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Chương 12: Una nueva compañera

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Clanc!

—Que crees que haces— dando un salto hacia atrás, Erick mantuvo su hacha frente a él mientras el temblor en sus manos aun persistía.

Bloqueando el ataque de Erick, Jin se acerco a Maria cortando las cuerdas que la mantenían atada —Puedes mantenerte de pie?— pregunto a la tambaleante Maria, Jin no sabía que había pasado antes que él llegara —Si, Erick aun no me hizo nada— respondió en ingles con un acento británico.

—Oye tú, deja a la mujer atrás, esto no tiene nada que ver contigo— preparándose para atacar a Jin, Erick desapareció de su ubicación con los ojos afilados concentrados en la espalda de Jin.

—Por el momento quédate atrás, luego me contaras que sucedió—

—Está bien—

En el momento que Maria se ocultó detrás de un árbol, Jin levanto su espada dividiendo el aire en un corte de media luna —No necesitas usar ese truco— dijo mientras se lanzó hacia un área vacía.

—Cobarde, como puedes saber mi escondite— grito Erick mientras su hacha evitaba el avance de la espada de Jin.

—Cobarde? Acaso sabes lo que estas diciendo— presionando con mas fuerza, Jin aprovecho un error en la postura de Erick y dando una patada baja lo tiro al suelo —No tengo malas intenciones hacia tu campamento, pero no permitiré que le quites la vida— mirando a Maria quien aun temblaba por lo que pasaba frente a ella continuo —ella es alguien muy importante para mí—

—Que!!!— grito ella al escuchar sus palabras, no sabia de donde había venido el joven que la salvo, nunca lo había visto en el pasado y no entendió el motivo de sus palabras. Presionando sus brazos sobre sus pecho, ella dio un paso al frente —Agradezco tu ayuda, pero yo estoy casada, no puedo corresponder a tus sentimientos—

—Ja, eres un idiota, en realidad crees que ella te amara solo porque la salvaste— tendido en el suelo, Erick intento levantar su hacha, pero la pierna de Jin no dejo de presionar sobre ella.

Revelando una sonrisa picara en su rostro, Jin enterró su espada en el suelo cuando dijo —acaso eso importa, aun si estas casada eres muy importante para mí— Jin no intento arreglar el malentendido de Maria, mientras ella entendiera que Jin estaba de su lado para él era suficiente.

"Que debo hacer…Ethan, donde estas en estos momentos" cuando ella vio a su esposo caer sin vida, ella sintió que su vida no merecía continuar, no sabia que él aun estaba vivo en el bosque ilimitado.

—Recoge tu hacha y vete— ordeno Jin sin mirar al joven en el suelo —Desde el momento que levantaste tu arma ya no tienes derecho sobre su vida— con las últimas palabras, Erick sintió como miles de hormigas recorrían su piel, a su lado fantasmas de las leyendas antiguas aparecieron entre los arboles —que demonios es esto— asustado por las apariciones, Erick tomo su hacha y huyo del lugar —Idiotas, solo merecen la muerte— grito perdiéndose entre los árboles.

Temblando en el suelo, Maria comenzó a llorar cuando un dragón chino comenzó a enredarse en su cuerpo, ella sentía que su fuerza desaparecía cuando este revelo sus largos colmillos.

—No llores más, debemos partir— eliminando su ilusión, Jin cargo a Maria en sus brazos y abandono el lugar, no creía que Erick se quedaría con las manos cruzadas, por el momento no quería tener problemas con ellos.

"Oh Ethan, me han secuestrado, me pregunto que harías tú en mi lugar" en un inicio Maria golpeo el pecho de Jin pidiéndole que la bajara, no sabia las cosas bárbaras que él podría tener en mente, para ella lo mas sagrado era su cuerpo.

Sin escuchar sus protestas, Jin la llevo al rio donde dejo el cuerpo del jabalí, necesitaba conseguir una forma de mantener los alimentos "Si tan solo el inventario espacial estuviera desbloqueado" una de las características del inventario del sistema era que podía mantener los alimentos sin que se deterioraran, era solo que el sistema aun no le había entregado la misión especial para habilitarla.

—Voy a faenar este jabalí, eres libre de hacer lo que quieras mientras termino— mirando la ropa que cubría el cuerpo de Maria agrego —podrías bañarte en el rio, aun me quedan unas prendas que puedes usar.

Al escuchar las palabras de Jin, Maria sintió que pronto él la atacaría, mirando el agua cristalina que corría por el rio, ella sintió la necesidad de zambullirse en el, no podía soportar la suciedad que se había acumulado desde que llego a Lara.

"Parece que en realidad no hará nada" tomando la ropa tendida en la rama de un árbol, Maria corrió hacia el rio y lavo sus pies con cuidado —mmm, necesitaba esto— luego de unos minutos, ella vio que Jin no se giro en ningún momento a espiarla, "acaso no soy atractiva". Concentrado en cortar la carne, Jin no se dio cuenta que su indiferencia hacia Maria provoco ella lo mirara de otra manera.

—Uff, eso me tomo mas de lo que esperaba— enterrando su espada a su lado, Jin envolvió la carne con hojas largas como el árbol de plátano, mirando el cuero que consiguió con mucho cuidado, lo ato con unas cuerdas alrededor de su botín y lo cargo en su espalda.

—Seguro eres muy fuerte— sentada detrás de Jin, Maria se sorprendió por la facilidad con que Jin cargo al jabalí en sus hombros, mirando la cantidad de carne que él consiguió su estómago le recordó que no había comido bien desde que llego.

—No me has dicho tu nombre, el mío es Kamisato Jin, vivía en Tokio junto a mis hermanas— indicándole que avanzara, Jin no se giro a mirarla, si ella quisiera le diría su nombre, para él era mas importante era regresar a su base.

"Acaso no era importante para él, porque están indiferente conmigo" siguiéndolo de cerca, ella nunca se dio cuenta que Jin la estaba mirando en todo momento, él no podía permitir que alguien con una habilidad tan especial muriera por la locura de sus compañeros, en el momento que ella decidiera huir él no dudaría en atraparla, aunque esperaba que esto no ocurriera.

—Guaau— sorprendida, María se acerco a la entrada de la cueva y comenzó a golpear los troncos de la barrera —Hiciste todo esto solo?— los troncos que protegían la entrada eran bastante resistentes, para mover a uno de ellos se necesitaba al menos 3 hombres robustos.

—Entremos, no podemos quedarnos afuera— revelando la entrada secreta, Jin entro a la cueva seguida por Maria.

—Tadaima—

—Okaeri nii-san— Leina se acerco a su hermano y le ayudo a bajar la carga en su espalda, sin notar la presencia de Maria, ella camino hacia Jin y reviso que su cuerpo no tuviera ninguna herida, ella era consciente que en este mundo una herida mal cuidada podría ser fatal.

—Onee-chan, como te llamas— al escuchar la voz de su hermana, Leina se giro para regañar a su hermana por burlarse de ella —Ehh!—

—Hola pequeña, mi nombre es Maria Evans— respondió en un inglés neutro viendo como Leina se quedó congelada.

Recuperando la compostura, Leina tomo el borde de su ropa y se presento —Mi nombre es Kamisato Leina, pero mas importante que haces aquí—

Sorprendida al escuchar el nombre de la joven, Maria reviso de pies a cabeza el cuerpo de Leina y miro a Jin —Seguro que es tu hermano, por un momento pensé que eran novios—

—Que….!— con sus mejillas rojas como un tomate, Leina escondió su rostro entre sus manos.

Dando un paso al frente, Jin tomo del hombro a su hermana y le susurro al oído —solo te esta molestando, es mejor que te calmes, sino ella no se detendrá—

—Hmpf, un gusto Maria-san— ordenando su apariencia, Leina decidió ordenar la carne —Nii-san, más tarde tenemos que hablar— escuchando las palabras de su hermano, en su interior juro no volver a caer en las palabras de esa mujer, ella podría ser una mala influencia para su pequeña hermana.

—Maria, en este lugar no te obligare a hacer nada, tendrás comida y agua siempre que necesites— mirándola a los ojos continuo —cuando creas que sea el momento adecuado háblame sobre esa habilidad tuya y porque tu líder trato de matarte—

Dejándola sola, Jin camino hacia su hermana quien le pego en el pecho cuando este trato de abrazarla —Parecen llevarse muy bien— con las manos sobre sus labios, Lisa no dejo de mirar la ropa que llevaba encima Maria —Onee-chan, porque llevas la ropa de onii-chan— pregunto Lisa usando el poco ingles que ella conocía, del otro lado de la cueva, Leina tomo un pedazo de carne y se la arrojo a Jin, aun no podía aceptar la presencia de otra mujer en su hogar.

Mirando a Jin quien era atormentado por su hermana, Maria pensó en seguir provocándola, pero al ver una mesa de madera con mangos maduros ella se acerco a uno de ellos y le dio una mordida —Mmm, que delicia— sintiendo la dulzura derritiéndose en su boca, Maria olvido por un momento el lugar donde se encontraba había pasado muchas cosas desde que el día final llego, nunca imagino poder probar su fruta preferida.

Mientras el día avanzaba, Maria encontró que el lugar era bastante acogedor, Jin junto a Leina estuvieron trabajando todo el día construyendo algunas comodidades para ellos.

Cuando Jin abandono la cueva, ella camino hacia Leina —adonde se fue, porque las dejo solas— Maria no necesito ver mucho para comprender lo unidos que eran los tres hermanos, se sorprendió con la facilidad que ellos podían construir las cosas, incluso en un momento ella quiso ayudar, pero en ese instante Jin abandono la cueva.

—No se a donde fue— mirando a la mujer rubia con una figura superior a la media en Japón Leina se sintió amenazada —mas importante, debes preparar el lugar donde dormirás—

El día en Lara no se sintió diferente a la Tierra, solo quedaban algunas horas antes que la noche llegara —Toma esas cosas y sígueme— dijo Leina mientras avanzaba hacia el área del dormitorio.

Separados por paredes de troncos que Jin recolecto durante el día, la cueva comenzó a parecerse mas a una casa, el área de dormitorio estaba separada por dos muros y un baño había sido levantado en la esquina mas apartada de la cueva.

—Aquí es donde dormiré?— pregunto Maria, con una manta y un paquete de hojas en sus manos —Si, aquí no te llegara el frio, con esa manta debe ser suficiente para que puedas descansar—

Mirando hacia el cielo de la cueva, Maria encontró que había pequeñas aberturas que servían como ventilación de la cueva "Ojalá no llueva pronto" pensó, aunque las aberturas no estaban sobre ella, si el agua comenzaba a caer lo mas probable que su cama fuera la primera en mojarse.

Revisando sus cosas, ella noto que no tenia muchas pertenencias, aprovechando que tenia tiempo, ella dejo su ropa húmeda ventilándose cerca de la entrada, aun si la ropa que le entrego Jin era cómoda, no era correcto andar solo una camiseta ancha cubriendo su cuerpo.

Media hora después Jin regreso con una cesta llena de frutas y algunas plantas extrañas, sin tener miedo ella camino hacia el grupo —Jin, lo estuve pensando, con todas las cosas que tienen yo puedo preparar algunos platos que conozco—

Al escuchar las palabras de Maria, el grupo revelo una gran sonrisa en su rostro, aunque Leina sabia cocinar muy bien, ella no sabia que preparar con las cosas que Jin consiguió, solo podía preparar lo más básico.

—Esta bien, tu te encargaras de la cocina junto a mi hermana, si necesitas algo no dudes en preguntar y veré como conseguirlo—

—Si— contesto mientras su rostro se veía mas brillante —esperen por ello— tomando la cesta, ella camino hacia la cocina y empezó a preparar las cosas que necesitaba.

Sintiendo una mirada punzante en su rostro, Jin puso la mano sobre la cabeza de Leina y la acaricio como a un gatito, levantando las manos, Lisa exigió que ella también recibiera el mismo trato.


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