez murió hace mucho tiempo, ahora soy Agis Jardiel, un habitante de Alfa y voy a comportarme como tal.
- Leila, eres muy bella. – expreso mis pensamientos.
- Gracias, me hace muy feliz. – me responde en tono alegre.
Lentamente, Leila camina en mi dirección, sus pasos son un poco torpes, probablemente está muy nerviosa o tal vez, intenta moverse con sensualidad, pero no lo consigue; al mismo tiempo, me desvisto rápidamente, y la miro con deleite. Se detiene justo frente a mí, y me ve a los ojos, su mirada me está diciendo que puedo hacer lo que quiera. Entendiendo sus intenciones, le doy un beso en la boca, a su vez, paseo mis manos por sus hombros, espalda, pecho y trasero; Leila me abraza y también me toca por todos lados.
- Mi Señor, yo te amo, soy toda tuya. Este cuerpo le pertenece, puede hacer lo que quiera con él. – susurra a mi oído.
- Yo también te amo. Soy muy afortunado por tenerte a mi lado, eres hermosa.
Pronuncio esas palabras con ternura mientras beso sus labios, cuello y pechos; luego nos acostamos en la cama, Leila bocarriba y yo por encima. Honestamente, no estoy seguro de amarla tanto como ella a mí, dije esas palabras para expresarle que en verdad la quiero y que es muy importante para mí. Si ella está decidida a esto, yo también debo mostrarle mi determinación y voluntad; en consecuencia, no puedo rechazarla, además sería una estupidez no aprovechar este momento, sin mencionar que le causaría un gran daño. De ahora en adelante, voy a hacer lo que esté a mi alcance para que esta relación perdure y que ella sea feliz. De esta manera, continuamos besándonos y acariciándonos hasta que noto algo extraño, ¡Leila está sonriendo con placer! Al verla realizar una expresión facial por primera vez, abro los ojos con sorpresa, y me congelo al instante.
- Leila, tu cara, ¿estás sonriendo? – hablo con incredulidad.
- Es normal que lo haga, Mi Señor me está dando mucho amor. – lo dice con picardía mientras su rostro se pone rojo.
- ¿Estabas fingiendo todo este tiempo? – le pregunto impactado.
- No, solo puedo hacerlo cuando Mi Señor me toca. – lo dice con pena en su rostro.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? – la interrogo.
- Quería sorprenderte, que fuera algo especial, deseo que solo Mi Señor vea mi sonrisa; – sonríe con felicidad – si está molesto, estoy dispuesta a recibir su castigo, pero por ahora… – habla con vergüenza – permítame complacerlo, he esperado este momento por mucho tiempo.
- Está bien… – le sonrío y nuevamente le doy un beso en la boca.
La sorpresa mermó mi pasión, pero rápidamente me adapto al rostro expresivo de Leila y recupero mi libido; además, verla hacer toda clase de gestos de gozo y felicidad, me enciende aún más.
Leila y yo nos perdimos en el placer y excitación del sexo; sin duda, esta es una de las mejores noches que he tenido en toda mi vida; además, pude conocer otra faceta de Leila. Durante la acción, dejó atrás todo rastro de juicio y vergüenza; parecía una mujer completamente diferente, no paraba de hacer gemidos y gritar a los cuatro vientos lo maravilloso que era hacer el amor, así como lo mucho que me amaba; en ese momento, estaba muy agradecido de haber utilizado aquel hechizo, de lo contrario, Leila habría despertado a los vecinos.
Lo hicimos muchas veces, al punto en que olvidé la cuenta, prácticamente, no dormimos; la resistencia de las Gelum está fuera de serie, y como todo un hombre, no podía fallar, así que tuve que recurrir al hechizo [Recuperación], para recobrar la energía con mayor rapidez, y continuar hasta que los dos estuviéramos satisfechos. En algunas ocasiones, Leila balbuceaba palabras incomprensibles al tiempo que dejaba a un lado su cordura; la denominación "Sexo Salvaje" se aplica a la perfección.
Cuando iba a eyacular, era absolutamente necesario que fuera en su interior; según Leila, el deber de un hombre es dejar su "semilla" en el vientre de su mujer, como muestra de confianza, amor, compromiso y un sinfín de motivos; al parecer, solo con las prostitutas se expulsa afuera o sobre ellas. Todo eso me pareció un poco exagerado, pero si no lo hacía, sería equivalente a tratarla como una de esas, así que no había otra opción; no obstante, Leila se tomó una extraña poción azul que, probablemente, evita que termine embarazada. Es increíble que existan métodos anticonceptivos tan sofisticados, además, me dijo que si deseara un hijo, solo debía avisarle; eso me dejó estupefacto.
Leila me explicó que los Gelum tienen dificultades para procrear; no es que los hombres y mujeres sufran de infertilidad, es simplemente que no tienen suerte, o más bien, se debe a las características intrínsecas de su raza. Por otro lado, cuando lo hacen con humanos, extrañamente, las mujeres se embarazan con notable facilidad; de igual forma, los hombres logran tener hijos, además, en el 95% de los casos, nacerá un saludable bebé Gelum que no tiene nada que envidiarle a los demás; sin embargo, la natalidad de niñas es de 70% y la de niños de 30%, lo cual consideran un intercambio más o menos razonable. En resumen, la raza Gelum depende bastante de los humanos para incrementar su población, de lo contrario, los miembros de su especie disminuirían considerablemente. Sin duda alguna, esta noche no solo he disfrutado las mieles del amor, también he aprendido unas cuantas cosas sobre fertilidad y las costumbres sexuales de Alfa.