Capitulo 3 - Callejón Diagon
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Mágico, era la única forma para describir todo lo que sus ojos azules veían, un callejón lleno de gente tiendas, tan grande que la vista se perdía en la profundidad, la calle echa de adoquines era estrecha pero lo suficientemente grande para cargar con el gran tráfico de personas que caminaban de un lado a otro
- Bienvenido, al callejón Diagon - Minerva presentó
Caminado por el llamado callejón Diagon, Thomas quedó asombrado por todo, literalmente, tiendas de golosinas, juguetes, animales, ropa, incluso había una tienda llamada 'Artículos de Calidad para Quidditch' mientras que en su ventanal había una escoba de forma rara colgada en exhibición, escucho a un niño asombrarse y llamarla Ninbus 2000
La imaginación de Thomas comenzó a volar imaginando como sería montar una escoba de esas, incluso pensó en cual era el significado de Quidditch pues, como lo parecía por la mercancía de la tienda, era algún tipo de deporte que involucraba el uso de la escoba, incluso cuando pasaron frente a una librería su mente no dejo de pensar en que clase de temas podría encontrar en los libros del mundo mágico, el era un ratón de biblioteca, no podía dejar de imaginarse consiguiendo una nueva colección de libros
Tan pronto cómo ese pensamiento llegó, uno nuevo lo reemplazo, uno que realmente comenzó a preocuparlo tanto que sin previo aviso se detuvo en medio del callejón, afortunadamente Mcgonagall siendo la maestra tan ágil que era, sintió la precensia de Thomas detenerse cómo cuando los niños que se portaban mal intentaban escapar cuendo ella los llevaba a su castigo, igualmente se detuvo y giro para ver al niño
- Thomas?, Pasa algo? - pregunto, si ceja se alzó pendiente por la respuesta del chico, esperando que no fuera otra pregunta sobre sus padres o su historia familiar
- Yo...acabo de recordar que no tengo forma de pagar nada de la lista - con algo de pena admitió al mismo tiempo que miraba a sus pies, la maestra suspiro aliviada que ese fuera el problema, por qué en realidad no lo era y nunca lo fue
- Por favor, sígueme - su ceja alzada desapareció y una sonrisa la reemplazo, dió media vuelta una vez más y espero hasta ver a Thomas ponerse a su lado por el rabillo del ojo
Caminaron unas cuantas calles más, apreciando más y más tiendas increíbles y llenas de clientes, hasta que una vez más se impresionó cuando su vista se concentro en un edificio diferente a los demás, mientras los demás lugares se veían rústicos y tradiciones, este se veía elegante, la entrada echa de madera, pilares enormes de mármol sosteniendo la estructura curva que se volvía más ancha a lo largo del callejón
Sin dar tiempo a las preguntas, Mienrva avanzo más rápido haciendo que Thomas se concentra más en seguirle el ritmo que en hablar, ambos cruzaron las puertas dando lugar a una enorme sala elegante con un enorme pasillo dando al final unas escaleras echas de mármol al igual que el resto del lugar, ambos costados del pasillo estaban flanqueada con escritorios altos, uno al lado de otro, dónde muy apenas gracias a la baja estatura del niño, podía ver una mata de cabello blanco arriva de cada escritorio, el sonido de monedas, sellos y la pluma corriendo por el papel llenaba todo el salón
- Hmm, profesora?.. - Thomas llamo usando por primera vez la posición de la mujer - Dónde estamos? -
- En Gringotts, Thomas, un lugar dirigido por duendes, criaturas inteligentes pero no muy sociables, aparte aqui magos y brujas pueden guardas su dinero y procesiones valiosas - explico rápido y sencillo, inmediatamente la palabra 'Banco' llegó a la mente del Peverell
Aunque la mención de duendes lo dejaron confundido, no se supone que los duendes eran criaturas diminutas que disfrutaban de molestar a las personas con sus jardines?, Si fuera asi, que hacían ellos dirigiendo un banco mágico?, Si error al pensar eso fue claro cuando subió las escaleras y se encontró frente a frente con lo que estaba seguro era un duende de verdad
- Buenas tardes - McGonagall saludo - El señor Peverell ha venido para hacer un retiro - una vez más el sonido del lugar se silencio, Thomas miro discretamente a si alrededor y noto como, una vez más, todos se detenían de su labor para prestarle atención ante la mención de su nombre, solo que está vez solo pasaron segundos antes de que reanudarán sus deberes, el chillido se la silla llamo sus tensión
Una mano con dedos y uñas largas fue lo primero que Thomas pudo ver, segunda de un rostro nada amiga le con orejas y nariz puntiaguda, el cabello blanco y los lentes cubriendo los pequeños ojos sin pupila, incluso sus dientes eran afilados
- Y dígame, el señor Peverell tiene su llave? - pregunto con una voz profunda y amenazante
- Porsupuesto - Minerva sumergió su mano rápidamente en una de las bolsas de su tunica y saco una hermosa llave plateada con muchas decoraciones, inmediatamente la entrego al duende quien la inspeccionó durante unos segundos
- Deacuerdo, síganme - bajo de su lugar y camino hacia la parte tracera del vestíbulo
Al cruzar la puerta Thomas quedó confundido cuando solo vio una lámpara de aceite colgando de la pared, una vagoneta o carro semejante al de una montaña rusa y un túnel con vías
- Tomen asiento y sujetense con fuerza - indico el Duende mientras caminaba a tomar la lámpara
Ambos obedecieron y tomaron asiento antes de agarrar las orillas de los asiento con fuerza, la criatura mágica llegó de inmediato y colgó la lámpara en uno de los soportes trasera, igualmente tomo asiento y con un movimiento de mano el carro comenzó a avanzar
Atravesaron la entrada a al cueva y Thomas estaba que moría de la impresión al ver un largo túnel, picos de piedra, cascadas y cuevas que daban a puertas enumeradas adornaban los laterales de las vías, casi aprecia una especie de atracción mágica, una que sin duda alguna disfruto, un par de minutos después el carro comenzó a parar
- Camara 1205 - anuncio el duende antes de bajar del carro - Luz, por favor - exigió
Minerva tomo la lámpara antes puesta en el carro y bajo del mismo segundo de Thomas, la maestra le entrego la lámpara a la criatura mágica, los tres caminaron directo a una enorme puerta circular echa de acero
- La llave, por favor - repitió ahora pidiendo la llave
Minerva tomo la lámpara y a vez más mientras con la otra sacaba la llave anteriormente vista y se la entregaba al duende, el mismo la tomo y con cuidado se acercó a la puerta para introducirla en un cerrojo oculto detrás de una placa móvil de acero, la cantidad de cerraduras abiertas que Thom escucho le hizo entender por qué Minerva menciono que este era uno de los lugares más seguros del mundo, con un ruido molesto la puerta de la bóveda se abrió poco a poco, lo siguiente que Thomas vio le secó la boca e izo que sus ojos amenazaran cómo salir de sus cuencas
Toda la sala de la bóveda estaba llena de brillantes monedas de oro, plata y cobre, pero principalmente oro, montañas y montañas de monedas, la habitación no tenía ninguna luz, pero brillaba por las monedas
- Todo eso....es mío? - pregunto estupefacto, jamás en su vida se habría imaginado que de echo, era rico!, Prácticamente el sueño de cualquier niño huérfano cumplido
- Porsupuesto, como dije, tu familia era muy famosa - contesto ma maestra - pero recomiendo que sea cauteloso y no eses abusando, Thomas - la maestra severa de siempre regreso
Minerva saco un pequeño saco de tela y se lo entrego a Thomas, le ordenó que metiera cuántas monedas pudiera y después emprenderían sus compras escolares, porsupuesto que el Peverell obedeció
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Las compras habían ido mucho mejor de lo que pensaba, después de salir del banco, Thomas y Mienrva recorrieron todo el callejón en busca de las tiendas necesarias para completar todos los pedidos de la lista
Los uniformes fueron la primera parada fue la tienda "Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones", Mcgonagall fue la que sugirió ese establecimiento especialmente, argumentando que no conocía ninguna otra tienda que tuviera productos de tan alta calidad por precios más que justos, lo primero fue tomarle las medidas, algo bastante fácil tomando en cuenta que la cinta métrica se movía sola mientras las medidas eran apuntadas por una pluma voladora que escribía en un pedazo de pergamino, compraron un par de conjuntos escolares, un sombrero puntiagudo, y una capa de invierno más unos guantes de cuero que le parecieron geniales a Thomas, una vez todo comprado pasaron a la siguiente tienda
La librería " Librería Flourish y Blotts " fue la siguiente parada, todos y cada uno de los libros en la lista fueron encontrados y comprados, pero claro, Thomas, siendo un orgulloso amante la lectura no se limito a comprar lo necesario y después de una búsqueda profunda en cada uno de los estantes logro encontrar varios libros de su interés, porsupuesto Mcgonagall no tuvo problema alguno en que Thomas adquiriera más conocimiento
La tienda de mascotas estaba cerca, así que aprovecharon para ir y mirar que animales había, ratones, gatos, sapos y lechuzas eran los mas abundantes, pero sin duda las lechuzas fueron las favoritas de Thomas por más que Mienrva trataba de convencerlo de que un gato era mejor opción, al final no pudo y se resigno mientras veía a Thomas adquirí una lechuza de color negro como el carbón con hermosos ojos rojos iguales a un rubí
Aún faltaban algunas de las cosas más importantes como el caldero y la calabaza de latón, pero Minerva llevo a Thomas hacia una tienda llamada
"Tienda de Varitas Ollivanders"
- Tienda de Varitas?, Creí que lo siguiente era el cuaderno, los frascos y la balanza - Thomas confundido miro a Minerva quien solo sonreía, el chico no lo abia dicho pero era muy obvio que estaba emocionado por conseguir su primera varita desde que la vio acomodar aquellos libros de su estantería
- Lo se, pero se me ocurrió que tal vez podías ir a conseguir tu varita mientras yo recogía todo lo demás - El chico sonrió demostrando que la idea sonaba agradable, pero de pronto proceso las palabras que la vieja bruja había utilizado
- Espere..., Quiere decir que yo entraré...yo solo? - toda emocion y condición habían desparecido inmediatamente de su cuerpo, el mundo mágico le encantaba, pero no lo conocía y mucho menos sabía cómo funcionaba, por eso la idea de entrar solo a una tienda de Varitas mágicas le causaba un poco de preocupación
- Recibir tu primera varita se considera algo... Personal - intento razonar Mcgonagall, Thomas no entendió por qué recibir una rama sería algo personal, el no era un experto en varitas pero no consideraba que recibir una fuera algo 'personal', pero, hasta ahora Minerva no había dado razón para no confiar en su palabra
Con una respiración profunda Thomas camino directo a la entrada de la tienda ignorante totalmente la silueta que había en el interior de ella, Minerva en cuanto vio a Thomas pisar el primer escalón decidió dirigirse a la tienda en cuestión donde conseguiría el resto de artículos necesarios, ignorante totalmente lo que pasaba pues, justo cuando Thomas estaba apunto de abrir la puerta de la tienda, la mis ase abrió hacia el golpeándolo directo en la nariz
- ouch! - se quejo mientras retrocedía y se sujetaba la nariz
- Dios mío!, Lo siento - la dulce voz de una niña disculpándose atrajo la atención del azabache, que mientras se sostenía la nariz dirijo su mirada a la niña en cuestión
Sus ojos captaron los suyos, color avellana, cabello castaño tupido y un par de prominentes dientes formales eran sus rasgos más notorios, tenía su misma edad y parecía que al igual que el, está a aquí por su primera varita
- Lo siento, lo siento - repitió una y otra vez mientras trataba de ver si el golpe había sido grave
- Está bien, está bien, no pasa nada - respondió Thomas mientras quitaba las manos de su rostro y parpadea rápidamente tratando de dispersar el ligero ardor de sus ojos
La chica por un segundo se detuvo para ver claramente que la nariz solo estaba un poco rojo, no ha una fractura ni sangre, todo está a bien, bueno, dentro de lo que cabe
- Gracias a Dios estás bien - suspiro aliviada, su primer día en contacto con el mundo mágico de verdad y había golpeado a alguien, alguien que por su edad y las cosas que cargaba parecía que podría ser su compañero de colegio
- Si, estoy bien, solo fue un golpecito - recuperado si postura, Thomas miro de nuevo a la chica y noto como, al igual que el, cargaba una bolsa con el mismo paquete de libros que el - Hogwarts? -
- Dis..disculpa? -
- Oh, lo siento, quise preguntar si tú también entraras a Hogwarts - reformulando su pregunta, Thomas se explico ante la cara confundida de la chica
- Ah, si, porsupuesto, ingresaré en el primer año, y tú? -
- Lo mismo, asistiré a mi primer año en Hogwarts, un segundo - queriendo presentarse adecuadamente, Thomas bajo la bolsa donde cargaba los libros y extendió la mano - Thomas Peverell, un gusto - la chica sonrió e imitó al azabache
- Hermione Granger, un placer - se presentó sonriendo mientras correspondía el saludo
- Bueno Hermione, me gustaría hablar más pero tengo que recoger mi varita - soltó el apretón de manos y recogió su bolsa
- Entiendo, de todos modos tenía que reunirme con mis padres, espero verte en Hogwarts - con un último adiós la joven Grenger bajo entusiasmada las escaleras, después de bajar el último escalón se volteó para ver qué Thomas ya estaba sosteniendo la perilla de la puerta, pero igualmente se volteó para verla - Adios, espero verte en Hogwarts - se despidió mientras agitaba su mano y rápidamente se volteó
- Adiós! - Thomas grito y devolvió el movimiento de mano, sonrió ante lo agradable que fue por primera vez hablar con alguien de su edad sin miedo a los insultos que se ganaba por su gusto a la lectura, también era cierto que la chica no lo conocía de nada y apenas intercambiaron un par de palabras, pero eso no quitaba lo agradable
Entrando a la tienda, el joven Peverell pudo apreciar por primera vez en su vida como era el interior de un negocio de Varitas, a pocos pasos de la puerta se encontraba un mostrador que se veía lleno de cajas rectangulares y largas, a su izquierda unas escaleras que daban a un segundo piso y, justo detrás del mostrador, un pasadizo estrecho que daba a alguna parte trasera, pero sin duda lo más impresionante era el echo de que todas las paredes, todas sin ningún hueco estaban forradas con estanterías, desde el suelo hasta el techo y todo lo largo de las paredes, cientos y cientos de cajas iguales a las que posaban en mostrador llevaban los cubículos que tenían las estanterías
- Wow~ - susurro impresionado, pero era tanto el silencio ahí dentro que una persona en particular lo escucho
- Impresionado?, Señor Peverell? - un hombre en el segundo piso se asomo por el barandal, 60 años como mínimo, cabello blanco y desordenado aparte de ojos plateados muy pálidos, vestido de forma elegantemente perezosa
- Usted me..conoce? - pregunto Thomas, conforme su travesía en el mundo mágico avanzaba se daba cuenta que todas aquellas personas que escucharán su nombre parecían conocerlo, la única que no reaccionó así fue Hermione, algo que no había notado
- Porsupuesto, yo y todo el mundo mágico sabemos de ti y tu apellido, algunos lo conocen con temor y otros con curiosidad - el hombre se paró recto dejando de apoyarse en el barandal y con calma bajo las escaleras sin romper el contacto visual con Thomas, camino hasta estar frente a el - Por mi parte, puedo decir que soy muy curioso - ofreció su mano - Soy Garrick Ollivander, Señor Peverell, un gusto -
- Thomas Peverell, aunque usted...ya sabía eso - la confusión lo carcomía desde dentro, Minerva había dejado en claro que procedía de una familia famosa, más nunca mencionó cual era el origen de aquella fama, podía ver una fama buena o mala, pero eso no lo sabía, pero por la expresión del señor Ollivander al de ir "Algunos lo conocen con temor y otros con curiosidad" dejaba en claro que era más probable la segunda opción
- Supongo que viene por su primera varita - un pequeño 'Si' de Thomas fue más que suficiente - Estupendo, Estupendo! -
Con entusiasmo, el señor Ollivander solto la mano del joven y camino alegre hacia su mostrador, y comenzo a desamontonar las cajas que estaban sobre este, al final tomo una de estas y la abrió con cuidado sacando una varita de color café
- Madera de abeto, núcleo de pelo de unicornio, 26 cm... Flexible - enumero ignorando totalmente la prevencia y confusión de Thomas mientras inspeccionava la varita, después de enlistar las especificaciones la extendió hacia tomas
Entendiendo el mensaje, Thomas,.una vez más dejo en el suelo las bolsas con libros y camino con cuidado hacia el mostrador, tomo la varita y la admiro por un segundo, era liviana para ser gruesa, y por lo que escucho no solo era un pedazo de madera, ¿Pelo de unicornio?, Acaso existían?, No lo sabía, pero lo averiguaría después
- Que espera?, agítela! - ordenó desesperado
Un poco asustado por la orden, Thomas hizo exactamente lo que se le ordenó y agitó su mano moviendo la varita, inmediatamente uno de los focos en las lámparas estallo asustando al niño quien dejó la herramienta mágica en el mostrador con miedo
- hmmmm...,no, definitivamente no - el hombre parecía ignorar el echo de que su lámpara acaba de explotar, como si fuera algo cotidiano, se dió media vuelta y comenzo a explorar por toda su tienda, aunque eso no le impidió escuchar la siguiente pregunta
- Hmm, disculpe señor?, A qué se refiere con "Definitivamente no"? - por un momento, Ollivander le dirigió una sonrisa astuta
- Una pregunta interesante joven, pero difícil de explicar a ciencia cierta.... Uno creería que el mago es quien escoge a la varita, y fue así durante mucho tiempos, pero realmente es al contrario - Saco una caja de entre varias más y bajo la escalera de mano que había utilizado para alcanzarla - Las Varitas, son objetos mágicos muy curioso e incomprendidos, se podría decir que son pensantes y sienten lo que sucede en su entorno, pueden crear un vínculo inquebrantable con su usuario o simplente dejar de obedecer, es por eso que la varita siempre es la que escoge al mago, aún que no siempre se sabe la razón con claridad - abrió la caja entre sus manos y saco una varita de color rojiza que tenía adornos como si de fuego se tratara, se la entrego a Thomas - Madera de acacia, núcleo de fibra de corazón de dragón, 29 cm... Rígida - la inspeccionó y la extendió al joven
Inseguro de querer volver a romperle algo, Thomas la tomo con precaución y respiro hondo antes de volver a sacudirla,.está vez no pasó nada, nisiquera un papel se movió
- No..., Sigamos buscando - mientras Thomas dejaba la varita a un lado de la anterior sobre el mostrador, Ollivander se sumergió una vez más - No se preocupe por qué no pasó nada, las varitas de acacia suelen negarse de producir magia, razón por la que casi nunca la uso - explico con disgusto, minutos después regreso con otra caja entre manos, solo que está era de color blanca totalmente y parecía estar en condiciones excelentes como si fuera nueva - Sinceramente no estaba del todo seguro, pero... - balbuceo mientras abrió la caja y dejo ver una hermosa varita de color negra con un diseño encantador cuando menos, con cuidado Ollivander la tomo y dejo la caja a un lado - Madera de ébano, 32 cm, flexible... Núcleo de hueso de dementor - la extendió al joven
Thomas la tomo, la admiro por unos segundos y la agito nuevamente, al contrario de las veces anteriores nada explotó, pero si ocurrió algo, un brillo dorado emergió de la varita y por un segundo todo si cuerpo se siento fantástico, como si una corriente eléctrica pasará atravez de todo su cuerpo dándole energía infinita
- Curioso, inusual y... casi una coincidencia - reflexionó Ollivander llamando la atención de Thomas
- Que es "Casi una coincidencia"? - pregunto
- Cuando se trata de una de mis varitas, Señor Peverell, soy exigente al respecto, no fabricó varitas con ningún material que no considere que valga la pena, el hueso de dementor no está en en esa lista - camino rodeando el mostrador hasta quedar enfrente del joven - de echo, no está entre ninguna lista, no por que sea inútil, no no no, de echo todo lo contrario, me atrevería a decir que es uno de los núcleos más fuertes que existen, pero la complejidad para conseguirlos simplemente no vale la pena -
- Enotnces...como lo consiguió? -
- Hace un año exactamente, el director Dombuldore se presentó en esta tienda para entregarme dos cosas importantes, la última pluma de su fénix.. y el mismo hueso de dementor, algo curioso tomando en cuenta que esas repugnantes criaturas no pueden morir, pero me pidió que fabricará dos varitas con ambos materiales, la que usted sostiene es una de ambas creaciones - una sonrisa enorme adorno su rostro - Se presume que su familia está marcada por la muerte, joven Peverell, por eso es curioso y casi una casualidad que esté destinado a esa varita, después de todo los dementores son considerados los mensajeros de la muerte -
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Después de pagar la varita, Thomas salió de la tienda y pudo ver a su maestra esperándolo al otro lado de la calle, detrás de ella varas bolsas levitando a su alrededor, curiosamente la bruja de avanzada edad parecía estar hablando con un hombre gigante y un chico con ropas enormes y un par de anteojos algo rotos
Ambos adultos parecían tan sumidos en su plática que solo el chico de anteojos noto que otro niño de su edad se acercaba
- Profesora McGonagall? - Thomas llamo la atención de ambos adultos
- ho, Thomas, espero que todo halla ido bien - la maestra pregunto/comentó, el joven Peverell solo pudo sentir - Me alegra escucharlo, ahora déjame presentarte a Rubeus Hagrid, el es el guardian de llaves y terrenos en Hogwarts -
- Hola, mucho gusto chico! - el hombre descomunalmente alto levanto una mano en forma de saludo - un placer conocerte, he escuchado muchas cosas de ti y tu familia -
- Mi..familia? - pregunto
- Así es, tu fa..ouch - un ligero golpe en el brazo llamo la tensión del mitad gigante, u mirada conecto con la de Mcgonagall quien lo reprendía con la vista - Ohh, lo siento...yo...te he confundió...jaja - nervioso se retracto
- Hgm, y este es Harry Potter - a diferencia de con Hagrid, Minerva presentó al chico con más entusiasmo
Thomas miro al nombrado Harry Potter, cabello oscuro y lacio, lentes algo maltratados, ojos verdes brillantes y una cicatriz en forma de rayo, parecía agradable
Harry por si parte se sintió nervioso ante el estudio visual que Thomas estaba dando, le recordó a cuando su primero lo miraba por demasiado tiempo tratando de decidir que zona de su cuerpo dolería más cuando la golpeara, el echo de que el nombrado Thomas fuera más grande que el lo ponía nervioso, pero se sorprendió cuando le extendió la mano
- Thomas Peverell, un gusto - se presentó por 4ta vez en el día con una sonrisa
- Soy Harry Potter, igualmente - tomo el apretón y devolvió la sonrisa
- Me alegra que se conviertan, y créanme que me gustaría déjalos platicar, pero se está haciendo tarde y Harry aún debe de completar su lista, pero tendrán más que tiempo suficiente para conocerse en el expreso a Hogwarts - Minerva se colocó detrás de Thomas y poso su mano en su hombro antes de mirar a Hagrid con molestia, culpaba la impuntualidad de semi-gigante por no permitir que ambos chicos se conocieran más
- *tos* la profesora Mcgonagall tiene razón Harry, debemos de ir a Gringotts, fue un gusto verte Thomas, Profesora - se despidio y después de un adiós rápido entre manos chicos
Mienrva y Thomas se quedaron parados mirándolos mientras desaparecían a lo lejos
- Es hora de que te deje de nuevo en Wood, Thomas - informo la maestra - pero antes, quisiera darte esto - de entre su túnica, Minerva saco una pequeña caja de color negro con un pequeño liston rojo - considerarlo un regalo de bienvenida al mundo mágico -
- Gracias! - grito antes de dejar que la felicidad lo domine y abrazar a la bruja en agradecimiento
Mienrva ciertamente no esperaba ese tipo de reacción, pero no le disgusto y apenas regreso el abrazo, una vez separados Thomas abrió su regalo y aprecio un elefante reloj de bolsillo de color dorado y una larga cadena negra
- Para que nunca llegues tarde a las clases - aclaro la maestra sonriendo
Con apuro, Thomas engancho un extrema de la.cadena a su en el borde de su pantalón y cuando el reloj en su bolsillo, simuló quererlo sacar para ver la hora y aprecio los detalles del interior, las manecillas doradas que parecían agujas, y en la parte interna de la tapa estaban gravadas las iniciales "T.P." indicando su nombre, una vez mas, afirmó amar el mundo mágico
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