"....."
Un silencio apacible reinaba en el lugar.
Goku estaba observando el paisaje nocturno desde la azotea del edificio de departamentos donde residía; una brisa golpeaba su rostro.
Hacía media hora que regresó luego de acabar con los ángeles caídos, por fin terminó todo esto y pudo proteger su ciudad como se propuso.
Sí, protegió Kuoh pero para lograrlo tuvo que matar a tres ángeles caídos y a un exorcista. En total, había matado a cinco personas, contando a Reynare, si se les podía llamar de esa forma.
No era lo mismo matar a una bestia mágica como hacía en las misiones del sistema. Esto era diferente pues mató a seres conscientes.
Hacía menos de diez días él era un simple adolescente con una vida normal. Ahora todo eso había desaparecido y sus manos estaban manchadas de sangre... él había asesinado.
Sus manos habían perforado el corazón de varias personas, sus manos se impregnaron de graves pecados que ensuciaron su corazón.
"Goku-san"
Una voz suave y amena llegó a sus oídos y sin necesidad de girarse Goku supo que era Suzaku.
-Suzaku-san... ¿cómo está Asia? -preguntó Goku sin voltearse mientras sus ojos ónices contemplaban la bella noche en su cenit.
-Bien, sólo necesita descansar unas cuantas horas -contestó Suzaku, que estaba detrás de él.
Goku sonrió ante aquellas palabras, su corazón se encontraba en paz ya que pudo salvar a Asia. En caso contrario, nunca se habría perdonado.
-Genial, ¿tú cómo estás? Espero que tu herida haya sanado -habló Goku recordando la herida que Freed le infligió a Suzaku con su espada.
-Oh, sí... no fue nada, estoy bien -Suzaku le tranquilizó con esas palabras mientras una cálida sonrisa adornaba su hermoso rostro.
-Bien, me alegra oír eso -comentó Goku con sinceridad, y luego de esas palabras el silencio regresó al lugar y sólo se oía la suave brisa.
Suzaku le observó con cuidado, se le hacía raro que Goku estuviera tan callado pues él más que nadie anhelaba proteger Kuoh indudablemente.
Entonces, pensó en qué había podido pasar mientras ella combatía contra los exorcistas renegados en el interior de la vieja iglesia.
Y llegó a una conclusión.
-Para que estés así tan callado, ¿te sientes culpable por haber tenido que matar a esos ángeles caídos? -inquirió Suzaku mirándole.
"...."
Goku respondió con silencio frente a tales palabras, Suzaku entendió que sus palabras no carecían de verdad pues Goku no las negó.
Ella recordaba la culpabilidad que sintió Goku por no haber podido salvar a Issei la otra vez, así que dedujo que ahora debía sentir algo similar.
-Era algo que tenías que hacer Goku-san, gracias a eso pudiste salvar a Asia y proteger Kuoh, de lo contrario.... aleja esos sentimientos de culpa que hay tu corazón -habló la Himejima con suavidad.
Goku no respondió nuevamente, sus ojos ónix seguían escudriñando el vasto paisaje nocturno con ligeros vestigios de melancolía en ellos.
Sin embargo, decidió hablar.
-De hecho, no me siento culpable Suzaku-san... sé bien que de no haber matado a esos ángeles caídos muchos inocentes habrían muerto, entre ellos Asia -habló Goku con una voz tranquila.
Esas palabras eran la epítome de todos los pensamientos que habían estado circulando en su mente, y ahora se la iba a decir a Suzaku.
Confiaba plenamente en ella como para poder transmitirle sus más profundos pensamientos, aunque no tenía nadie más para hacer eso...
-Cuando asesiné a Reynare sí me sentí muy culpable, esa era la primera vez que asesinaba a una persona. Sin embargo, he aprendido que la muerte forma parte de la vida: inevitablemente unos deben morir para que otros puedan vivir y viceversa -prosiguió el azabache con sosiego.
Suzaku le escuchó con atención, si él había decidido confiarle aquellos pensamientos no podía hacer otra cosa que oírle atentamente.
-Hoy he matado a cuatro personas, te confieso que temía incluso convertirme en un monstruo si seguía así... pero comprendí algo -profirió Goku.
"Quien contra monstruos combate cuide de no convertirse en uno"- Goku no recordaba donde había escuchado dichas palabras, pero desde hacía tiempo estaban grabadas en su ser.
-Si debo convertirme en un monstruo para proteger a los indefensos, que así sea... -dijo el azabache- A veces la gente no necesita un héroe que los salve... sino un monstruo que temer.
Esa era una realidad que no podía ignorar: para proteger debía matar, incluso si eso le convertía en un monstruo era algo que debía hacer.
Matar a cien para proteger a mil.
El sistema también lo sabía y se lo dejó claro en cada misión de emergencia: o matas o acabarás muriendo. Aprendió la lección, la cruel vida se lo enseñó de la peor manera, pero aprendió así.
No pudo evitar sentir pena por Kalawarner y más viendo la tristeza en sus ojos, pero un solo segundo de duda y el muerto habría sido él.
No había justicia en la muerte.
Suzaku sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal ante aquellas palabras tan frías, venían de alguien que había visto la muerte.
No sólo alguien que había visto la muerte, sino que la había superado y ahora era su Soberano.
Pero no podía permitir que Goku se concibiera a sí mismo como un monstruo. No con un corazón tan puro como ese que nunca antes había visto.
-Eso no te convierte en un monstruo, alguien tan noble y puro como tú jamás lo será -habló Suzaku observándole- Yo también he matado esta noche, no cargues tú solo con todo esto.
Antes de que Goku pudiera decir nada unos brazos envolvieron su cuerpo desde atrás, era Suzaku quien le abrazaba con firmeza.
-¿Suzaku-san? -preguntó el azabache con suma incredulidad ante aquello sintiendo la calidez del cuerpo de Suzaku y la fragancia que emanaba.
-No estás solo... ¿recuerdas? -susurró Suzaku con suavidad- Perdóname por lo de antes, debí haberte dicho que Asia era una víctima suya.
Suzaku tenía remordimientos por la discusión que tuvo con Goku esta tarde, y no estuvo en paz consigo misma hasta que no se disculpó con él.
Perder a alguien, que un par de días se había vuelto importante para ella, por algo como eso definitivamente no estaba en sus planes.
-Lo siento, yo también me alteré... era normal que no supieras que Asia es mi amiga, pero lo importante es que todo ha acabado bien -habló Goku con una sonrisa instalada en su rostro.
Suzaku continuó abrazándole durante unos minutos más, esa tranquilidad que inundaba su corazón era algo que muy pocas veces sintió.
Goku tampoco se quejó, le resultaba cómodo estar con Suzaku. Su corazón se sentía en paz y le agradaba mucho esta sensación que sentía.
Después de unos minutos se separaron y regresaron al departamento, viendo que Asia estaba profundamente dormida en el sofá.
Se sentaron y tras cambiarse de ropa a una más cómoda cenaron mientras veían una película que les hizo reírse a mares, ambos lo necesitaban.
Y claro, guardaron los productor que compraron esta tarde y que Goku mantuvo almacenados en el inventario del sistema durante toda la tarde.
Hasta que, finalmente, llegó el momento de dormir. Pero aquí había un problema muy serio.
-Uh... Asia está durmiendo en mi lugar y sería problemático moverla pues podría despertarse -comentó Goku rascándose la nuca- Pues nada, iré a buscar un futon para dormir aquí, no teng...
-No, no sería justo dejar que duermas en tales condiciones en tu propia casa... así que d-dormirás en tu cama -habló Suzaku con un ligero sonrojo y entonces desvió la mirada.
Obvio que ella hacía esto porque su conciencia se lo pedía, ¿por qué si no compartiría cama con Goku? Claro que no había otra razón de peso...
-Si quieres que duerma contigo, Suzaku-san, no hay problema realmente -habló Goku recostando ambas manos en su nuca tranquilamente.
Su abuelo le había dicho hace tiempo que era malo dormir en la misma cama que una mujer, que no fuera su esposa, si ella no lo quería.
Suzaku no era su esposa pero ella era quien propuso dormir en su cama, así que no habría problema en compartir el lecho por hoy.
-E-eso n-no es algo que quiera, pero mi moral no permite que duermas así en tu propia casa... ¡así que esta noche dormirás en tu cama! -habló Suzaku mirándole con un enorme sonrojo.
-Bueno... vamos a dormir pues, ha sido un día largo y necesito reponer energías -propuso Goku mientras que bostezaba con bastantes ganas.
Goku caminó hacia su cuarto y después de varios días pudo sentir la suavidad de su cama, que ahora se impregnó por el olor de Suzaku.
-Woaahh, huele a Suzaku-san... realmente es un olor bastante bueno, hoy dormiré muy bien -comentó el chico extendiendo sus brazos.
Suzaku, que estaba apoyada en el marco de la puerta, no pudo evitar sonrojarse ante aquellas palabras. Ella se sintió un poco avergonzada.
Debido a que era una habitación ajena no hizo ningún cambio, sólo dejó alguna ropa suya sobre una silla cercana además de su neceser claro.
-¿Qué haces? -preguntó Goku con curiosidad notando cómo Suzaku tomaba una manta y la ubicaba en el lado central de aquella cama.
Al final Suzaku hizo una especie de muro con la manta y dividió los dos lados de la cama, ella se quedó en el izquierdo y Goku en el derecho.
-Aunque seamos amigos debemos poner unas normas -habló Suzaku mirándole con seriedad- Tu cuerpo no debe pasar esta manta, o si no...
Toda la seriedad se esfumó pues la vergüenza y el rubor en su rostro eran demasiado grandes como para poder ignorarlos así como si nada.
-¿Y si es tu cuerpo el que pasa esta manta? -preguntó Goku con curiosidad y el rostro de Suzaku se volvió todavía más rojo que antes.
Sin contestarle todavía Suzaku se dio la vuelta y le dio la espalda, dejándole con una gran gota de sudor descendiendo por su nuca ante aquello.
En el momento en que se apagó la luz reinó la oscuridad en el cuarto. Las horas pasaron con calma pero ninguno de ellos estaba dormido.
Suzaku estaba ocupada reprimiendo los latidos salvajes de su corazón, le era imposible conciliar sueño durmiendo con un chico por primera vez.
Un chico que, en cuestión de tres o cuatro días viviendo con él, se había vuelto importante para ella ocupando un lugar, un sitio en su corazón.
En este corto espacio de tiempo Suzaku se rió como escasas veces había hecho en los últimos años, y disfrutó bastante la compañía de Goku.
Pero lo que había hecho que Goku se ganase un sitio en su corazón es su carácter tan inocente y noble. Nunca antes conoció a alguien como él.
A pesar de toda la maldad del mundo, a pesar de que tenía poder, Goku se mantuvo en la humildad y la simpleza de anhelar proteger a su ciudad.
Eso era algo que admiraba.
"Te irás mañana... ¿verdad?"
La voz de Goku la sacó de su trance, giró su rostro encontrándose con los ojos ónix de Goku, que brillaban místicamente en la oscuridad.
-Debo entregar el informe de lo sucedido aquí, y de paso contactar con Azazel, él mediará con el Cielo para que se encarguen de Asia -respondió Suzaku mirándole y Goku asintió tras escuchar.
-Eso... es bueno, Asia podrá estar en un buen lugar -contestó Goku con una sonrisa sincera.
Suzaku le había contado un poco lo que había sucedido con Asia y no pudo evitar sentir algo de rabia e impotencia debido a tal situación... ahora todo sería bastante diferente para su amiga.
-¿Podrás volver algún día? -preguntó Goku, aunque sólo hubieran sido unos pocos días se habituó a estar con Suzaku y lo disfrutaba.
-Me gustaría volver en el menor tiempo posible... pero supongo que antes tendré que encargarme de algunos asuntos del clan -Suzaku suspiró.
Claro que echaría de menos a Goku, vivir con él había sido una experiencia fabulosa que sin duda repetiría pero tenía asuntos que atender.
-En ese caso iré a verte yo, he disfrutado mucho contigo estos días y me gustaría que pudiéramos seguir viéndonos -habló el joven sonriendo ante la mirada atónita de Suzaku.
Si Goku estaba con ella, todo sería más fácil de sobrellevar... ese pensamiento suscitó una enorme sonrisa en sus divinas facciones.
-Está bien, definitivamente nos veremos pues tenemos una cita pendiente -respondió Suzaku con una sonrisa y Goku asintió sonriendo.
"Cada vez que estoy con él, siento cómo todos mis problemas y preocupaciones se desvanecen... me gusta sentirme siempre de esta forma pero supongo que hoy se acabará"- discurrió Suzaku entrecerrando sus ojos.
Aquella noche ella durmió plácidamente. Soñando tuvo un sentimiento de sí misma sumergiéndose gradualmente en un cálido abrazo y se hundió más en sus sueños.
Muchos pensaban que el protagonista de esta historia era un personaje vacío y sin trasfondo personal... con este capítulo, se demuestra que no es así.