Pasaron unos meses hasta que Soleri decidió volver aunque sea un poco a su normalidad, ahora tenía que cuidar de los dragones que habían tanto dentro su territorio como aquellos que se encontraban aún en el mundo, su padre los persuadia unas veces para que aceptasen el lugar, más cuando decían dónde era, no podías juzgarlos por pensar que era una trampa descarada.
Así que los dejaban en paz, los que aceptaron el lugar vivían tranquilos, pero habían unas cuantas rencillas o peleas pues los dragones eran conocidos por mecha corta si se les provocaba, más cuando era un igual, si la molestia era un humano fácilmente lo ignoraban hasta con un soplido y ya.
Algunas veces cuando los dragones eran demasiados adultos, dependía de cuánta atención y cuidado les dabas a lo que los humanos intentaban hacer para exterminarlos, se sabían de algunos dragones que murieron por humanos y su magia, esos eran los dragones más confiados y simples de su raza, por ello es que la mayoría decidió estar en el patio trasero del castillo del Rey Demonio, por qué ahí nadie sospecharía y más que nada, nadie se atrevería a siquiera dar un vistazo.
Cuando Soleri salió, quiso ir con Jezabel primero, pero al momento de estar en la puerta se arrepintió, ella antes le había pedido no visitarla hasta que estuviera mejor (o algo cerca de eso) lo suficiente para volver a molestar como siempre.
—No, mejor no
Se dijo y camino a otro lado, solo perdiéndose en el bosque más cercano que había.
»¿Tal vez ir con Kily? No le dije que pasó
Así que decidió caminar hasta esa mansión, no quería llegar de golpe, no sé sentía tan bien para aparecer después de un tiempo sin saber de ambas, más por qué su amiga no podía enterarse de ningún modo de lo que pasó y luego decirlo sin más.
Sin detenerse siguió caminando tanto por las montañas como por los valles y caminos planos, hasta se podría decir que vió a muchos soldados marchar desde lejos, se veía que tanto una legión iba a pelear como otra venía pues estos últimos se veían tanto cansados como aún caminando a pesar de los daños en sus armaduras, gente y estandarte caballos y heridos llevaros en carretas del país.
—¿Entonces si sabe lo que hace o qué? ¿Para que los deja vivos?— se preguntó al ver toda esa gente apenas viva
Ella sabía de unos generales a las órdenes de Jezabel, no los conocía del todo, pero sabía que ahí estaban y posiblemente eran los responsables de lo que veía, no sabía cuántos eran, pero por el daño que se veía en los soldados de otros reinos, podía verse que eran de temer, más dejar vivos a sus enemigos era sumamente random y sin sentido para quien le conocía aunque sea un poco.
»Tal vez solo no lo veo como es…
Siguió avanzando y un día en la noche, llegó a la mansión de Kyli, la mirada en los guardias con ella era raro y comprendía por qué, más no lo dijo.
Cuando Soleri entro y después se encontraron, no hubo ni un hola o abrazo, solo algo lo más turbio posible, además de violento, Soleri estaba mirando como dos sirvientes se estaban destrozando a golpes justo en el salón principal, Kyle estaba ahí pero solo miraba pensando que hacer, los demás sirvientes estaban observando eso como si solo fuera una función de circo, eso de alguna manera dejo sin habla a Soleri, quería ir a detenerlos, pero algo le llamó la atención, esos tipos estaban tan heridos que podía decirse que se movían con los huesos que aún no estaban rotos de sus extremidades.
Sangre en su cuerpo, sangre en el piso así como unas cuantas gotas y líneas por la arrojada en el piso y ropa de los otros sirvientes, ropa rasgada, ojos ya ciegos y piel inflamada, todo eso siguió ante su mirada hasta que un instante después los dos se detuvieron y cayeron a los lados contrarios sin moverse y posiblemente sin respirar.
Cuando eso pasó, simple y llanamente como si realmente fuera un desastre de niños pequeños, los demás sirvientes limpiaron y retiraron los cuerpos de esos otros como si no fuera nada de lo común.
—Que lastima, eran buenas personas— dijo la condesa con una simplicidad horripilante para quien haya visto eso
Soleri estaba a nada de gritarle a Kily, pero se trago fuertemente sus palabras, quería pensar que algo paso, algo muy fuerte para que algo así pasase, tenía que haber una razón que hasta su amiga no podía hacer nada para detenerlos, alguna falta, algún error, incluso algún castigo, quería saberlo para quitar el amargo sentimiento que estaba creciendo en su ser de manera rápida y dolorosa. Todo por qué el golpe que recibió por ver eso, iba totalmente en contra de todo lo que había aprendido con su padre sobre ser un líder e incluso aunque no quiso, con lo que vio en el castillo de Jezabel y sus sirvientes.
—Hola Kily— dijo tratando de no sonar aturdida
—Ha, hola Soleri, ¿Acabas de llegar?— preguntó ella acercándose como si nada
—Si, sin querer vi lo que pasó
—Ya veo, lo siento tanto, no debió pasar
—¿Puedo preguntarte por qué pasó eso?— preguntó decidida y para no perder el ritmo
—Solamente fue un simple castigo
«! Simple¡ ¿!ESO PARA TI ES UNA SIMPLESA!?» Ese grito en su pensamiento estaba a nada de salir, pero solo presionó sus manos
Suspiró lentamente y continúo.
—Ya veo, antes no pasaba
—Eso es por qué estaba contigo y no me hacía cargo
Un sonido de mordida se escuchó, Kyle miro a Soleri y ella la miró como si nada, más siguió adelante.
—Se siente como si no quisieras mostrarme unas cosas— dijo Soleri lamiéndose por dentro sus labios pues se mordió sus mejillas por dentro para no gritar
—Podia hacerlo, pero se me hizo más fácil estar contigo y dejárselo a los demás
—Que fácil
—No diría fácil, sino que no lo hacían bien, solo les llamaban la atención y los dejaban en paz después, no lo volvían a hacer… pero no es lo mismo
Otro sonido de mordida inundó el lugar.
»¿Ese sonido lo haces tú, Soleri?
—Disculpa, se me regresa la comida y tengo que masticar bien, como una oveja o una vaca, discúlpame
—No sabía eso
—Tambien tengo mis cosas
Soleri apenas pudo soportar el gritarle a ella por hacer al menos eso, sentía que no era únicamente la cosa más ilógica que podía decirle, pero no quería saber más, no quería sentirse como en ese momento, con el corazón estrujandose por todo lo que pasaba justo cuando ella no estaba ahí, de algún modo se sentía aunque un poco culpable por eso, pero también sabía que no podía saberlo.
»Por cierto, lamento lo de tu padre
Eso último se sintió como un balde de agua fría que Soleri sintió hasta la médula, no era un escalofrío, no era algo esperado, era algo que simplemente se dijo sin la más mínima antelación y natural.
—¿C-como sabes que papá murió?— preguntó un poco entrecortada
No había posibilidad de que ella supiera, no había forma de que Kyle podría saberlo, ¿De que forma alguien tan así de ajena a ese tema podía saberlo y decirlo con seguridad? quería saberlo a cómo de lugar.
—¿Cómo no saberlo? Tu me dijiste hace tiempo que tú padre encerró a tu madre en un volcán, que tuvo que usar casi toda su energía vital para eso, así que se podría decir que sospechaba cuando no viniste un tiempo, ¿Acerté?
Soleri recordó eso, fue un día cualquiera en la habitación de Kyle, pero eso no le molestaba, le molestaba que si ella lo sabía, debía no decirlo de esa manera, Soleri quería decirlo por qué era un tema muy pesado y personal, pero antes de siquiera artícular la siguiente palabra, Kyle habló.
»Se ve que si, ¿Entonces no estás feliz por ocupar su lugar?
Su corazón se estrujó como nunca antes había sentido, su conciencia se desvaneció por momentos sus entrañas dolieron de tal manera como si una espada saliera del estómago hacia el ombligo y quería matar a su amiga, pero todas sus emociones la frenaron tanto como podían.
» También me dijiste que el día que él se retirará tu ibas a hacer las cosas mejores, ¿No lo recuerdas?
Los ojos de Soleri estaban transformados en ojos de serpiente, pero al escuchar eso se calmó, coloquialmente se podría decir que Kyle usaba los mismos hechizos de Soleri contra ella y vaya que estaban funcionando.
—Ya veo
Su calma se vino como un laúd de lodo sobre un incendio, horrible, seco y con una sensación horripilantemente tranquila que a pesar de que se calmó, no quitó esa sensación de haber dicho eso.
Posiblemente habían más cosas que ella dijo y que Kyle sabiendolo o no, estaba lastimando a su amiga, pero lo que Soleri si sabía, era que hasta para alguien de su edad, eso era demasiado duro.
—¿Pasa algo?— preguntó Kyle como si nada
—No, tienes razón, hay que cambiar algunas cosas, mejor me voy, solo vine a visitarte
—Entiendo, si necesitas algo…
—Lo sé
Se fue antes de hablar más, solo había pasado media hora desde que ellas empezaron a hablar y Soleri ya tenía demasiado en su cabeza, con lo de su padre, lo que ella dijo y lo que vio en su amiga, esto último posiblemente sea solo una parte de todo lo que no sabía de ella.
Había sido mucho que procesar para solo un momento en un lugar al cual siempre a ido y venido, pero aparentemente no conocía realmente lo que pasaba ahí, solo se había transportado a la cima de una montaña cualquiera, había poco oxigeno pero ella solo se quedó ahí por dos días, sin moverse, sin apenas respirar no por la altura de dónde se encontraba, sino por simple inconsciencia de lo que pasó con los recuerdos de las pláticas de ella con Kyli, a un punto que cierta ansiedad crecía en ella por eso. Recordando todo lo que le dijo a su amiga y arrepintiendose al instante de decirlo.
Desde lo más básico, hasta lo que podría decirse, imperdonable.
Su sentimiento horrible seguía en su ser, en sus emociones, en su mente, tenía que haber una manera de calmarse y sabía que simplemente caminar no sería ni suficiente para semejante carga mental que tenía en ese momento.
Cuando despertó se encontraba en otro sitio conocido, pero este más que nada, se sentía más natural que el otro al que fue.
—Si, ¿Porque no?
Entró como si nada y no había nadie más, solo un jardín de pasto verde y un grupo de flores a un lado, eso se le hizo extraño, pero no sé detuvo de ir hacia la puerta principal. En cuanto entró y vió a las estatuas de medusas, no tomo precaución alguna, para cuando apareció Gigi, tan imponente y lista para atacarle, ella no se movió, el golpe de la cola de la gorgona la mando a volar hacia la pared tan fuerte que hasta la propia gorgona se quedó estática un poco por no ver defensa alguna, hasta una bestia como ella se había quedado en blanco pues era la primera vez que pasaba eso.
Siguió atacando por todos lados y en un momento donde hasta la misma bestia se preocupo, se detuvo frente a ella, ¿Por qué? Por qué todos los que habían entrado y enfrentado a ella estaban dispuestos a arriesgar sus vidas, no a entregarlas así como así tan fácil, eso para la gorgona Gigi lo era todo y el por qué de su vida para servir a su señor, ponerlos a prueba si eran dignos de seguir adelante.
—No quiero tu lastima, quiero la muerte que das— dijo Soleri al ver que la bestia ya no le atacaba, estaba totalmente ensuciada tanto por las heridas, la sangre y el polvo como los escombros de lo que había roto a su paso
Gigi solo la miró, hasta las demás gorgonas no entendían que estaba pasando y eso que no habían entrado ahí, solo estaban espectantes si eso no era una trampa, unas se miraron a las otra tratando de entender entre ellas lo que Soleri hacia.
»!Solo háganlo! ¡Mantenme! ¡¿Para eso están aquí no es así¡? ¡Háganlo! ¡Soy la esposa del rey demonio! ¡Y les ordenó que lo hagan¡— grito a todas al ver cómo la miraban
—¿En serio no te estás escuchando?— preguntó una voz entre las gorgonas.
Jezabel se presentó entre esa multitud, las gorgonas abrieron un camino mientras inclinaban la cabeza, Gigi se acercó bajando la cabeza al nivel de Jezabel y este la acarició. Soleri estaba sentada sin moverse con las manos en el suelo, la cabeza baja y lágrimas en los ojos a pesar de estar herida y rasgada de su ropa.
—No me importa lo que haya dicho… solo quiero quitarme está sensación… solo quiero desaparecer… solo quiero igual morir como él
Las palabras de dolor en Soleri decían que algo le había pasado, más por que se dejó caer abrazando sus rodillas.
—Esto es tan molesto— dijo Jezabel más indiferente que nada
Hasta Gigi lo miró incrédula por decir eso, así como las demás gorgonas estaban como ella.
»Vamos afuera, te enseñaré algo
Caminó hacia ella y le extendió la mano, ella no quería, pero no tenía nada ya que perder, así que la tomó, ambos salieron nuevamente al jardín y se detuvieron en las flores, Jezabel hizo aparecer su regadera para flores y lo hizo frente a ella, Soleri solo se quedó callada mirando eso sin decir nada, cuando terminó de echar agua las reviso con una lupa los tallos y pico la tierra cerca sus raíces con una pala pequeña que también hizo aparecer, después de eso solo miró las flores por un momento en silencio, puro y plano silencio.
—Lo hecho está hecho, olvídalo o simplemente déjalo a un lado, haz lo que tengas que hacer con lo que sigue sin olvidar lo importante, pero al mismo tiempo, no dejes que eso te ate a dónde no quieres quedar, ¿No es aburrido hacer lo mismo siempre? Muevete lo más que puedas cambiando lo que no quieres pensar por lo que quieres hacer, por algo Pharmagon te dejo siempre suelta, por qué confiaba en que sabrías que hacer por ti misma, por eso nunca detuvo lo que tú hacías, ¿no lo pensaste? no, por qué no te dabas cuenta, ahora empieza a pensarlo...
Después de decir eso caminó a su castillo nuevamente, solo fue una gran oración que tenía todo lo que ella quería saber y sentía, pero ella no sabía cómo continúar, podría simplemente decir más cosas sin sentido para reclamarle, pero solo miró las flores, no eran sobrenaturales, no tenían nada especial, eran simples plantas de colores variados las cuales él cuidaba con mucho esmero.
Se sentó y siguió mirandolas, las abejas, las mariposas que estás llegaban a polinizar.y también las observó.
—Que envidia tengo de ustedes, al menos desde que nacieron saben lo que tienen que hacer — dijo mirándolas
La puerta se abrió nuevamente pero más tranquilamente que cuando ella llegó, miró y era Delta que venía comiendo un gran pastel casero recién horneado, ella lo vió y fue hacia él.
—¿Qué? ¿Vienes a volver a discutir lo de antes?— preguntó él al verla venir
—Eso de ser militar, ¿Fue tu elección?
Delta se quedó algo sorprendido, no esperaba una pregunta así de alguien que no fuera Jezabel o quien le conociera de siempre, quería preguntar sobre el motivo de eso, pero volvió un poco más en si viendo que ella parecía haberse revolcado en el suelo demasiado duro antes de hacer eso.
—Fue mi padre, yo antes era algo así como un rebelde sin causa, la típica cosa adolescente que no le importaba nada que no fuera si mismo, un día la ley me atrapó después de un gran acontecimiento que no voy a decir, ya estoy grande y no quiero llorar por lo que hice— dijo degustando el pastel —, así que me dieron dos opciones, la carcel o la escuela militar, decidí ir a la segunda por alejarme de todo y por qué sabía que eso quería él, ahí pasó y pasé mucho tiempo haciendo y obedeciendo órdenes hasta cumplir mis años ahí… si no fuera por esa maldita guerra que pasó
Presionó el pastel y su mano que lo sostenía se ensucio de azúcar y crema.
»Conocí y viví con mucha gente diferente a mi, hice amistades y las perdí, amé y dejé a la deriva cualquier sentimiento que no fuera solo sobrevivir, hasta de los pequeños detalles y ratos libres los hacia recuerdos si podía por qué, ¿Que es una vida sin esos matices con su punto y aparte de la misma? Solo algo aburrido, así que digamos que no fue el mejor lugar para vivir ni la forma correcta de vivirla pero tenía su toque personal, el toque que yo quise poner a mi modo, aún cuando solo era una parte de todo lo que quería hacer
—¿Y ahora? Estás lejos de todo eso de todo lo malo y lo que dejaste atrás, ¿Sabes lo que tienes que hacer o lo que quieres hacer ahora que eres libre? ¿no extrañas esas cosas?
Delta rió mientras se lamía la mano que habla tenido el pastel.
—Niña, si aún supiera lo que realmente quisiera, ¿Crees que me llevaría bien con Jezabel? ¿Crees que estaría ahora en este lugar en este momento, hablando contigo?
—No
—Exacto, si te sientes perdida solo piensa desde donde partir y deja que lo demás fluya libremente como tú quieres, el bien y el mal solo son cosas subjetivas que nos imponemos, nada es correcto, nada termina tanto bien o mal, solo son nuestras decisiones de lo que queremos y nuestra culpa como terminemos, así que no te rompas tanto la cabeza ¿Bien?
Le tocó el cabello en una caricia ensuciandolo un poco con pastel y caminó al castillo, dejando en sus pensamientos a Soleri. Cuando Delta entró, el pastel que había sido destruido volvió a la normalidad, pero no sé inmutó solo siguió caminando tomando un atajo para llegar rápido a la sala del castillo desde el primer piso al último.
—¿Por qué yo tenía que decir eso?— preguntó al estar a un lado de Jezabel.
—Lo siento, pero sería una irresponsabilidad el que alguien como yo que ha matado a tantos sea alguien que diga cosas que la hagan vivir, no soy digno de hacer esto
—Bien, te lo pasaré porque al menos ya sabes pensar mejor las cosas, ¿Pastel?