En este preciso momento podría conseguir una cámara y grabar aquella expresión que detona el rostro de Gabriela. La cual se mescla entre colérica, impresionada e incluso frustrada, es un lio completo de sentimientos que solo demuestra en cada expresión de su rosto y cada mueca de disgusto que expresa en cada segundo que pasa. No hay duda que se encuentra tan enojada que juraría que podría atacarme en cualquier momento, cosa que hace, pues se levanta de manera inmediata y me da un golpe en la mejilla derecha, que hace eco en todo el lugar, haciendo que todos se queden sorprendidos y en cierta forma terriblemente temerosos por lo que hare, ya que he asesinado hombres por cosas aún más minúsculas, pero yo solo logro observarla de manera en la que demuestro que encuentro más que sorprendido.
Mientras ella tiene la respiración completamente alterada y me observa como si de su peor enemigo me tratara, puedo jurar que no veía venir aquel golpe, digo, sabía que reaccionaria de manera agresiva pero esto es un premio extra, por lo que al segundo intento de golpearme le sostengo la muñeca y esta intenta soltarse de manera tosca y algo alterada, es más parece más una completa pataleta de un pequeño niño, que un mujer enojada que desea ser agresiva, a mi parecer solo se ve más divertida y tierna, pues ciertamente aquella fase rebelde de Gabriela no la conocía, no niego que ha cambiado mucho en estos años, pero no diría que para mal, comprendo muy bien su enojo, pues soy un maldito desgraciado al decirle aquellas palabras, debido a que estoy jugando con la vida de mis hijos solo para lograr que ella haga lo que yo deseo
--¿Crees que la vida de mis hijos, son algún tipo de chiste bastardo…? Jamás te lo perdonare...--Gabriela está completamente roja de la ira, en lo que me señala una y otra vez con su pequeño índice y parecería que desea lanzarse encima de mí para lograr cortar mi yugular, hago un gesto a mi mano derecha para que se tranquilice, quien está completamente alerta luego de aquel golpe en mi mejilla. Es una fortuna que le había indicado a Akim que no se entrometiera en nada de lo ocurriese entre Gabriela y yo, pues si no lo hubiese dicho ya Gabriela posiblemente desde antes de empezar el viaje ya estaría muerta, debido a los insultos y los golpes que me ha propinado—no me casare contigo y no perteneceré a tu familia ¿quedo claro? tú puedes irte a la mierda con tu pomposa familia, solo quiero vivir con tranquilidad con mis hijos por favor…--su tono había bajado considerablemente al decir lo último, tenía miedo de aquello no había la menor duda, todo aquello solo me llevaba a preguntarme ¿que era aquello que hacía que ella temiera tanto de mí? ¿que era aquello que la había motivado a huir de mí? y ahora que veía un notable miedo de su parte, me convencía más que había ocurrido algo más externo y aquello tenía que ver con mi familia y conmigo
--No hay otra opción en el momento en el que la familia se entere de mis hijos, querrán conocer a la madre y si notan que no hay disponibilidad de tu parte, me temo que tendremos problemas—noto como se tensa y allí lo confirmo, ella sabe quiénes somos, ella sabe lo que ocultamos, pues aparentemente y para todo el mundo nosotros somos belly volk. el gran y único clan de los lobos blancos, conocidos por aquella empresa de generación a generación que produce el mejor vodka del mundo, una empresa que produce entre billones de rublos al años, una cantidad más que increíble en dólares bastante contundente en el mercado, además de nuestros otros negocios en el bajo mundo, los cuales nos encargamos muy bien en que estos se encuentren ocultos por debajo de la mesa, pero aquello nadie lo sabe, por lo que deduzco que Gabriela debe saber nuestra doble vida, al estar tan decidida en no querer estar en mi familia
--No puedes hacerme esto… por favor… solo ayúdame a que mis hijos vivan y yo… te juro que, si tengo que vivir en Alaska con mis hijos para siempre, para que tu familia no lo sepa yo lo haré, pero déjame vivir tranquila con mis hijos… permíteme que ellos tengan una vida normal... por favor...--frunzo el ceño al escucharla pues parece completamente decidida, lo cual me lleva a pensar que ella al parecer no ha logrado entender mis verdaderas intenciones y aquello se está volviendo bastante tedioso y frustrante, tan de su parte como de la mía, ya que cada uno de nosotros sabemos lo que queremos y aunque deseamos cosas diferentes, cada una incluye al otro y con eso a nuestros hijos
--Gabriela White... te lo diré de manera sencilla y no quiero volver hablar del tema…--esta me observa con un rostro que detona una expresión de frustración, pero entonces da un suspiro y espera a que continúe—si no te casa conmigo no seguirás viviendo, porque en el momento que mis hijos estén completamente sanos y libres de aquella enfermedad... los presentare y con ello mis hijos pasaran a ser parte de la familia Ledebev, y si no tu eres su madre los ancianos me pondrá otra mujer para ello, ahora tú decides que posición quieres tomar en esto…--me posiciono mejor en mi asiento y me
concentro en mi computadora, la verdad no escucho nada de parte de Gabriela, parece lo bastante conmocionada con aquello.
Por lo que solo toma asiento al lado de los niños y se recuesta allí dándome la espalda, al parecer ignorando por completo mi presencia he intentado pensar bien en todo lo que hará, no la presionare, no lo haré, pues la verdad es que no soy el villano como ella piensa en estos momentos, solo quiero hacer las cosas como deberían ser, ella es la madre de mis hijos, y sobre mi cadáver dejare que estos sean conocidos como bastardos, además de que temo por las represalias que tomen los anciano de la familia referente a ella, al saber lo empecinada que se encuentra en mantenerme lejos
En mi familia las uniones y los hijos bastardos son de entera consecuencia, por lo que, si mis hijos son considerados bastardos, pueden llegar a ser rechazados por todo el clan, además de que mis hijos no heredarían mi posición y mi respeto, ellos solo serían basura en aquel mar de gente y por nada en el mundo lo permitiré, y, es más, en caso que se les otorgue una madre, estoy seguro que esa sería Nina. quien llevaría el mando de la crianza de mis pequeños y por ende aquella estresante mujer trataría a mis hijos de manera inadecuada, en lo que estoy completamente seguro que en un acto de enojo yo posiblemente la asesinaría, ganándome el enojo de los ancianos y una futura guerra con los Morozov, quienes son liderados por el padre de Nina. solo quiero ahórrame problemas, y por qué no, la verdad me encantaría que aquellos planes que una vez tenía con Gabriela se hicieran realidad, me encantaría lograr que ella sea la gran señora de la familia y que mis hijos tuvieran a su madre junto a ellos hasta el final, recibo una llamada de mi tío en lo decido no contarle nada sobre aquello que está ocurriendo en estos momentos, ya que algo muy dentro de mí, me grita una y otra vez que no es lo mejor, pues aún no es tiempo
--Boss Ull Ledebev, creía que estarías en la oficina el día de hoy, pero he llegado y no he logrado encontrarte, ¿ocurre algo sobrino? —puedo notar su considerable preocupación, pero aun así le hablo como siempre suelo hacerlo, no quiero levantar sospecha, además de que considero de que no tengo porque darle explicaciones de más, después de todo el jefe soy yo
--Nada…--mi tío da un suspiro de alivio, pero aun esta la duda del por qué había ido a la oficina cuando para aquel es casi imposible verlo por aquel lugar, ya que siempre que cada que hay una invitación de mi parte o de cualquier a ir al lugar, este siempre alega que no le gusta el lugar, ya que según él huele a pureza y a él le gusta más los negocios del otro mundo ya que no nació para ser un buen chico, que puedo decir Edmond Ledebev es una hombre complejo, o más bien alguien muy simple – ¿qué haces allí…? --este se queda en silencio por un segundo y luego de lo que parece una eternidad sin hablar, este por fin contesta
--Solo pasaba por aquí y quise venir a visitarte…--miente, es tan fácil para mi saber cuándo mienten a mi alrededor, que por aquella razón me enamore de la chica que estaba a mi lado, porque, aunque fuese muy vergonzoso lo que dijese no me mentía, a menos que quisiese irritarme o estuviera preocupada por algo ya que es alguien tan transparente que no le gusta para nada mentir—bien te dejare… por cierto no me contestaste donde estabas…
--Ten un buen día tío…--cuelgo la llamada sin contestarle, pero entonces allí estaba la gran duda, ¿que deseaba de verdad Edmond Ledebev en mi lugar de trabajo? ¿qué le ocurre a Gabriela y su miedo hacia nosotros? eran tantas cosas, que me prohibían concéntrame en mi trabajo, a lo que decidí levantarme y darle una mirada directa a los pequeños que estaban frente a mi derecha junto a su madre, aquellos estaban igual de dormidos que la peli negra, los cuales hacían un leve puchero, lo cual era precioso y tierno, no puedo creer que yo haya puesto una semilla en aquellos seres tan perfectos, sus rostros son hermosos, y aunque están un poco demacrados y llenos de ojeras no dejo de pensar que son realmente hermosos, mi mirada se pasa hacia la azabache que está a su lado quien esta noblemente dormida y parece tan pacifica, que pareciese que no ha dormido de aquella manera en años, pero entonces una pequeña voz me saca de mis pensamientos y hace que me concentre solo en aquello hermosos ojos verdes tan parecidos a los míos
--¿Nos harás daño…? -- noto aquellas hermosas esferas llenas de esperanza y temor que me hacen replantearme aquella tan mala primera impresión que les había causado, lo cual me causa un dolor bastante lastimero, pero es lo que merezco por el solo hecho de haber causado aquel gran dolor y llanto en su madre, es normal que ellos me vean como el enemigo, ya que es eso precisamente aquello lo he proyectado en Gabriela
--Nunca les haría daño, yo quiero protegerlos, es mi deber…--este ladea su cabeza y me observa con lo que parece cautela y su ceño levente fruncido, lo cual me causa curiosidad y gracia a la vez
--Me llamo Lukyan… y ella es Life… saluda Life…--la pequeña que está a su lado sostiene a su hermano un temerosa de lo que les pueda hacer, pero al parecer su hermano ya confía un poco y aquello me llena de confort, pero ahora no sé cómo presentarme, ¿qué debería decirles? ¿Me llamo Ull, pero pueden decirme papá? vaya susto el que les pegaría a aquellos niños, que me observan con curiosidad—ahora es cuando te presentas, mami, siempre dice que debes presentarte cuando conoces a alguien, así muestras que no vives en un establo—no puedo evitar reír con aquello, solo esta mujer podría llegar a decirles aquellos ejemplos tan extraños a mis hijos, para que se comporten como personas educadas
--Me llamo Ull Ledebev, y soy… un amigo de su madre…--lo pequeños me observan con una sonrisa, lo cual me llena grandemente, pero entonces la pequeña que estaba tan callada observando la conversación entre su hermano y yo habla
--Señor Ull… ¿nos regala comida? tengo hambre…--asiento con mi cabeza y con ello estoy seguro que iniciare una relación con mis hijos, pues si quiero que ellos me vean como su padre al parecer tendré que ganármelos, ya que algo que me había prometido a mí mismo hace mucho tiempo, era el que sería el padre que no fue mi progenitor conmigo, me prometí a mí mismo que sería un buen padre y con lo sucedido, estoy convencido que es hora de iniciar mi papel y que mejor que iniciar con una buena comida
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