Lisa
—¿Qué estás esperando?— me preguntó molesto.
Miré a Kaori suplicándole que no viera lo que estaba a punto de hacer. Tener que hacer esto frente a mi hija esta mal y es enfermizo, pero no tenía de otra. Era esto, o que nos maten a las dos. Llevé mis manos atadas a mi entrepierna y me toqué por encima de mí ropa interior, Kaori desvió la mirada, y ese infeliz la agarró por el pelo obligándola a mirar.
—O miras, o comenzaré contigo, tú eliges — al ver lo que estaba haciendo con ella, traté de sentarme en la cama para encararlo.
—A ella no la trates así, imbécil.
—Te dije que te callaras, perra— me dio un a bofetada tan fuerte, que sentía un calentón en toda la mejilla.
—¡Mamá!
—Que mujeres buenas para nada, estoy cansado de esperar — se bajó el cierre del pantalón, dejando visible su erección—. Ya que tu madre no sabe calentar y no sabe seguir instrucciones, supongo que tú serás más obediente, ¿Verdad?
—¡A ella no la vas a tocar!— le grité molesta, pero él ignoró lo que dije.
—¿Quieres que la vuelva a golpear, niñita?— le preguntó a Kaori. No quiero que ella siga presenciando esto.
—Yo haré lo que pidas, pero deja a mi hija tranquila— me miró fijamente y señaló el suelo.
—Arrodíllate y haz tu trabajo— me molesta tener que humillarme de esta manera, pero todo sea para que no toquen a mi hija. No es la primera vez que me toca hacer esto, pero sentía frustración y los recuerdos invadían mi mente, pero no era el momento de preocuparme por mi. ¿Ya qué importa lo que suceda conmigo? Yo no quiero ella pase por lo mismo que he tenido que pasar por todos estos años. Ella no lo merece, yo sí. Si no hubiera sido débil y hubiera escapado de las manos de Akira cuando pude, quizás esto no hubiera ocurrido. Estuviéramos quizás en otra parte, haciendo nuestra vida los tres. Lin, Kaori y yo, pero he sido muy egoísta, me he dejado llevar por el amor que siento por Akira y he descuidado a mis hijos por eso. Soy la peor madre que pueda existir.
Me arrodillé como quizo y me acerqué a él, tenía que buscar la forma de quitarle la llave para poder salir de aquí. Me acerqué a su pene y una lágrima bajó por mi mejilla, sentía repugnancia. El olor fuerte, era asqueroso. Buscaba pensar en otra cosa, pero era imposible. Recuerdo que metió la llave en el bolsillo de su pantalón. Si trato de morderlo, él haría ruido y alertaría a sus hombres. Traté de acercar mis manos a su bolsillo, pero se dio cuenta, el haber tenido las manos atadas no me ayuda para nada.
—Eres muy estúpida si crees que voy a caer en ese estúpido juego, creo que te hace falta una buena lección para que aprendas a seguir instrucciones — me agarró el pelo y me tiró a la cama— Lo menos que tolero son las niñas necias — me dio un puño en la barriga y me retorcí de dolor.
—¡Déjala, animal!— Kaori trató de lanzarse sobre él, y le dio un puño en la cara, que la hizo caer sentada en el suelo.
La ira se me subió a la cabeza al presenciar eso, me levanté aún con el dolor en mi herida y me fui a su espalda, colocando su cuello entre mis brazos. Ejercía fuerza tratando de estrangularlo con mis manos atadas.
—¡Te voy a matar, infeliz!
—¡Mamá!— Kaori se levantó del suelo, y al ver al hombre rojo y forcejeando, quedó petrificada.
Dentro de mi quería decir «Kaori, no mires», pero me había dejado cegar por la ira que estaba sintiendo, pues era más fuerte que yo. Seguía ejerciendo fuerza en su cuello, y él tirando patadas, sus manos trataban de quitar las mías, pero le fue imposible. No podía pronunciar una sola palabra, sólo hacer pequeños ruidos por la desesperación de no poder respirar. Se rindió tiempo después, y cuando vi que su cuerpo no se movía más, lo solté.
—Estás sangrando, mamá.
—No importa, ¿Estás bien, preciosa?— Kaori se veía asustada y era obvio que tenía razones para estarlo.
—Sí, mamá, tenemos que salir de aquí para que te atiendan. Hay que buscar a papá y a Lin.
—Perdóname, Kaori, otra vez volví a fallar como madre.
—No es cierto, mamá. Lo hiciste en defensa propia, era su vida o la nuestra.
—No quería que pasaras por esto, pero ya es muy tarde.
—No hablemos de esto ahora, mamá, hay que salir de aquí.
Busqué las llaves en su pantalón, y lo peor es que, no tenía un arma encima. ¿Dónde la habrá puesto? Desarmadas ahí afuera, será un problema. Le quité la soga a Kaori, la habían apretado tanto, que sus muñecas estaban marcadas. Kaori me soltó, y al fin, pude sentir algo de alivio en las mías.
—Harás todo lo que te diga, ahí afuera deben haber muchos hombres y nos harán polvo si no tenemos un arma.
—Lo sé, mamá, saldremos de aquí.
Lin
—¡Vas a matarlo, infeliz! — le grité molesto.
—De placer nadie se muere.
—¡Akira!— lo llamaba, pero estaba inconsciente. Había recibido tantos golpes con diferentes tipos de látigo, que su cuerpo no podía resistirlo más. Lo habían desnudado y se podía apreciar su cuerpo ensangrentado.
—Esto es una obra de arte— soltó una risa malvada.
—¡Ya déjalo!
—Relájate, aún no termino con él, pero podemos seguir contigo —caminó hacia mí—. Tienes un buen cuerpo y eres muy joven. Los hombres maduritos son deliciosos, pero uno jovencito como tú, es más delicioso todavía. Me pregunto si vas a rendir mucho más o menos que él.
—¿Por qué no me sueltas? No es justo que solo tú puedas divertirte.
—Claro que es justo, ¿Por qué voy a querer que tú también te diviertas?
—¿Nos drogaste para esto? ¿A esto le llamas diversión? Yo no le veo ninguna. Haz hecho eyacular a mi padre, y a mi no me haz dejado probarte. No calientes la comida, si no puedes comértela. Una verdadera mujer hubiera terminado el trabajito y no lo dejaría a mitad.
—Que niño tan interesante, ¿Qué diría tu padre si te escucha?
—No me importa. Cualquier hueco cuenta, después que me quite este maldito calor que tengo en mi cuerpo. ¿Por qué no me muestras cuán "mujer" puedes ser; luego si quieres matarme, con gusto moriré tranquilo.