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Chương 35: Secretos nocturnos

Este capítulo es la continuación de la noche anterior. Un saludo y gracias a todos los que le dan una oportunidad este autor principiante.

Iteshi~

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Nnnngh... ahhhhhh...ah.....

En medio de la noche, la figura de Daisy se arrastró por las sabanas con la respiración agitada, su cabello revuelto se extendió por los pliegues de la cama intentando cubrir su desnudez.

Nnnnnnnnnnn.....~

A unos metros de distancia, el choque de caderas continuaba mientras la pareja se sumergía en una ola de placer, con cada embestida ella sintió que el mundo daba vueltas mientras un mar de sensaciones convertía su mente en blanco.

Mientras las horas pasaban, el aroma intenso del sexo inundó cada rincón de la habitación, Daisy no podia recordar en qué momento perdió la consciencia, quizás fue después de alcanzar el cielo por quinta vez, o cuando ella fue quien empujó a Jin contra la cama mientras movía sus caderas para obtener más placer.

A su lado, Margarita dormía con una sonrisa en su rostro, su grandes pechos brillaban por la luz de las nuevas lámparas que colgaban del techo sin esconder nada de su piel suave como el jade.

Ahhhhhhhhh~

Un gemido ahogado se escuchó de la mujer que escondía su rostro en el pecho de Jin, sus caderas sujetadas por unos fuertes brazos no podían seguir el ritmo de su pareja que robó sus labios en el último momento.

Daisy no entendió como todo terminó así, su cuerpo aunque estaba un poco débil en sus caderas, tenía una fuerza escondida que le permitió seguir despierta y observar los encuentros sexuales a su alrededor.

Cuando la mujer cayó rendida en sus brazos, otra mujer a su lado tomó su lugar mientras envolvía sus brazos alrededor de Jin.

Nnnnnnnnn~~~

Rosa mordió sus labios cuando ella guió el miembro de Jin en su entrepierna. Sus pétalos inferiores se prepararon para recibirlo al imaginar que algo tan grande reclamaría su cuerpo.

Mmmm...una agradable sensación de adormecimiento se extendió desde su cabeza a la punta de sus pies mientras él escarbaba cada pliegue en su interior evitando hacerle daño.

—Quédate así un poco más...— rogó ella en una voz diminuta y los ojos llorosos, su pared inferior fue empujada hasta el límite conociendo un placer más allá de lo que su mente podía manejar.

Controlando sus instintos más basicos, Rosa no permitió que Jin devastara su interior a su gusto, ella había visto como todas sus compañeras cayeron rendidas alrededor de la cama luego de una intensa batalla de sexo con él.

Después de un largo beso apasionado, el rostro de Rosa se tiñó de rojo cuando pudo ver el deseo en los ojos de Jin invadiendo cada parte de su cuerpo.

— Nnnnnnn....no...—

Con sus caderas afirmada con fuerza, la razón comenzó a derretirse cuando el comenzó a moverse lentamente en su interior.

Cada vez que el sacaba su miembro hasta el límite, Rosa liberaba un gemido ahogado mientras enterraba sus uñas en la espalda de Jin, su pasaje interior poco a poco recordó la forma del miembro invasor.

—Demonio...— dijo ella cerrando sus labios por tercera vez, sus lenguas bailaron sin querer perder el encuentro en una batalla por el dominio entre los dos, solo un hilo de saliva se extendió cuando ellos se separaron lentamente para recuperar el aire.

—Este demonio como lo llamas es posesivo con sus mujeres, aún estás de acuerdo con esto...

En el momento que Jin habló, él dejo de mover sus caderas y miro los voluptuosos pechos de Rosa que rebotaban frente a su rostro, ella era una belleza con un poder más allá de una persona común. Si aún estuvieran en la Tierra, era impensable para Jin estar con una mujer de esa categoría, millones de hombres no podrían estar a la altura para ver su cuerpo desnudo, incluso poder hablarle era un tesoro para todos los hombres.

Feliz por los ojos llenos de deseo en el hombre frente a ella, Rosa rodeo con sus piernas la espalda de Jin y le sonrio seductoramente mientras su lengua carmesi saboreaba sus labios. Acentuando sus caderas, las paredes de su pasaje inferior presionaron el miembro de Jin con fuerza.

—A que tienes miedo...acaso soy demasiada mujer para ti—

Las palabras fueron un gran afrodisíaco para Jin, reclamando uno de sus pechos, Jin pellizco uno de sus pezones y la empujó hacia ella.

Ahhhhhhhh~ malvado...

Grito ella cuando Jin empujó sus caderas, por un momento toda su mente se llenó de blanco cuando su útero fue empujado hacia arriba.

—Desde ahora nadie más podrá ponerte una mano encima...— Sin permitir que ella escapara de sus brazos, el moldeo sus pasajes interiores para que solo él pueda llevarla hacia el cielo, si otro hombre intentara robarla de él, no existiría lugar donde pudiera esconderse para evitar que Jin reclamara su vida.

Nnnnnnn....

Al escuchar los gemidos cerca suyo, Margarita abrió sus ojos llorosos mientras un líquido blanco escurría de su entrepierna —Aún no termina...— ella sabía que tarde o temprano esto ocurriría, había escuchado cada día como sus compañeras hablaban de Jin con un brillo soñador en sus ojos.

Cuando Margarita sintió el efecto de la bestia elemental en su cuerpo, ella se preparó para la batalla nocturna que se avecinaba ese día, las miradas de sus amigas eran las de un depredador viendo a su presa cuando se posaban en los ojos de Jin.

—¿Porque estas tan feliz?— pregunto Daisy escondiendo su desnudez, sus largas piernas blancas aún temblaban por el encuentro con el único hombre de la habitación.

—Acaso no cumpliste tu sueño...si no te hubiera ayudado esta noche seguro que estarías consolando tu cuerpo en solitario—

—Tú...— aunque las palabras de Margarita eran ciertas, Daisy no pudo soportar que ella las dijera como si nada.

—No eres la única desconsolada...allí dos doncellas aún esperan su turno...— dijo mirando a Luna y Cecilia —si no hubieras acaparado a Jin para ti sola durante una hora entera, quizás...

Luna y Cecilia estuvieron abrazadas en una de las esquinas de la cama, durante la noche ambas se encerraron en sus habitaciones sin poder sacarse a Jin de su mente, guiadas por emociones desconocidas para ellas, ambas caminaron hacia la habitación de Jin sin decir una palabra en el camino.

Rosa entrelazo sus labios con Jin cuando una corriente imparable comenzó a llenar su interior, sus pétalos inferiores no permitieron derramar la semilla en su interior y ella se llenó de felicidad cuando el miembro en su interior no perdió su dureza aún con el paso del tiempo.

—Acaso no tendrás piedad de nosotras...— simulando pelear contra Jin, Rosa no dejo de mover sus caderas con deseo y mordió su cuello para marcarlo como suyo, un hombre como Jin era una bendición escondida para ella, a su lado ella no tendría miedo a nada ni nadie, en este mundo si Jin no las hubiera salvado, estaba segura que habría perdido su vida hace tiempo.

Incluso si la noche era larga, el sol saldría al amanecer, llevando al termino de los encuentros nocturnos. Mientras Rosa culminaba por cuarta ves en los brazos de Jin, ella pudo ver un cuerpo perfecto caminar a su lado como un elfo de las leyendas sin decir una palabra.

Un pequeño vestido blanco cayó del cuerpo de la mujer revelando dos grandes pechos firmes apuntando hacia adelante.

Era María, la primera mujer que acompañó a Jin en su viaje. Como una princesa imperial, su aura imponente se extendió como un río y dio un beso profundo a Jin sorprendiendo a todas las presentes.

—¿Porque aún no me has tomado?—

Hace tiempo que el recuerdo de su marido había perdido fuerza en su mente, cuando Jin robó sus labios María elevó a Jin en su corazón por encima del hombre con el que se unió en votos matrimoniales.

Las horas pasaron y ella vio como sus compañeras se enredaban con Jin en una melodía más allá del placer.

Jin aún estaba en el interior de Rosa cuando María se acerco, ella no dejaba de jadear cada vez que Jin empujaba su interior, incluso sus labios estaban celosos porque otra mujer robó su lugar.

Contestando el beso, Jin entrelazo su lengua con María y probó por segunda vez el dulce néctar de su interior...Ella temblaba cada vez que el tomaba el control de sus labios, su esencia era adictiva para cualquier mujer, incluso si una reina intentaba dar pelea, después de unos minutos sus ojos caerían derrotados ante el ataque de sus labios.

—Eres malo...— hablo María con enojo en su voz cuando Jin separó sus labios, Rosa que paso a ser una espectadora más no pudo evitar temblar cuando Jin aceleró sus movimientos pélvicos resonando con su cuerpo.

Ahh ahh ahh ahh

Jadeando sin parar, ella pudo ver como él la levanto en el aire y la acomodo contra la pared.

—Ven— una palabra dominante sono en la habitación, extendiendo su mano derecha él no miro a María mientras presionaba el cuerpo de Rosa contra la pared.

María dudó un momento al ver el brazo libre de Jin, si ella avanzaba estaba segura que su cuerpo lograría obtener el placer con el que soño durante varios días, no era una sorpresa para nadie que ella se enamorara del joven que la salvó de su muerte, incluso si su marido estuviera a su lado su decisión no hubiera cambiado.

Mientras los jadeos de Rosa llenaban de lujuria la habitación, María camino al lado de Jin expectante a lo que pasaría.

Cecilia y Luna cubrieron sus rostros al pensar que pasaría con ellas si estuvieran en su lugar, el néctar en su entrepierna hace tiempo que ansiaba el momento del encuentro entre los dos.

Mirando entre sus dedos, Cecilia pudo ver como María arqueaba su espalda mientras ella mordía sus labios con los ojos cerrados.

¡Ahhhhh!

Grito Luna cuando vio el miembro de Jin salir del cuerpo de Rosa, sin poder quitar los ojos sobre el, inconscientemente ella extendió una de sus manos a su entrepierna y apretó sus labios conteniendo sus gemidos.

Con una de sus compañeras ya sin fuerzas, Jin dejo descansar el cuerpo de Rosa al lado de Victoria y la tapó con la cama. Para Jin era algo increíble como una mujer dominante como Victoria podía cambiar sus expresiones al conocer el placer más alla del cielo.

—Te he preocupado por mucho tiempo, ahora todo sera mejor...—

Cerrando sus labios sobre ella, una corriente de felicidad inundó su mente mientras una lágrima caía por su rostro.

Ella era débil, su cuerpo no pudo resistir los avances de Jin quien la empujó en la cama permitiendo que el viera todo su cuerpo, un pequeño río de néctar brotó de su entrepierna sin que ella pudiera hacer nada para detenerlo.

Mirando los ojos afilados de Jin, ella quitó las manos que cubrían su parte más íntima y espero en silencio que él reclamara su cuerpo y su alma.

El tiempo pasó lentamente mientras ella tenía los ojos cerrados, el tan esperado momento no llegó después de unos segundo, tampoco después de un minuto preocupándola en su interior.

Abriendo sus ojos con vergüenza, ella pudo ver a dos mujeres paradas en la entrada de la puerta, ambas vestían un cheongsam negro que revelaba gran parte de su espalda con un corte en v en el área de sus pechos.

—Lamentamos molestarlas a esta hora...— caminando por la habitación, ellas llevaron una bandeja con agua en sus manos y la dejaron cerca de Jin.

Conteniendo los celos en su interior, Xue Ming camino lentamente hacia Rosa que aún estaba dormida y le dio a beber un poco del contenido de la bandeja.

—Nunca espere este resultado...imagino que esa noche tuviste piedad de mi...que tonta he sido...— dijo con una sonrisa fingida.

—Jie Jie, recuerda a lo que vinimos... dijo Xue Ling.

—Cierto...eso— sacando otro vaso, Xue Ming dio a beber un líquido a todas las mujeres en la habitación.

Maria, Cecilia y Luna escondieron sus cuerpos al pensar en lo que estaba pasando.

—No tengan miedo, el no dejará sus cuerpos en solitario, si no me creen solo miren a esa bestia que no ha perdido su dureza—

Jin se sintió un poco avergonzado al ser llamado bestia, pero esa palabra era una buena descripción de lo que estaba haciendo esa noche con sus compañeras.

Cuando María terminó de beber el líquido, su cuerpo comenzó a arder al mismo nivel que cuando probó la carne de la bestia elemental.

—Aprovecha este momento, si quieres ser más fuerte debes unir tu cuerpo con el—

Nadie en la habitación entendió las palabras de Xue Ming salvo su hermana, mientras su respiración se entrecortaba, María miró a Jin como a una presa lista para ser atrapada.

—Mañana entenderan mis palabras—

Sin escuchar las palabras de Xue Ming, María abrazó a Jin y robó sus labios apasionadamente, su cuerpo ardía con fuerza y solo en los brazos de Jin ella recuperaba su fuerza.

—¿Ustedes son las siguientes? es mejor que se preparen mentalmente, ahora que ella termine estoy segura que él no dudará en llevarlas a su lado.

Ambas hermanas se sentaron al lado de Cecilia y Luna cerrando los ojos, ellas igual usarían su turno al lado de Jin después de descubrir algo increíble.

Ahhhhh~ Jin-San, no permitiré que mires a otras mientras estás en mis brazos— dijo María con una voz coqueta en el oído de Jin.


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