Contra todo tipo de creencia terrestre, lo que Isaac experimentó tras su muerte no fue la llegada al cielo, el infierno o la entrada a la rueda de la reencarnación, tampoco llegó a un mundo lleno de monstruos, demonios y almas en pena. Solo un silencioso, pacifico y oscuro vacío.
La conciencia del hombre no tenía constancia del tiempo que había transcurrido, es más, algo como el tiempo parecía no existir en este extraño lugar. Isaac sentía que habían pasado escasos segundos desde su llegada, para instantes después experimentar decenas o cientos de años.
En cierto punto, sus recuerdos también comenzaron a desvanecerse, volviendo a aparecer de golpe cuando estaban a punto de desvanecerse, luego se desordenaban, pasaban a cámara lenta, luego rápidamente para al final volverse a ordenar.
Sin darse cuenta, cuando Isaac recobró su conciencia, se encontraba sentado en un cómodo almohadón. Frente a él una silueta distorsionada que parecía estar hecha de mercurio se encontraba sentada en otro almohadón, siendo separados por una baja mesa de piedra, de la cual el hombre no tenía idea de cuándo había aparecido.
Estando completamente confundido y mareado por la extraña situación, Isaac no encontró palabras para decir. El ente pareció percatarse de ello y comenzó la conversación.
"Isaac Steel, bienvenido a mi limbo personal, soy una entidad de nivel 9 a cargo del multiverso 7, también conocida como 'Señora de los Sueños' pero usted puede llamarme Klyscha" se presentó formalmente la entidad con una voz femenina, la cual era la más hermosa que Isaac había oído en su vida.
Las palabras de Klyscha despertaron a Isaac de su aturdimiento.
"¿Es-Estoy en televisión, o algo así?" preguntó él con desconfianza mientras miraba a su alrededor.
No importa por donde lo viera Isaac, esto tenía que ser una especie de broma de mal gusto, era imposible que algo así sucediera, iba en contra de toda lógica que él conociera.
Ante su pregunta, Klyscha dejó escapar una ligera risita que sonaba como melódicas campanillas, la cual hizo temblar el alma del hombre mayor. En ese momento, para Isaac, incluso si esto fuese una broma, solo el poder escuchar la melodiosa voz de esta mujer hacía que valiera completamente la pena, solo con su risa, hizo que su alma cansada se sintiera relajada.
"Isaac, incluso si la suerte que has tenido en tu vida ha sido horrible, ¿Realmente piensas que alguien gastaría el tiempo y dinero necesario para crear una situación así?"
"He sobrevivido a un terremoto, no sería una sorpresa si algún bastardo rico y aburrido decidió matar su aburrimiento jugando con un pobre hombre en sus 40" se rió Isaac para sí mismo.
"Cierto. Mas para tu buena o mala suerte, esto es real; Isaac Steel, usted ha muerto...deberías poder recordar perfectamente tus últimos momentos, después de todo, me aseguré de que tu alma jamás pudiera olvidar lo que alguna vez has vivido" explicó Klyscha "si no me crees, adelante y recuerda..."
Aunque Isaac no creía esta broma en lo más mínimo le resultaba divertido y no perdía nada con intentarlo. Para su sorpresa...era verdad.
Con solo pensar en un recuerdo, podía sumergir su mente en él, recordar cada mínimo detalle y sentirlo en su propio cuerpo, incluso podía sentir las emociones y experimentarlas en carne propia una vez más.
Conmocionado, Isaac abrió sus ojos de golpe, mirando a la extraña amalgama femenina ante él con nuevos ojos, como si fuese la primera vez que la veía.
Isaac estuvo sin palabras durante un largo tiempo, con un fuerte nudo en la garganta y una mente en completo caos.
Klyscha pudo verlo, pero se abstuvo de hablar porque sabía que lo que el mortal estaba experimentando, desde su escasa comprensión, era casi imposible de asimilar.
Tras unos minutos, la mente de Isaac recobró algo de claridad y no pudo evitar que sus ojos se humedezcan.
"...¿E-Esto realmente está pasando?....¿no es una broma cruel?" preguntó el hombre con voz temblorosa y unos ojos al borde de las lágrimas.
"En, todo lo que estás viendo, sintiendo y experimentando en estos momentos, es real" contestó Klyscha con una voz tranquila.
"Y-Yo realmente morí...¿Así? ¿Sin haber podido experimentar felicidad, sin haber podido experimentar esa calma que tanto deseaba?"
"En"
Poco a poco, la respiración de Isaac comenzó a agitarse, sus dedos apretaron con fuerza la tela de sus pantalones y pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos.
"¿por qué?...¿por qué toda mi vida tuvo que ser así...? ¡¿Qué demonios hice para merecer ver tanta desgracia?! ¡Dime la razón! ¡Siempre he intentado lo mejor posible! ¡¡Siempre he trabajado para que todos a mi alrededor me aceptasen!! ¡¡Siempre he sido el mejor 'yo' posible en cada maldita situación!! ¡¡¿ Dime cuál demonios fue el puto pecado que cometí para que todos a mi alrededor sufriesen conmigo?!! ¡Incluso si he hecho algo imperdonable, soy yo quien debería haber sufrido! ¡¡¿Dime por qué todo aquel que intentaba ser amable conmigo tenía que sufrir?!! ¡¡¡DIMEEE!!! " rugió Isaac con los ojos inyectados en sangre. Sus ojos no revelaban otra cosa que dolor, tristeza y odio, pero no hacia Klyscha ni cualquier otra cosa, sino hacia sí mismo por haber sido tan impotente en toda su vida, por no haber podido ayudar a aquellos que lo trataron bien.
Viendo al pobre hombre que había empezado a desahogar todo lo que había embotellado dentro de sí a lo largo de su vida; Klyscha permaneció callada, ella dejó que Isaac llorase el contenido de su corazón, pero no sintió desdén ni ningún sentimiento similar, solo tristeza y lastima por esta pobre alma que teóricamente no debería existir.