Recordó que, al principio de todo esto, fue Número 184 quien habló con Emilia.
No sólo porque Regulus le había ordenado que se hiciera cargo de Emilia. En lugar de Emilia, ella había ofrecido sus opiniones a Regulus, se puso de pie en nombre de otras esposas, y ahora mismo ella pretendía recibir las palabras lanzadas a todas ellas.
Esta clase de posición la colocaba como la confidente de Regulus, lo que podría crear la sospecha de que estuviera manipulando oportunamente a Emilia y a las esposas.
_Emilia: Pero, no creo que ese sea el caso. No eres el "corazón" de Regulus. Me gustaría creer esto.
Emilia había sido salvada numerosas veces por Número 184.
No la protegía de forma visible a simple vista, ni tomaba sus manos para guiarla.
En cambio, se aseguró de que Emilia estuviera preparada para seguir adelante frente a una incomprensible malicia.
Alguien que se preocupaba tanto por los demás…
_Emilia: No te imagino siendo la verdadera esposa de alguien así.
_Número 184: …Tal vez te hablé porque quería que creyeras eso, ¿sabes?
_Emilia: Bueno… Mi cabeza no es tan buena, así que si estabas tratando de engañarme, puede que me hayas engañado al instante. Pero…
Emilia no sabía si ella era vista favorablemente.
Actualmente, los compañeros de Emilia la apoyaban no porque Emilia los hubiera elegido ni porque hubiera esperado que ellos fueran sus compañeros.
Había sido porque todos los compañeros de Emilia la habían elegido.
Pero, tampoco es que se sintiera especialmente bien por haber sido elegida.
Más bien, siempre se había sentido incómoda, temiendo tener que cumplir con las expectativas.
Sin embargo, quería responder y ser capaz de responder a las expectativas depositadas en ella. Eso esperaba.
_Emilia: Quiero creer en ti. Eso es lo que elegí.
_Número 184: …
_Emilia: ¿Por qué das la cara por aquellas que callan? ¿Por qué, a pesar de la rendición en tus ojos, me ayudaste? ¿Por qué estás—?
_Número 184: —Sólo haces preguntas.
Interrumpiendo la pregunta de Emilia, Número 184 sacudió la cabeza.
Entonces, por primera vez desde que Emilia llegó aquí, levantó la vista lentamente y la miró.
Sentimientos congelados en una expresión rígida.
Ojos secos y labios cerrados.
Este sentimiento de pena llevó el ya hermoso rostro de la mujer a otro nivel.
Sin embargo, lo que ella estaba pensando era—
_Número 184: Por favor, vete tan pronto como puedas. Si el Honorable Esposo nos ve, todas moriremos.
_Emilia: Escúchame…
_Número 184: No tengo ninguna razón para responder a estas preguntas. Ya no eres la esposa del Honorable Esposo. No como nosotras.
_Emilia: —Yo… soy una semielfa.
_Número 184: ¿Eh?
Frente a la confesión de Emilia, la mujer se quedó en silencio.
Al darse cuenta de que había hecho algo inesperado, Emilia sonrió levemente. Por otro lado, la mujer finalmente entendió el significado de la confesión de Emilia.
Ella entendió que, de pie frente a sus ojos, estaba una semielfa de cabello plateado.
_Número 184: Cabello plateado… semielfa…
_Emilia: En realidad, hasta ahora, tú y yo hemos sido diferentes. Situaciones diferentes, orígenes diferentes, diferentes incluso en nuestras cualidades más básicas. Pero, nunca pensaría en algo como "somos tan diferentes que, por lo tanto, no tenemos ninguna conexión".
_Número 184: …
_Emilia: Las cosas que tú y yo vemos son seguramente las mismas. Cuando estés triste, querrás llorar; cuando encuentres algo que no puedas resolver, te enfadarás; cuando encuentres algo feliz, reirás con alegría. Es lo mismo, ¿verdad?
_Número 184: ¿Qué es exactamente lo que intentas decir?
Ante las apresuradas palabras de Emilia, Número 184 suspiró.
Emilia se encontró confundida ante esa pregunta. Qué quería decir exactamente, si quería decirlo o no, ella misma no podía entenderlo.
Esto demostró que se estaba volviendo demasiado emocional, pero eso le hizo olvidar el tema y salirse del camino. Ella debería aprender de Subaru, y decir lo que quería más directamente…
_Emilia: Es decir, yo…
Había cosas que ella quería saber. Había cosas sobre las que quería preguntar.
Cosas sobre el «corazón» de Regulus. Cosas sobre ponerse de pie y tomar el papel principal de las esposas. Con su expresión totalmente derrotada, habiendo protegido a la casi derrotada Emilia.
Esperaba que ella le dijera todo eso.
Y una cosa más, algo que necesitaba saber primero.
Eso era…
_Emilia: ¿Podrías… decirme tu nombre?
_Número 184: …
_Emilia: Me llamo Emilia, sólo Emilia. Aunque soy una semielfa con circunstancias diferentes a las tuyas, seguramente comparto similitudes contigo.
_Número 184: Jmf…
_Emilia: Si podemos ver las mismas cosas, sentir las mismas cosas, compartir las mismas esperanzas… Ciertamente, hablar no carecerá de significado.
Hace mucho tiempo, ella se presentó así.
Cuando su corazón se había desbordado por la inquietud, cuando se había convencido de que no tenía a nadie en quien apoyarse, cuando sentía que había sido tragada por las adversidades.
En ese entonces, ella había sido atraída por las mismas palabras.
—Incluso hoy en día, pensó.
En ese entonces, eso la hizo muy feliz.
El chico que tampoco conocía el linaje de quien tenía delante de él simplemente reconoció su existencia, y eso la había hecho muy feliz.
Cuando ella pensó que estaba a punto de ser rechazada pero de repente le lanzaron palabras como esas, ella no pudo evitarlo.
_Número 184: …
Una vez más, tuvo que pedir prestada la fuerza de Subaru.
Ella estaba pidiendo prestado de todos lados, y luego juntó todo desesperadamente.
Pero fue suficiente.
_Número 184: Deja… de bromear… ¿Por qué… a estas alturas…?
Frente a Emilia, la mujer Número 184 se llevó las manos a la cabeza, sacudiéndola como si no pudiera aceptarlo mientras exhalaba con fuerza.
Su cara estaba llena de agonía, su voz de resentimiento, y sus ojos daban la impresión de que estuvieran mirando algo que odiaba.
Ésta era la primera emoción genuina que Emilia había sacado de ella.
_Número 184: ¡¿Por qué después de todo eso, de repente dices algo como que podemos ser humanos de nuevo?!
Como para liberar el flujo de la emoción largamente reprimida, gritó en lamentos.
_Número 184: No es que no ser humano sea importante, ser una muñeca está bien. Ese hombre… está satisfecho si simplemente actuamos como muñecas obedientes. Si jugamos como muñecas, nuestras vidas permanecerán sanas y salvas. Perduramos hasta hoy sólo porque pudimos creer esto… ¡así es!
Materializando la fuerza de sus sentimientos, se enfrentó a Emilia.
Semejante forastera que no sabía nada, ¿qué podía saber de personas como ella que luchaban desesperadamente por mantenerse con vida?
_Número 184: ¡¿Qué sabes de nosotras?! 』
_Emilia: Sé que ustedes son increíblemente amables.
_Número 184: ¡¿Qué es lo que, sabes de nosotras?!
_Emilia: También sé lo duro que han trabajado para aguantar.
_Número 184: ¡¿Qué sabes… siquiera… de nosotr—?!
_Emilia: —Sé que todas ustedes están pidiendo a gritos ser salvadas.
Al oír las palabras de Emilia, la mujer levantó la cara, como si se recuperara de repente.
Con los ojos abiertos y redondos, con los labios luchando y moviéndose débilmente.