Abrí los ojos mientras respiraba agitadamente y observé mi alrededor. Parecía estar en algún tipo de vacío, era difícil de explicar, no había nada en ese lugar más que un fondo gris.
Mis pensamientos se dirigieron a lo que me había sucedido recientemente. Nunca me hubiera imaginado morir de esa forma. Hubo un atentado terrorista en mi ciudad, es de esas cosas que nunca piensas que te pueden suceder a ti, pero que le suceden a alguien. Un hombre salió de una furgoneta con una metralleta y empezó a disparar indiscriminadamente, a alguien le tenía que dar, la calle en la que estábamos siempre iba llena de gente, fue simple mala suerte que me tocará a mí.
Suspiré y miré tristemente mis manos. No pude cumplir mi sueño de vivir una vida buena y larga, con una familia propia y trabajando de lo que me gustaba. Me frustró, me frustró mucho, me gustaba vivir, estaba a punto de terminar el instituto, haría un batxillerato de ciencias y ya tenía pensado intentar la carrera de matemáticas, siempre se me dieron bien. Tenía mi futuro planeado y, sin embargo, ya no podría cumplir mis metas. No lloraría, era un acto inútil.
Quitando de mi mente los deprimentes pensamientos, observé a mi alrededor. Nunca fui de esos que creían que había algo después de la muerte, simplemente creía que, una vez muerto, solo eso, dejabas de existir y te convertías en un cuerpo sin la capacidad de respirar, comer, ver, hablar y, en términos generales , de vivir. Es por esa razón que pretendía vivir mi vida tan alegremente como pudiera, rodeado de amigos verdaderos y una familia a la que amar.
La muerte es algo muy curioso, siempre tuve curiosidad acerca de ella y, ahora, podría descubrir que se sintió estar muerto.
Mis ansias de conocimiento me hicieron esbozar una sonrisa y empecé a explorar el lugar, como ya se describió anteriormente, no había nada. Decepcionado, decidí sentarme, sin nada más que hacer me puse a reflexionar sobre diferentes temas, nada interesante no lo voy a poner aquí.
No estoy seguro de cuánto tiempo pasó, pero, antes o después, una figura apareció delante de mí. Estaba envuelto en una capa de luz muy brillante que me impedía distinguir sus rasgos. Desvié un poco la mirada para no quedar ciego (espera, ¿se puede quedar uno ciego después de morir?).
-Saludos, joven -habló el misterioso ser. Por la voz pude distinguir que era un hombre.
Sorprendido, le devolví el saludo con un asentimiento de cabeza. -Buenas, no esperaba ver a nadie aquí, supongo que eres Dios o algo así -le dije.
Nunca fui creyente, el concepto de Dios fue una idea que no me atrajo y, si bien había sucesos que nadie podía explicar y se lo atribuían a Dios, yo siempre pensé que, simplemente, no se tenían los medios necesarios para descubrir qué sucedía.
El ser de luz pareció murmurar. -No exactamente -respondió -Soy un ser cósmico que se encarga de hablar con almas como tú, no existe un "Dios" como tú lo conoces. Los seres como yo escribimos ciertas reglas de la realidad y no volvimos a interactuar con los seres vivos -explicó.
Me acaricié la barbilla contemplando las palabras dichas por el ser. -Pero estás hablando conmigo, supongo que debe haber una razón para esto -comenté curioso.
-Ciertamente la hay, dije que no interactuamos con los seres vivos, sin embargo tú estás muerto. Verás, las reglas de la realidad están escritas y son imperturbables, pero se cometió un error cuando se crearon las reglas respecto a la muerte y, de vez en cuando, alguien muere sin que tuviera que morir -dijo y yo pude distinguir el significado oculto en la explicación.
- "Así que morí por equivocación, esto es un golpe para mi orgullo" -pensé, lanzando un suspiro interno.
-Sé lo que estás pensando, pero no te preocupes, estoy aquí para arreglar ese error. Por lo que he podido ver, en tu vida leíste muchos de esos llamados manga isekai, no es así? Bueno pues esto hará mucho más fácil explicártelo. Te podrás reencarnar en algún mundo de tu agrado y podrás pedir un deseo -todo fue dicho muy rápido y me costó un par de segundos asimilar el mensaje.
Abrí mucho los ojos sorprendido antes de echarme a reír, nunca pensé que terminaría como uno de esos protagonistas que tanto me disgustaban debido a sus pobres desarrollos y poderes exagerados, que irónica que es la vida! Continué riendo por diez segundos más antes de detenerme. El ser me miró sin emociones.
-Bueno, entonces ¿cómo funciona esto? ¿Simplemente digo el mundo al que quiero ir y el deseo que quiero y ya? -pregunté mirando directamente al ser, pues ya me había acostumbrado a la luz.
-Así es, sin embargo debo avisar de que si pides un poder de algún personaje, no te lo daré en sí mismo, sinó que te daré las herramientas para que puedas llegar a alcanzarlo. Para poner un ejemplo, si pides el poder de Madara Uchiha te daré la capacidad de desbloquear el Sharingan y el Mangekyō Sharingan, además de chakra, sin embargo no los podrás usar desde el principio -explicó.
No fue ningún problema, fue solo una vez, pero había pensado qué deseo pediría y en qué mundo me gustaría vivir, así que ya lo tenía decidido.
-Quiero reencarnar en el mundo de Harry Potter -dije con confianza.
El ser me lanzó una mirada que, si tuviera que adivinar, contenía curiosidad.
-Me sorrendes, creía que me pedirías reencarnar en Naruto dado lo que vi de tu vida -me dijo.
Asentí de acuerdo con él -Fue una de mis opciones, sin embargo quiero vivir con unas costumbres similares a las que estaba vivo, la vida de un shinobi es extremadamente dura, es por eso que elijo Harry Potter -expliqué.
Bueno, en vida me gustaba mucho Naruto, no era mi manga favorito pero era del que más conocimiento tenía, sin embargo no creía que pudiera acostumbrarme a la vida de un ninja.
-Hmm, savia elección. Entonces ahora solo te falta el deseo -me indica.
Mis ojos brillaron. Había una cosa que en vida siempre disfruté mucho, aprender. Me gustaba ir al instituto porque allí aprendía sobre diversos temas, sin embargo, aunque sacaba muy buenas notas, siempre tenía un límite, no era un genio.
-Mi deseo es tener la capacidad de aprendizaje y el talento de Meruem, de Hunter x Hunter-.