Liam miró fijamente el cuerpo inmóvil de su mejor amigo. Lo supo de un vistazo, Ji Ming no respiraba y su base de cultivo empezaba a desvanecerse, después de todo era un cultivador experimentado.
Experimentó una serie de emociones muy rápidas. Desolación, ira, mucha ira y luego vacío.
—Debo decir que para tener una sola Esencia, este chico era bastante duro —Jinichi habló con una sonrisa —. Quizás el más fuerte recién llegado que he conocido, después de ti, por supuesto.
Liam no respondió al instante. Observó un par de segundos más el cadáver de Ji Ming y posó sus ojos en el responsable de ello. No liberó su intención asesina y, de hecho, sus ojos estaban llenos de frialdad.
—Voy a matarte —sus palabras fueron simples, como si estuviera declarando un hecho y no estuviera amenazando de muerte a alguien.
Jinichi se rio.
—No, de hecho, has caído en mi trampa —reveló —. Ahora podré cumplir con la misión que "Él" me encargó.
Sin escucharlo, Liam entró en combate. No fue una batalla normal, en la que él iría escalando tranquilamente en sus poderes para poder disfrutar al máximo. No, esa vez no. En un parpadeo, un dragón de escamas color carmesí y tan grande que era casi inimaginable, estremeció al mundo.
Las tropas de la secta, que se estaban preparando para investigar el lugar del terremoto, vieron sintieron al dragón, pues Liam rompió todas las barreras anti-detección colocadas anteriormente.
—Voy a matarte —Liam rugió al aire y el espacio pareció quebrarse. Levantó el vuelo con ferocidad.
El cielo, que habitualmente era de color azul, se empezó a distorsionar. Primero, se partió por la mitad y se volvió de color rojo, entonces aparecieron intrincados patrones geométricos y brilló con todos los colores existentes.
Los cultivadores que acababan de llegar lo vieron. No pudieron evitar tragar saliva y abrir mucho los ojos con horror ante la escena. Esta escena sería la que más tarde le valdría su título a Liam: ¡El Caleidoscopio!
Liberando como nunca antes lo había hecho la Esencia del Espacio, Liam cargó un Cañón de Éter sin preocuparse por posibles consecuencias. Los mismos patrones que habían aparecido en el cielo se concentraron en la boca del dragón.
—¡Escapad, deprisa! —el maestro de secta, que acababa de llegar, ordenó rápidamente la retirada a los discípulos, que no necesitaron otra advertencia.
Sin un solo sonido, descendió un pilar de luz hacia Jinichi y el planeta.
El cultivador humano sonrió y levantó una mano al cielo. Sin decir palabra, un haz de luz blanca cayó y se interpuso en el camino del Cañón de Éter. Forcejearon un momento, pero el rayo multicolor no pudo aguantar y se derrumbó.
—Eso podría haber funcionado con mi yo pasado —dijo Jinichi —. Sin embargo, gracias a haber ascendido a Soberano Ancestral, además de recibir la ayuda de "Él", ahora mismo mi poder está otro nivel... en realidad, ahora mismo no soy más débil que los Dechados de las leyendas. Morirás sin más remedio.
Una espada de luz apareció en su mano y desapareció, reapareciendo justo enfrente del dragón. Liam no tuvo tiempo de reaccionar y solo pudo desviar un poco, con su brazo, el ataque. El arma cortó finamente el brazo de Liam y este tuvo que retirarse apresuradamente.
Se transformó en su forma híbrida, para tener más velocidad y detuvo el sangrado. Casi no tuvo tiempo, pues innumerables esferas de luz cayeron del cielo como si fuera lluvia, lluvia enviada por los Cielos para juzgar a un criminal.
Convocó a Ama no Sakahoko y cortó tantas esferas de luz como pudo. Protegió sus puntos vitales, pero aun así varias lo tocaron, borrando su piel.
Liam parecía un demonio, lleno de su propia sangre, que caía del cielo hasta el suelo. Incluso en esta condición, cerró sus heridas, aunque aún le dolía, podría seguir luchando sin preocuparse por el desangramiento.
Su corazón tembló.
Jinichi cortó el cielo con su espada de luz y un arco de energía tan grande que oscureció los colores del caleidoscopio de Liam se dirigió hacia este último.
Liam apretó los dientes y levantó una mano.
—¡Estancamiento! —declaró, como si estuviera dando una orden. Había declarado estas palabras por instinto, pero su Esencia del Espacio reaccionó y se dirigió al rayo.
Para incredulidad de los espectadores, que también veían impotentes la lucha entre lo que parecían dioses verdaderos, el enorme corte, que parecía estar a punto de dividir el planeta en dos, se detuvo en el aire como si hubiera chocado contra una pared.
Liam casi no registró esto, estaba malherido y luchando solo con su instinto. Supo que tenía una pequeña oportunidad y balanceó Ama no Sakahoko.
—¡Estilo del Alma: Cortador de la Gran Montaña! —un tajo volador con propiedades anti-magia salió disparado y chocó contra la luz.
Ambos cortes se disiparon y Liam estuvo a punto de suspirar aliviado. Bajó la cabeza por puro instinto y pudo esquivar la estocada.
Jinichi, que había aparecido a la velocidad de la luz a su lado, volvió a mover su arma.
Liam casi no pudo ver el movimiento y tuvo que retroceder como le fue posible, recibiendo como consecuencia de esto un corte en el pecho.
Su visión se puso borrosa, su corazón soltó un zumbido extraño.
Intentó pasar al ataque una vez más.
—Estilo del Alma: Serie de Corrientes Furiosas —su único brazo, sosteniendo a Ama no Sakahoko, se convirtió en un mar embravecido.
Jinichi no intentó bloquear, conociendo las propiedades del arma. Apareció en un parpadeo fuera del camino y extendió ambos brazos.
De su cuerpo, salió un resplandor que lo iluminó todo, como si el Sol hubiera aparecido en medio del planeta. Liam sabía cómo se le podían quemar los ojos, así que los cerró y confió en su detección de magia para luchar.
Sin embargo, no pudo detectar lo suficientemente rápido otra ráfaga de esferas de luz que le perforó una pierna y un hombro.
Escupió sangre y abrió los ojos, dándose cuenta de que se estaba mareando. Su cabeza daba vueltas y el dolor era tan grande que incluso él no pudo reunir el control para cerrar estas heridas.
Su corazón empezó a flojear.
—No puedo perder aquí —su mirada borrosa se dirigió al cadáver de su amigo —. Ji Ming, yo... me hubiera gustado ir a pescar una vez más juntos.
Jinichi apareció enfrente.
—Parece que ya estás a punto de morir —cuando habló, no parecía dañado en lo absoluto y no estaba demasiado cansado —. No te preocupes, te enviaré con tu amigo para que podáis disfrutar vuestro castigo como blasfemos.
Liam no escuchó nada, ni siquiera podía ver u oír algo que no fueran sus pensamientos.
—Maestro... —pensó en el antiguo director de Hogwarts —. Maestro, ¿crees que está bien querer ser el más fuerte? Después de todo, ¿pertenezco siquiera a este mundo?
Todo se ralentizó cuando un enorme rayo de luz se dirigió hacia el cuerpo de Liam, que flotaba hacia abajo con los ojos perdidos.
—Me opuse a los Cielos y eso ha causado que maten a mi mejor amigo —reflexionó —. Dime, maestro, ¿qué hubieras hecho tú si estuvieras en mi lugar? Yo no quería ser el más fuerte para gobernar, sino para poder vivir tranquilo con mis amigos, para poder entrenar a mis discípulos sin preocupaciones, luego irme a pescar con Ji Ming y acabar el día relajándome charlando con Fleur.
El rayo se acercaba más y más.
—Estoy seguro de que a él también le hubiera gustado hacer lo mismo —recordó la última vez que habían ido a pescar y pensó en como a Ji Ming no se le paraban de escapar los peces —. Entonces, ¿por qué escogimos continuar con la cultivación? Podríamos haber vivido como magos simples... Sí, quizás una vida como esa habría estado bien.
Su corazón de repente resonó con fuerza.
Tac, tac, tac.
—Esto es...
En el último instante, justo antes de la muerte, Liam vislumbró algo que reconduciría su destino para siempre. En un estado tan intenso como ese, el cerebro lo ve todo más claro, es un estado de claridad inalcanzable por medios normales.
Así es, fue en una situación de vida o muerte que un cultivador podía averiguar si verdaderamente estaba preparado para recorrer el camino ilimitado que era la cultivación.
El mundo tembló. No era solo el planeta Suerte Dorada, ni siquiera era solamente el Reino Inmortal. Todo el cosmos tembló un instante.
En algún lugar desconocido, el Iluminado se levantó levemente del extraño suelo cubierto de estrellas en el que estaba sentado.
—Jajajajaja —de repente estalló en carcajadas —. No sé qué ha ocurrido, pero sea lo que sea que haya hecho ese bastardo de Shen, ha cavado su propia tumba.
Intentó ver el Reino Inmortal, para entender completamente la situación, pero una fuerza desconocida se lo impidió. Soltó un suspiro de decepción.
—Sin embargo, pensar que alguien tan joven conseguiría la última de las Autoridades —murmuró para sí mismo —. Estas personas de otro mundo son verdaderamente increíbles, quiero ver la cara de Shen, sería demasiado gracioso.
Se rio, sin saber que la misma persona en la que pensaba también pensaba en él.
Era una sala completamente blanca, solamente ocupada con un trono de color azul celeste y una persona sentada en el mismo. La persona golpeó el reposabrazos del trono y lo rompió en mil pedazos.
—Esto no puede ser verdad —se lamentó —. Ese maldito Jizo, estoy seguro de que lo tenía todo planeado.
Se levantó del trono y se acarició su larga barba blanca, que llegaba hasta el suelo.
—Llegados a este punto, voy a tener que descender yo mismo al Reino Inmortal —se dijo —. Mandaré a Tengen para que lo mantenga en su lugar mientras lo preparo todo.
Extendió su consciencia y contactó a alguien.
Liam, lejos de ambos seres, estaba a punto ser absorbido por el haz de luz. No obstante, una tranquilidad sin precedentes se extendió por su cuerpo. Ya fue respondida la pregunta de si estaba preparado para continuar su camino en la cultivación. Un torrente de información infinita fue vertida en su cabeza, pero no le dolió.
—Detener —declaró, y el mundo escuchó su orden.
Todo se detuvo, no solo el ataque de Jinichi, sino también el propio cultivador, los discípulos de las sectas, los ancianos y también los maestros de secta.
No detuvo el tiempo.
No usó ninguna habilidad.
Solamente... lo ordenó y el mundo tuvo que obedecer.
Más allá del Reino Ancestro, que otorga al usuario la capacidad de controlar la verdad de un concepto, existe algo más: la verdadera Trascendencia.
"Ellos" no controlaban un concepto, "Ellos" tenían Autoridad sobre un principio básico del mundo.
Conocimiento, Justicia, Belleza, Existencia y Control, cada uno de estos caminos correspondía a un título. Solo existían cinco caminos para que uno ascendiera a "Uno" y para ello se necesitaba la Autoridad de dicho camino. Por lo tanto, solo podían existir cinco Trascendentes.
En esta batalla, aunque aún no había trascendido por completo y, en consecuencia, sus poderes estaban limitados. Liam adquirió la Autoridad de Control, eso quería decir que solo era cuestión de tiempo antes de que trascendiera, y su camino era... ¡Dios! El camino de El Dios.
Habiendo llegado a ese nivel de vida, Liam podría adquirir varias Esencias, pero tampoco cambiarían mucho su poder, así que solo eligió una.
Levantó la mano y la cerró, como si estuviera agarrando una estrella. Una luz de color naranja brilló en su palma antes de ser absorbida.
—Ji Ming, llevaré esto como tu símbolo —Liam pensó —. Aquel día, el único pez que no se escapó fue el mío y hoy se ha demostrado que aún no debo morir. Entonces, te llevaré conmigo para que puedas ver la cima en la que me pararé.
Todo el espacio a su alrededor cambió, dejó atrás el rayo de luz que había sido paralizado y apareció junto a Jinichi en el espacio, fuera del planeta.
—Liberar —anunció, reanudando el mundo.
El cultivador humano miró a su alrededor, confundido.
—¿Qué dem... —no acabó la frase, pues vio a Liam y se dio cuenta de su nueva apariencia.
De esto no se había dado cuenta ni siquiera "Él" mismo. Su cabello, por alguna razón, ahora era tan largo que flotaba metros más allá. Su ropa se había convertido en una túnica blanca y sus ojos, que seguían siendo amarillos y con las pupilas de dragón, ahora brillaban como dos soles en el universo oscuro.
—¿Quién eres? —preguntó desconcertado Jinichi, el miedo instintivo le hacía temblar la voz y eso lo asustó aún más, pues no debería haber nadie en el Reino Inmortal tan fuerte como él. Después de todo, los Dechados no existían desde hacía eones.
Liam miró al hombre que había matado a su mejor amigo sin emociones.
—Quién soy es una pregunta sencilla —su voz, aunque no habló muy fuerte, alcanzó fácilmente los oídos de Jinichi —. Yo soy Liam Doyle.
Levantó su mano y uso su nueva Esencia, potenciada por su, ahora trascendente, control. Encima de Liam apareció un Sol completo.
—Y soy aquel que pisoteará los cielos.
Fin del capítulo.
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Bueno, la historia ya está llegando a su final, quedan solo dos enemigos más para terminar. Sinceramente espero que disfrutéis esta útlima parte.
Espero que os haya gustado y hasta la semana que viene ^^