Días después:
Ella me sigue evitando y era muy poco el tiempo que he podido estar con ella. Hoy quise enfrentarla, pero prefirió irse de la habitación. Ahora tiene la idea de conseguir un trabajo aquí, solo por no verme la cara, es el maldito colmo. La misión esta que me encargaron, es otra cosa que me pone peor. No tengo tiempo para estar con ella tampoco. Tuve que ir hoy a la casa de esa familia porque habían recibido otra amenaza y para completar, estaba en clave. Para completar mi fabuloso día, a la madre de William no le caí bien. Parece que pudo ver a través de mi. Piensa que soy un hombre malo, y no ha dejado de mirarme y tratarme con esa desconfianza. Al salir de la casa de ellos me dirigí a la de Juliana, pues me estaba insistiendo en que fuera.
—Estoy orgullosa de ti, John. Estás utilizando todo eso malo que te enseñaron, en algo bueno y positivo. Estás ayudando a personas que necesitan tu ayuda y eso es algo que ellos, y yo te agradecemos mucho.
—Gracias, Julianita. ¿Y dónde está la nena de tío?
—Están con Owen.
—Les traje estos dos regalos a los niños.
—¿Cuándo tendrás un bebé, John? Se ve que serías buen papá.
Se me cruzaron los recuerdos de Daisy y mi bebé, y negué con mi cabeza.
—Soy alérgico a los niños.
—Amas mucho a Kamila y ella a ti, no creo que seas tan alérgico como dices. ¿Y si esa chica con la que sales quiere un bebé?
—No estamos saliendo.
—Pero no vas a negar que te gusta. No sabía que tenías ese tipo de gustos. Si llegaba a saber que te gustaban las chicas como yo, hasta me hubiera casado contigo— soltó una risita de burla.
—Ella no me gusta.
—Que mentiroso eres, incluso la trajiste para acá.
—No tiene donde quedarse, ya te lo he dicho muchas veces.
—¿Me dirás qué aún no has dado el paso de acostarte con ella?
—Eres muy curiosa, hermanita. ¿La falta de sexo te pone curiosa?
—Creo que debe ser eso, ya mismo llamo a mi marido. Espero verte algún día casado con ella o con la mujer que escojas en tu vida, John. Mereces ser feliz.
—No me hagas reír, eso no existe para mí.
—Deja de ser tan serio y pon un poco de tu parte para que las cosas con ella funcionen.
—Y dale con lo mismo, no estamos saliendo.
—Pues debes dar el paso y hacer que salga contigo. Te pondrás más viejo y seguirás siendo una pasa sin sentimientos, solterón y amargado.
—Gracias por lo que me toca. Tan dulce como siempre, hermanita querida, por eso te amo.
—Y yo a ti, aunque seas una rata malagradecida, que planeaba dejarme sola en este estado. Me hacías falta, ¿Sabías?
—¿Es una confesión de amor, hermanita? Eres incestuosa. Ahora entiendo cómo terminaste casada con tu hermanastro.
—Idiota.
—Pervertida incestuosa.
—Ah, pero me amas así, ¿Verdad?
—Más de lo que imaginas. Ven para acá— la abracé.
—Haz cambiado mucho y no te das cuenta de eso.
—Lo que digas.
Al día siguiente
—¿Será que hoy si estés de humor para hablar, Daisy?
—No, tengo que ir a trabajar.
—No quiero que estés sola. No he podido estar aquí como quisiera porque he estado atendiendo lo de esa familia.
—Continúa cómo vas, estás haciendo algo bueno por primera vez en tu vida.
—¿Tienes que ser tan jodidamente sarcástica?
—Sí, tengo que ir a trabajar y no quiero llegar tarde.
—¿Dónde estás trabajando?
—¿Para qué? ¿Para que vayas y prendas el lugar en fuego para que no vaya más?
—Eres una ridícula.
—Igual que tú. Adiós.
Salió de la habitación y le dí una patada a la silla. En otra circunstancia la hubiera forzado, pero no he querido hacerlo. Siento que eso solo empeoraría las cosas.
Llevé mi cuchillo para ir a la casa de William, ya que en unas horas era la actividad; una actividad donde supuestamente estará uno de los implicados. Al llegar a su casa me recibió su madre y se veía de mal humor, fue muy grosera y traté de controlarme o hubiera acabado con ella en ese precioso momento. Yo que andaba de mal humor y esa perra viene a provocarme. Al ver su actitud, quise irme de la casa y preferí irme a la actividad primero. Entré y me mantuve cerca de la puerta vigilando a todo el que entrara. Vi al sospechoso hablar con varias personas en la actividad, y al rato llegó William y su esposa. Me mantuve a una distancia prudente de ellos y observando los alrededores. Así estuve por una hora, cuando vi a tres hombres entrar. Dos de ellos llevaban el mismo tatuaje en el cuello. Me di cuenta que venían por mi, porque solo los miembros de los Roberts tienen esos tatuajes. Era la marca que los identifica. No sé cómo dieron con este lugar. Oculté mi rostro y caminé disimuladamente, tenía que hacer algo o los van a matar a todos. Al mirar a la pared, vi la alarma de incendio y se me ocurrió la brillante idea de presionarla para que así evacuaran todos. Eso hice, y todos salieron como locos pensando que el edificio se estaba incendiando. Salí entre toda esa gente para irme lejos de todos ellos. Caminé a paso rápido por la cera, cuando escuché la voz de William llamándome. No era momento de que se se acercaran, o los van a vincular conmigo.
—¡Alejénse de mi!— les grité y caminé más rápido, pero él siguió caminando detrás de mí.
Escuché el sonido de un auto, estaba tan cerca que supe que iban a atacarme a mí, así que quise cubrirlos para que no salieran ellos lastimados. Un hombre salió del auto y actué lo más rápido posible. No tenía mi arma conmigo, la había dejado en el auto, ya que a ese lugar no podía entrar con ella. Me tiré sobre ellos, y el hombre disparó, para luego marcharse. Aceleraron el auto y presioné mi hombro, para luego agacharme. A pesar de que me dispararon en el hombro, no sentía mucho dolor como otras veces.
—¿Estás bien, John? — me preguntaron asustados.
—¡Hay que llamar una ambulancia!— Jasmin buscó su teléfono en el bolso.
—Yo estoy bien. Mala hierba, nunca muere — sonreí presionando mi brazo.