El capitán de los guardias era delgado y los músculos de su cuerpo estaban uniformemente proporcionados, lo que le hacía parecer alguien con quien no se podía jugar. Su aspecto se reveló al fin.
Probablemente de ascendencia mixta, el hombre era muy guapo. Solo que tenía los ojos rojos, y fue precisamente a través de su mirada que Nora lo había reconocido: ¡era Barbarian!
Jamás podría haber imaginado que resultaría ser el capitán de la Guardia Real de la Reina.
Frunció el ceño, sintiendo de repente que parecía haber algo más de lo que se veía a simple vista.
Pero cuando lo pensó, tenía sentido. Para que sobreviviera ileso hasta ahora, después de abandonar la misteriosa organización y enemistarse con Trueman, debía tener algún tipo de poder que lo respaldara.
Si la Reina fuera dicho poder, entonces ya no sería tan sorprendente. Pero, ¿sabía Su Majestad la verdadera identidad de Barbarian? ¡¿Sabía ella que era un asesino en serie?!