Viggo se despertó al otro día en su cama con un terrible dolor corporal. Primero vio el techo blanco y después miró hacia su izquierda donde debería estar una de sus esposas. Entonces su mirada coincidió con una mujer de rostro ovalado y pupilas de un color amarillo. Su nariz era respingada y sus labios gruesos y sensuales. Un deleite para los ojos. Ella sonrió para Viggo y se abalanzo sobre él, recostándose sobre su pecho. Viggo sonrió con su rostro muy cerca del de ella, perdido en aquella mirada seductora. Ella lo beso, se escuchó el intercambio de besos.
-Buenos días- susurro Kiara y alejo su rostro -lo hiciste bien-
Viggo sonrió complacido al ver a Kiara sonreír de manera coqueta. Viggo le dio un largo beso y continuo -¿Todo bien?-
-Sí, todo bien, bueno, nada es perfecto, pero se podría decir que todo salió bien- respondió Kiara -ahora tienes una divinidad asociada a los rayos, todos los tipos de rayos-
-¿Cómo es eso?-
-Pronto lo descubrías, no comas ansias- dijo Kiara, le dio un beso en los labios y continuo -el único detrimento es que tu alma es débil y no puede aguantar más del cincuenta por ciento de la fuerza de la divinidad. Además, tu cuerpo es débil, así que por ahora solo puedes manifestar un diez por ciento de la fuerza total-
Viggo soltó un suspiro, un poco decepcionado y feliz al mismo tiempo. Sin embargo, un diez por ciento de la fuerza de un dios mayor ya era más que razonable. Sus manos se deslizaron por la cintura de Kiara hasta las nalgas. Esta última sonrió de forma coqueta al sentir las manos de Viggo sobre su piel. Le dio un beso y le mordió el labio, pero antes de que él continuara explorando y no se detuviera, ella apartó su rostro y le dijo -tienes un visitante, una persona importante a la que ver-
Viggo recordó al bebé de anoche y asintió, su rostro tomo un tono de seriedad y Kiara se apartó de él.
Viggo miró los alrededores, frente a su cama estaban sus pinturas apoyadas en atriles de madera. Las ventanas del lado derecho estaban abiertas, la brisa entrando y meciendo las cortinas blancas. Por la calidad de la luz, eran alrededor de las nueve o diez de la mañana. Todo se sentí silencioso y demasiado quieto, irreal para toda la destrucción que hubo la noche anterior.
Viggo se levantó de la cama y llevo su mano derecha a la cara y se apretó el tabique para empezar a ordenar sus ideas. De repente recordó y murmuro -la ropa-. Él aparto su mano del rostro, bordeo la cama y paso por entremedio de los lienzos pintados y llego al lado izquierdo de su habitación, donde había un gran armario de madera. Abrió las puertas y busco una túnica roja, se la coloco alrededor de la cintura y después tomo uno de los gruesos cinturones con una cabeza de león en el centro. Después de ponerse el cinturón, busco unas botas y se las puso. Toco su cuello, sintió la cadena y sus dedos bajaron por los eslabones hasta tocar la piedra.
-Listo- dijo Viggo, se dio la vuelta y miró a Kiara sentada en el borde de la cama con su ropa de monja. Viggo preguntó -¿Vamos?-
-No, ve tú, tengo cosas de las que preocuparme- dijo Kiara, se levantó camino hasta Viggo y le dio un tierno beso en los labios. Después dio dos pasos y se desvaneció como si fuera un fantasma.
Viggo tomo una profunda respiración, quería pasar más tiempo con ella, como en los viejos tiempos, pero parece que muchas cosas habían cambiado. Viggo negó con su cabeza, camino a la puerta de su habitación y salió al amplio corredero del segundo piso. Después camino con dirección a la habitación de Semiramis porque considerando lo importante que era el bebé, pensó que Semiramis lo tendría en su habitación, junto con Uriel. Hoy ella no trabajaría, nadie trabajaría en todo Orario. Las dos grandes familias de Orario habían desaparecido y la Zeus había dejado un gran rastro de destrucción.
Viggo llego frente a la habitación de Semiramis, toco la puerta varias veces y desde el interior dijeron "pase". A lo que Viggo giro la manilla y abrió la puerta. En el interior, encontró de forma sorpresiva a todas sus esposas; solo faltaba Tsubaki. Semiramis de cabello oscuro sostenía a Uriel en sus brazos mientras que Rosewisse, de cabello plateado y alas blancas, sostenía al pequeño bebé de cabello ralo y ojos cerrados. Todas las mujeres miraban al bebé con ternura y soltaban sonidos de admiración cuando el bebé bostezaba.
Viggo cerró la puerta y todas notaron su presencia. Sakura y Ana de cabello purpura junto a Scheherezade de cabello negro, se hicieron a un lado y Viggo camino hasta donde estaba Rosewisse. Se detuvo delante de ella, encontrándola más hermosa y maravillosa con su cabello de plata cayendo a los lados de su rostro y las alas blancas en su espalda. Por otro lado, Viggo encontró al bebé en los brazos de Rosewisse feo como un papa, pero según le dijeron, Uriel también se veía así cuando nació. Viggo miró a Rosewisse quien sonreía con amabilidad.
-¿Está bien? ¿Dejaron que los médicos lo revisaran?- preguntó Viggo
Rosewisse le tendió el bebé y asintió -sí, lo revisaron, tenía…- ella se mordió el labio inferior, miró a Viggo, pero no pudo continuar lo que iba a decir y solo respondió -ahora está bien-
-Veo- gruño Viggo con frialdad. Maldito Zeus, pensó. Después miró al bebé en los brazos de Rosewisse y extendió sus manos para tomarlo. Viggo lo tomo en brazos y el bebé se quedó quieto, hasta que se despertó y abrió sus pequeños ojos -pequeño, viniste al mundo en un día turbulento, lo perdiste todo y caíste en las manos de alguien malo. Sin embargo, ahora yo te daré todo lo que tu madre hubiera querido para ti. No te preocupes, conozco tu destino y te preparare con la mejor de mi capacidad-
Todas miraron a Viggo, de expresión solemne jurándole al bebé que lo trataría como si fuera su propio hijo. Nadie lo encontró extraño, conocían a Kain y como tomo a Ottar como su hijo. Viggo era hijo de Kain y la fruta no cae lejos del árbol.
Viggo miró a sus esposas y ellas lo miraron a él -Bell será un niño más de esta casa- dijo con voz gruesa -no será inferior a mis hijos ni tampoco será mirado en menos ¿Entendido?-
-Sí- respondieron todas
-He confiado este conocimiento del futuro a ustedes y espero que guarden el secreto hasta el día que considere correcto decírselo. Bell crecerá como un niño normal y saber lo que será a futuro puede afectar su juicio. Queremos que sobreviva al día terrible, queremos que crezca como una persona de bien, no como un idiota-
-No como un Viggo- dijo Semiramis en un tono burlesco
Viggo enfoco sus ojos en la mujer de cabello oscuro que sostenía a su hija Uriel en sus brazos. Hermosa, con facciones delicadas, cabello perfectamente cortado en las puntas y sonrisa juguetona. Viggo hizo una pequeña sonrisa y asintió -así es- dijo -que él sea mejor que yo y que cualquier héroe que haya pisado esta tierra- Viggo miró a todas sus esposas y pregunto -¿Quién me puede ayudar a cuidarlo?-
-Yo lo cuidare- dijo Rosewisse
-¿Estás segura? Es mucha responsabilidad y cansancio, pregúntale a Semiramis- respondió Viggo
-Estuvimos conversando, ella me ayudara y tendremos la ayuda de la tía Mikoto- dijo Rosewisse
-Entiendo, mi tía Mikoto es muy amable- dijo Viggo con una pequeña sonrisa. Después tomo una profunda respiración y preguntó -¿Cómo está la situación en Orario?-
-Una décima parte de Orario fue destruida anoche- dijo Semiramis con un tono de voz serio mientras abrazaba a Uriel contra su pecho -la región que pertenecía a la familia Zeus, los muertos se cuentan por cientos. Algunos civiles fueron afectados, pero no hubo muertos por ese lado. La zona es irreparable o al menos, no sería rentable de ningún modo reconstruirla ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?-
-Yo estoy bien, no tienes que preocuparte. Hice lo que tuve que hacer y logré mi propósito. De lo contrario, no estaría aquí-
-Tengo mucho que decir al respecto- dijo Semiramis mirando a Viggo con resentimiento, el resto de las esposas asintieron con la misma expresión de enojo.
-Lo sé, pero en otro momento, lo hecho, hecho está. Ahora lo importante es ver cuál será nuestro próximo movimiento-
-Necesito ir a la guild- dijo Semiramis con voz firme, pero después bajo el tono de voz y murmuro -la dama Hera me dijo que fuera a cobrar mi heredad-
-Te acompañare, no te preocupes- respondió Viggo, agacho la mirada y vio al bebé cerrar poco a poco sus ojos y volver a caer dormido. Viggo soltó un suspiro, triste por esta pequeña criatura que llego al mundo y perdió a su madre. Aquel dios inútil se aprovechó de eso y logro robar al bebé cuando la familia Zeus estaba siendo atacada. Viggo miró a Rosewisse, ella agito sus alas y se acercó con las manos abiertas. Viggo le tendió a Bell y ella lo tomo en sus brazos.
-Te lo encargo- dijo Viggo -¿Quién puede cuidar a Uriel?-
-Nosotras- dijo Sakura con una sonrisa amable mientras Ana asentía
-Está bien- respondió Viggo, después miró a Semiramis y le dijo -deja a la niña con Sakura y Ana. Cuando estés lista, me avisas y vamos a la Guild. Tengo muchas preguntas para Uranos-
-Entiendo, querido- respondió Semiramis, miró a Uriel que estaba despierta y mirando a todos. Ella se acercó a Sakura para tenderle a la bebé, pero Uriel en cuanto vio que su madre la quería entregar a otra persona, se puso a llorar. Semiramis la apego contra su pecho y Uriel se detuvo. Parece que ya entendía que era malo para su estómago alejarse de su madre, la fuente de alimento. Semiramis soltó un suspiro, miró a Sakura y le dijo -lo siento, no lo tomes a mal-
-No te preocupes- dijo Sakura -no hay nada que hacerle, todo el mundo tienes sus prioridades- ella se acercó a la bebé y le picoteo con el dedo índice las mejillas regordetas.
Semiramis miró a Viggo y le dijo -parece que vamos a tener que pasar por la casa de tu padre y hablar con la señora Mikoto-
-Sí- respondió Viggo, se acercó a ella y tomo a Uriel en sus brazos. Viggo no tenía nada para alimentarla, pero era papá, así que estaba bien.
Semiramis negó con su cabeza, en un gesto de diversión y exasperación. Después se fue a vestir y una vez que ella y Scheherezade estuvieron listas, mandaron a preparar el carruaje. Los sirvientes estaban un poco en contra, pero Semiramis les aseguro que iría Viggo, quien era conocido como uno de los más fuertes de Orario.
Viggo se sentó al frente, viendo como el paisaje retrocedía por la ventana mientras Semiramis y Scheherezade se sentaron en los asientos que mostraban el paisaje avanzando hacia adelante. Por otro lado, Semiramis fue atacada por Uriel y tuvo que descubrir su seno para que la pequeña pelirroja comiera.
-Ojalá, Bell sea menos problemático que está niña- dijo Semiramis mientras soltaba un suspiro y le peinaba a Uriel sus finos cabellos.
-No conocí mucho a Meteria, pero me pareció una persona tranquila y responsable- respondió Viggo desde el sillón del frente y notando el poco movimiento que había en las calles.
-Sí, también la recuerdo como ese tipo de persona- respondió Semiramis, Scheherezade a su lado asintió.
-La dama Hera le había comprado una casa hace un par de días- dijo Scheherezade con un rostro afligido
-El destino es injusto con las personas, pero podemos tratar de equilibrar la balanza- dijo Viggo, a lo que Semiramis y Scheherezade asintieron.