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2.59% Infierno ~ BoruShin ~ SasuNaru ~ / Chapter 2: Dos

Chương 2: Dos

Habían pasado tres días desde que Boruto llegó a la mansión instalándose allí. Eligió una habitación situada junto a la de su padre.

En ese tiempo se dedicó a conocer lo que hacía falta saber, así supo que los criados y sirvientes si lo reconocían a é lo como patrón y hasta se alegraban de tenerlo allí.

No obstante el mayordomo era otro cantar, él no solo no lo reconocía sino que lo despreciaba conciderandolo un molesto usurpador. Con esto el joven sabía que tenía un enemigo en potencia.

Despreciaba incluso a su padre, patrón suyo. Podía verlo en su rostro cada vez que hablaba de él o tenía que asearlo.

Por tal razón había decidido ocuparse él personalmente de su padre. Necesitaba recuperar el tiempo perdido y lo alegraba poder tenerlo a su lado.

Aunque deseaba con toda el alma poder ayudarlo a recuperarse, quería oírlo con su propia voz, verlo moverse. Reír con la intensidad en que reía en las diversas fotos que había visto por la mansión.

Soñaba incluso escucharlo decir lo mucho que lo quería a él, su único hijo. Ardía en deseos por conversar horas con su padre, conocerlo a fondo. Pasear con él, hasta viajar.

En definitiva se sentía inmensamente feliz de haberlo encontrado.

Saberse querido otra vez por un ser humano era lo mejor del mundo. La única persona que lo había querido de verdad fue su madre, lamentablemente tuvo que morir muy pronto por culpa de esa maldita enfermedad.

Y todo por no contar con los recursos económicos necesarios.

Se había sentido muy solo desde entonces, aprendió a convivir con ello. Pero ahora que tenía a su papá volvía a sentir esa inmensa felicidad por saber que al menos a alguien él le importaba.

Porque él, de alguna manera sentía que podía comunicarse con su padre, que él si entendía las cosas, no como el maldito mayordomo le quería hacer creer.

Era plenamente conciente de que su estadía en ese lugar sería muy breve, porque definitivamente no lograría casarse en tan poco tiempo, debido a que ni siquiera estaba en pareja.

Todo eso llevaba tiempo. Su maldito abuelo ¿en qué demonios estaba pensando al poner menuda cláusula?

Ese día había dispuesto todo para mejorar la habitación de su padre, volviéndola más alegre y llena de vida.

Los criados estuvieron trabajando en ello pese a las incontables protestas del mayordomo. Aquel vejestorio se había tomado demasiadas atribuciones y para colmo de males no reconocía su autoridad de dueño de la fortuna de los Namikage.

Pero lo que más lo molestaba era ver los obstáculos que intentaba poner cuando de su papá se trataba.

Reprochaba toda iniciativa de su parte que induciera a su papá a hacerlo sentir mejor.

Parecería que lo odiaba y disfrutaba viendolo padecer. Encima era él quien se ocupaba expresamente de su cuidado y del doctor que lo atendía.

Pero ese día Boruto se plantó ante ese maldito, tomaría el control de su papá, sus remedios y doctores. Después de todo era su padre.

Ellos estaban en el salón de arte mientras remodelaban la habitación de su Naruto, padre de Boruto.

La discusión se hubo vuelto muy acalorada entre ambos, frente a Naruto que se encontraba sentado en el sillón sin poder hacer otra cosa más que mirar y oír.

-¡Deje de meterse en lo que a mí padre respecta! ¡Usted no es familiar alguno!

-Todo lo relacionado con Naruto Namikage es responsabilidad exclusivamente mía. Así fue decidido

-¿Por quién?

- Su difundo abuelo

- Él está muerto, ahora yo estoy a cargo de todo. ¡Soy su heredero! Y en todo caso mi padre es el otro ¡No usted!

- Tu padre no puede decidir por sí mismo porque nada entiende. En cuanto a tí, no eres dueño de nada..No importa que sea tu padre, en seis meses te irás y ni siquiera podrás llevarte a tu padre.

-No me importa, la relación con mi padre es fuerte y eterna. Lo seguiré viendo.

- Eres un extraño aquí, además él nunca te aceptó como hijo.

Aquello me tomó desprevenido, en verdad no esperaba que ese maldito me saliera con eso.

- Mentira

-¿Por qué crees que nunca fue a buscarte? Él siempre supo de tu existencia muchacho. ¿Seguirás apoyándolo?

-Por supuesto, ahora deje de estorbar

A resgañadientes lo ví irse del salón, pero me dolió el alma. Fue como si me hicieran añicos el corazón. Me había hecho tantas ilusiones. Observé a mi padre con dolor y furia.

-Con que sabías de mi pero no te importó nunca conocerme siquiera. Maldita sea padre y yo aquí feliz de haberte encontrado.

No pude evitar llorar, pero me sequé las lágrimas con furia. No debía sorprenderme ¿o sí? Nunca nadie me quiso, salvó mi madre.

- Bueno qué más da padre después de todo solo mi propia madre me quiso. No me sorprende que hasta tú, mi propio padre, me despreciara. No cambia nada.

Me senté en el sillón pero al ver el libro que había elegido de la biblioteca para leerle y así compartir con él mis gustos, me provocó una singular angustia.

Estaba en el peor de mis momentos, sin trabajo, sin plata, sin un lugar a donde ir.

Ésta herencia era solo apariencias porque todo me sería arrebatado a los pocos meses. Y como broche de oro mi padre me despreciaba.

Solo tenía que atenderlo imaginándome que me quería pero sabiendo que en realidad seguro sentiría asco de tener que estar a mi lado.

No pude más y empecé a llorar amargamente, estaba en mi límite emocional. Lo miré con intenso dolor y por primera vez desde que llegué a este lugar no supe cómo interpretar su mirada.

-¿Sabes? No entiendo por qué tú y mamá me trajeron a éste maldito mundo papá. Nadie me acepta, nadie siente por mí persona afecto, no hablemos de amor.

Lo único que sienten por mí es desprecio, odio e indiferencia. Creí estúpidamente que al menos tú por ser mi papá me querías.

Veo que no, porque no creo que el mayordomo mienta al respecto. En fin, seguramente no te importa nada de lo que venga de un plebeyo yo.

Pero te trataré como es debido porque eres un ser humano que padece lo peor de los castigos. El encierro en tu propio cuerpo.

Transcurridas un par de horas la habitación de mi padre estaba renovada al completo, con perfume de jazmín, vistas al jardín, cortinas de colores claros.

Había vida y se podía respirar mejor. Al entrar, llevaba a mi padre en la silla de ruedas, todo era diferente. Pude ver la alegría en su rostro, otra vez sabía que sentía.

Nuestra comunicación renacía al parecer. La angustia se esfumaba de mi alma, esa angustia que el mayordomo me dejó.

Tendría que trabajar en la creación de un escudo que me proteja de su veneno. Sonriendo miré a mi papá, ya no había rastros de lágrimas en mi rostro.

-Papá, dejaremos el pasado atrás ¿de acuerdo? Importa lo que ocurra a partir de éste momento. Yo te quiero y te necesito, solo me basta saber que ahora me aceptas como tú hijo.

Sin poder contenerme lo abracé fuertemente, estaba muy delgado. Tendría que trabajar en su alimentación. Luego lo besé en la frente.

-Me siento feliz de haberte encontrado papá, no me importa la fortuna del abuelo. Solo quiero contar con tu amor, tu apoyo...papá. - Él me sonrió levemente debido a su parálisis - Lograré que puedas volver a hablar y a moverte papá. Solo confía en mí.


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