El acto de terrorismo de la diva Liliana terminó con su canción, y Subaru regresó a la sala del té para un desayuno temprano.
La existencia de la «Canción de amor del Demonio de la Espada» había golpeado a Subaru como un rayo inesperado.
Debió haberse dado cuenta hacía mucho tiempo de que, independientemente del mundo y de la era, cualquier acto heroico sería preservado para las generaciones futuras.
Podían inmortalizarse de varias maneras, como por ejemplo, en escrituras o en pinturas.
No era inconcebible que la Heroína que había terminado una guerra civil y el Demonio de la Espada que tomó a esa heroína como su esposa fueran inmortalizados en canciones.
Obviamente, aunque Subaru era consciente de esta posibilidad, no podría haber hecho nada sobre lo que pasó esta mañana. Ni siquiera sabía lo del dispositivo mágico, y no podría haberle dicho a Liliana que pensase en sus propias acciones.
Ahora, sólo podía maldecir a la diva que había elegido su canción en el momento más inoportuno sin tener en cuenta la situación.
Su ya pobre impresión de la diva había caído aún más en picada ante su entusiasmo inexplicablemente inoportuno. Liliana era una idiota, y Kiritaka un tonto.
_Subaru: ¿Ha venido ya Wilhelm-san...?
Los primeros en llegar a la sala fueron quienes habían estado en el patio, a excepción de Felt, quien se había separado de ellos tras decidir venir aquí. Probablemente llegaría más tarde con Reinhard.
Pensando en la canción que acababa de escuchar, recordando los pensamientos de Wilhelm sobre su esposa y su nieto, e imaginando la sonrisa de ese anciano, Subaru fue incapaz de reprimir los sentimientos que brotaban en su pecho.
Y tampoco tenía ni idea de cómo encontraría las palabras que decirle a Wilhelm cuando lo viera.
Aun así, mientras hubiera alguna comunicación, Subaru se alegraría.
Aunque él esperaba seriamente que Wilhelm no hubiera escuchado la canción.
_Subaru: Es imposible que todos los de ese grupo de gente demasiado seria duerman hasta tarde el mismo día.
Los tres miembros principales de la facción de Crusch, incluso Ferris, trabajaban y descansaban en un horario equilibrado. Aunque sólo había vivido con ellos unos pocos días, Subaru era muy consciente de ello.
En un viaje a un lugar desconocido, probablemente se pondrían nerviosos y tendrían una agenda aún más rigurosa, por lo que era imposible que se hubieran perdido la emisión.
_Emilia: Subaru, te ves horrible, ¿qué pasa?
Emilia miró a Subaru, quien estaba sentado en un cojín, moviendo rápidamente sus pies con ansiedad.
Cuando terminó la emisión, Subaru propuso inmediatamente que su facción fuese a la sala de té. Después de confirmar que dicha sala estaba vacía, reclamó su tranquilidad.
Emilia y los demás simplemente saborearon la trágica letra de «La canción de amor del Demonio de la Espada» y se entregaron a la voz de Liliana. Ellos no sabían que el Demonio de la Espada de la canción era Wilhelm, o de ninguno de los orígenes del apelativo de Demonio de la Espada.
Por lo tanto, Subaru era reacio a que compartieran su ansiedad.
Aún más aterrador fue que la canción de Liliana también había cautivado a Subaru.
Subaru, que se había sentido atormentado al escuchar el título de la canción, no pudo salir del patio mientras la escuchaba. O, mejor dicho, ese tipo de pensamiento ni siquiera había surgido.
El canto de Liliana debió contener magia. Debido a esto, incluso después de recuperarse, Subaru no podía deshacerse de una sensación de ansiedad cuando pensaba en esa chica tan desenfrenada.
_Subaru: ...No es nada... nada, nada, nada, sólo, tengo un poco de hambre... verás, aunque la comida del ryokan es deliciosa, ¿no es un poco escasa en cantidad? Mi cuerpo quiere que robe bocadillos para poder comerlos y crecer un poco...
_Emilia: Subaru, no te creo.
La normalmente crédula Emilia vio a través del engaño de Subaru en este momento crítico. ¿Acaso soy tan fácil de leer? La confianza de Subaru desapareció.
_Otto: De verdad, Natsuki-san. Aunque no sé por qué estás tan ansioso, estamos discutiendo nuestros planes para esta tarde. Deberías estar prestando atención.
_Subaru: El plan de esta tarde, ah sí, la segunda negociación con Kiritaka. Mmm... ¿Podríamos secuestrar a Liliana para poder cambiarla por la piedra mágica que queremos?
_Otto: ¡¿Por qué carajos propondrías un plan tan extremista?!
Otto, sorprendido por las palabras de Subaru, levantó la voz mientras su rostro adoptaba una expresión sombría.
Al ver eso, Subaru ladeó su cabeza con un «¿eh?».
Tal vez se debió a que su ira hacia Liliana todavía estaba ardiendo en su interior, pero eso no serviría para aumentar la probabilidad de éxito del plan.
_Otto: En cualquier caso, esta tarde intentaremos negociar de nuevo con Kiritaka, y deberíamos tratar de ganarnos la confianza de ese miembro de las Escamas del Dragón Blanco. Probablemente él pueda convencer a Kiritaka.
_Subaru: Las Escamas del Dragón Blanco, ese es un nombre genial. ¿Estuvo él en la reunión de ayer?
_Otto: Sí, las Escamas del Dragón Blanco es un grupo mercenario muy conocido en esta zona. Aunque se establecieron hace mucho tiempo, recientemente fueron contratados como fuerza privada por Kiritaka-san. Aquel hombre era su representante.
_Subaru: De la gente que estaba allí... ah, probablemente él es la mejor persona con la que hablar.
Aunque no había estado allí para observar la sala en la que se había llevado a cabo la negociación, Subaru tenía un vago recuerdo de la presencia de un hombre de mediana edad vestido de blanco antes de que la luz de la piedra mágica lo envolviera.
Kiritaka estaba loco por Liliana, quien a menudo también estaba en un estado de locura por sí misma. Subaru deseaba hablar con alguien más racional que ellos dos.
_Otto: A juzgar por la transmisión de esta mañana, la ira de Kiritaka debería haberse calmado un poco, y debería estar dispuesto a escucharnos, pero seguramente será mucho menos razonable si Natsuki-san está presente en la reunión de hoy.
_Subaru: Sé que mis ojos afilados le desagrada a la gente la primera vez que me ven, pero no esperaba una reacción tan agresiva. Eso me dolió un poco.
_Emilia: Eso no importa, Subaru. No me desagradan los ojos afilados. Mi madre también tenía ojos afilados, pero era una persona muy amable.
_Beatrice: La cara de Subaru no está tan mal, de hecho... no, en realidad retiro lo dicho, supongo.
_Subaru: Todo habría sido perfecto si no te hubieras retractado… No me hagas enfrentar la realidad.
Después de recibir las amables y las severas palabras de las chicas, Subaru instó a Otto a que continuase.
_Otto: Así que… Durante las negociaciones de hoy, creo que Natsuki-san no debería acompañarnos. ¿Te parece bien?
_Subaru: Me parezca lo que me parezca, no tengo más remedio que estar de acuerdo, pero si lo logran, ¿qué sentido tiene que yo haya venido aquí?
_Otto: Entre que tú hayas venido para nada, Natsuki-san, y que todos nosotros hayamos venido para nada, hemos elegido la pérdida más pequeña, la tuya, Natsuki-san, que sólo anda por ahí jugando con Beatrice-chan.
_Beatrice: ¡Creo que estás subestimando a Betty, de hecho! ¡Es molesto, supongo!
La cólera de Beatrice fue desestimada y el plan de acción fue decidido. Sin embargo, Subaru también había considerado lo que Otto probablemente estaba pensando.
_Subaru: Esta tarde iré con Emilia a dar un paseo con Beako.
_Emilia: ¿Ehh? ¿No iré a ver a Kiritaka-san con Otto-kun?
_Otto: Seguramente ellos han anticipado que iríamos a negociar de nuevo, y si Emilia-sama fuera, estaríamos haciendo una visita repentina sin previo aviso, y fracasaríamos tal como lo hicimos ayer... Natsuki-san, me alegra que te des cuenta de esto, pero no puedo evitar pensar que estás tramando algo.
Otto miró a Subaru, quien respondió con un silbido inocente.
Subaru le había contado a Otto sobre el encuentro con Liliana ayer, pero no había mencionado dónde se habían reunido. Kiritaka quiso evitar que la facción de Emilia conociera a Liliana, así que probablemente él la envió afuera, y ella eligió un bonito parque escénico para refugiarse.
_Subaru: Encontré un bonito parque, y me gustaría que Emilia me acompañara allí. Podríamos dar un paseo llevando a Beatrice de las manos.
_Emilia: Vaya, eso suena divertido. Pero, me pregunto si está bien que nos relajemos así. ¿Y bien, Otto-kun?
_Otto: No puedo negarme si me miran con esos ojos. Bueno, Natsuki-san y Emilia-sama no pueden ir debido a varias circunstancias, así que iré con Garfiel. Por favor, no causen problemas.
Afirmando las palabras de Otto, Emilia y Subaru asintieron sinceramente.
Pero Subaru, como disculpa, también sacó la lengua cuando Otto le dio la espalda.
Era casi seguro que Liliana no estaría presente hoy en la Cámara de Comercio de Kiritaka Muse. En ese caso, Subaru solo podía asumir que iría al mismo parque de ayer.
Si ella no estaba allí, Subaru aceptaría que no podía hacer nada, pero aun así quería establecer una relación con ella si podía.
Si Kiritaka realmente amaba a Liliana desde el fondo de su corazón, seguramente aceptaría una petición directa de ella.
Obviamente, no pensaba simplemente usar a Liliana. Si él abusaba de sus buenas intenciones, Emilia se opondría, y la propia conciencia de Subaru no le dejaría caminar tranquilamente. Por lo tanto, Subaru decidió contarle a Liliana su historia sin reservas.
Subaru esperaba que el resultado fuera honesto, incluso si se apartaba de la biografía heroica que ella esperaba y eso la decepcionaba.
Inmortalizado en la historia como un héroe por una canción. Sólo pensarlo le puso la piel de gallina a Subaru, pero si tenía que echar leña al fuego, quería dejar una impresión sincera.
Como mínimo, los famosos actos heroicos de Subaru también desilusionarían cuando su público se enterara de sus miserables errores en el camino.
_Anastasia: —Buenos días. Se han levanta'o temprano.
Justo cuando la facción de Emilia decidió sus planes de acción internos y externos, se abrió la puerta del salón de té, revelando la figura de Anastasia. Hoy Anastasia llevaba puesta su habitual bufanda de zorro junto con un kimono.
Fue una sorpresa ver de repente un kimono, por lo que Subaru se emocionó.
En cambio, los ojos de Emilia brillaban porque ella estaba encantada de ver semejante vestido.
Anastasia miró a ambos con orgullo.
_Anastasia: Muy bien, muy bien. Me alegro de sorprender a la gente tan temprano por la mañana.
_Emilia: Anastasia-san, ese vestido es precioso. ¿Es lo que mencionaste ayer?
_Anastasia: Sí. Este es er kimono que mencioné ayer en er baño. Aunque se parece musho a un yukata, se necesita musha preparación para usarlo.
Anastasia giró encantada, luciendo su kimono teñido de azul y encantadoramente estampado con dispersos pétalos.
Subaru ya lo sospechaba, pero ahora no le cabía ninguna duda: Kararagi se nutría de la cultura japonesa que Subaru conocía, y la capacidad de Kararagi de reproducir dicha cultura quitaba el hipo.
_Subaru: ¿Ese tipo de ropa también se ha transmitido a Kararagi desde tiempos remotos?
_Anastasia: Vaya vaya, eres muy conoce'or, Natsuki-kun. To'o indica que este tipo de ropa apareció con má' frecuencia ar principio de la era de Hoshin. Sin embargo, ese método de confección se perdió, y actuarmente sólo se realizan reproducciones.
_Subaru: La era de Hoshin.
Ese hombre, Hoshin de los páramos, fue nombrado de nuevo. Ahora, Subaru no tenía otra opción más que sospechar que Hoshin había sido transportado a este mundo al igual que Subaru y Al, excepto que Hoshin había sido convocado hacía cuatrocientos años.
_Subaru: La prioridad es resolver la situación actual, pero después puede que quiera investigar un poco a ese tal Hoshin...
Subaru, en este momento, no tenía ninguna intención de indagar acerca de su invocación a este mundo.
Desconocía tanto el método de invocación como el propósito del invocador. Sin embargo, instintivamente sabía que esta invocación era sólo para que él viniera aquí, y que no era algo tan conveniente como para permitirle volver a casa.
Con respecto a eso, el mero hecho de considerarlo ya equivalía a intentar pescar la luna en un charco; no había solución.
Lo que Subaru quería saber era qué predecesores había tenido, qué tipo de huellas habían dejado en este mundo y dónde habían acabado. Nada más.
_Reinhard: Buenos días, Subaru. ¿Dormiste bien anoche? Fuiste de gran ayuda para recordarle a Felt-sama que volviese a su habitación esta mañana.
_Felt: Qué molesto. No era mi intención volver allí.
Después de Anastasia, Reinhard entró en el salón de té con Felt a cuestas. La depositó sobre un cojín, sin dar ninguna indicación de si había oído o no la canción esa mañana.
Ciertamente debía saber que la «Canción de Amor del Demonio de la Espada» se refería a su propio abuelo.
_Reinhard: Anastasia-sama, se ve más hermosa cada mañana que pasa. Estaba un poco preocupado por su modestia, pero ahora parece que era una preocupación infundada.
_Anastasia: Jeje, ésta es mi posesión má' preciada. No pue'o entrar en Priestella a menos que me prepare. En ese senti'o, todavía tengo que presumir ante Julius.
Después de eso, Julius también se unió a ellos, y Anastasia presumió de su vestimenta a su caballero. Después de haber recibido su debida adulación, Anastasia ladeó la cabeza hacia él.
_Anastasia: ¿No te acompañan los demá'?
_Julius: Ricardo dijo que tenía algo que hacer y se fue a la ciudad anoche, pero Mimi y sus hermanos... parecen estar siguiendo a Garfiel, de la facción de Emilia-sama.
_Emilia: ¿Están siguiendo a Garfiel?
Emilia levantó la vista cuando escuchó el nombre de uno de su facción. Julius asintió.
_Julius: Mimi encontró a Garfiel saliendo del hotel, e inmediatamente lo persiguió. Entonces Hetaro fue tras ella, y Tivey, que limpia sus desastres, dijo que él se encargaría, así que todos ellos dejaron atrás a Joshua.
Anastasia se puso las manos en las caderas y miró a Joshua, quien se escondía detrás del alto Julius. El apuesto joven inclinó su cabeza ante su líder mientras se adelantaba tímidamente, con un aspecto extremadamente pálido y preocupado.
_Joshua: Lo siento muchísimo... Intenté desesperadamente detenerlos, pero Mimi y Hetaro no me escucharon en absoluto. Tivey me dijo que por favor le dejara encargarse de todo.
_Anastasia: Bueno, si Tivey está allí, no deberían causar ningún problema. Dejando eso a un la'o, nosotros somo' los anfitriones, pero estamos quedando en ridículo delante de nuestros invita'os.
Pacientemente dando palmaditas en los hombros del avergonzado Joshua en señal de perdón, Anastasia se giró para mirar a todos los presentes con una amable sonrisa. Ella se acomodó un mechón de su cabello, y con sus dedos comenzó a jugar con su bufanda.
_Anastasia: Como acaban de presenciar, está ocurriendo este vergonzoso fiasco, espero que lo discurpen... A nuestra encanta'ora vice-capitana, aparentemente distraída por su primer amor, le cuesta luchar contra sus impursos.
Todos los presentes pudieron entender que Mimi estaba obsesionada con Garfiel y lo mucho quería aferrarse a su lado. Todos, con dos excepciones: Emilia había ladeado la cabeza, confundida; y Joshua, que suspiró como diciendo «Con que eso era».
_Subaru: Por cierto, Felt, no he visto al «trío Tonchinkan» por ningún lado. ¿Se están hospedando los tres aquí?
_Felt: ¿Te refieres a Gastón y los demás? Bueno, tenerlos viviendo aquí sería un desperdicio y una tontería, y están tan poco acostumbrados a lugares como éste que se sentirían incómodos. Se están hospedando en un lugar más barato de la ciudad, pero...
Mientras respondía a la pregunta de Subaru, Felt sonrió mostrando los dientes.
_Felt: Oye, ese apodo de Tonchinkan no está mal, ya que sus nombres son Gaston, Rachins y Canberley.
_Subaru: Yo también creo que es un gran apodo, quiero elogiar al yo de hace un año. Cuando oí por primera vez sus nombres reales, pensé que había ocurrido un milagro.
Empezaron siendo el trío Tonchinkan, y terminaron siendo el trío Tonchinkan.
_Crusch: —Llegamos tarde, parece que somos los últimos en llegar.
Finalmente, la facción de Crusch llegó al salón de té. Hoy, ella tenía su largo cabello verde recogido hacia arriba y, como decoración, llevaba una preciosa horquilla floral como la de una dama.
Caminó lentamente por la habitación, seguida de Ferris y Wilhelm, quien, como siempre, estaba vestido solemnemente con la espalda erguida. Al mirar la postura del anciano, Subaru no pudo evitar que sus hombros temblaran.
Tragó saliva, tratando de mirarlo de reojo, pero Wilhelm lo miró directamente.
_Wilhelm: …
Él mostró una leve sonrisa, haciendo una leve reverencia.
Al ver esa acción, Subaru recibió el mensaje contenido en dicha sonrisa: «No tiene nada de qué preocuparse».
El corazón de Subaru comenzó a latir más rápido, hasta que vio a Ferris, sentado al lado de Crusch, guiñando el ojo y haciendo una «v» con los dedos.
«No te preocupes, ya nos hemos ocupado de eso».
Ese fue el mensaje que Subaru recibió de Ferris.
Quizás Ferris notó la atención de Subaru. Él dejó de hacer esos gestos y comenzó a aferrarse al costado de Crusch como siempre lo hacía.
Subaru era consciente de lo que era ser inútil y tenía miedo de parecer entrometido.
Crusch y Ferris ciertamente sabían más que Subaru sobre la conexión entre Wilhelm y esas canciones. Ellos eran más sensibles y estaban más cerca de Wilhelm.
Eso era natural, porque eran sus compañeros. Subaru no necesitaba preocuparse.
_Subaru: Es mejor decir que es negligencia nuestra que no hayamos podido ayudar a Garfiel.
Eso no quería decir que no debía preocuparse por los demás. Más bien, era mejor hacer algo primero por tu propia facción, lo cual te dejaría libre para ayudar a los demás.
Pero esa manera de pensar no resolvería nada, porque la turbulenta depresión de Garfiel era algo que sólo podía ser superado por sus propios esfuerzos.
_Anastasia: Bueno, todavía hay argunas personas que no se han presenta'o, pero es muy probable que no vengan.
Aunque ahora había menos asistentes que anoche, aun así eran muchos. Después de todo, entre todo lo que pasó anoche, la comida misma también fue muy emocionante.
¿Qué servirían esta mañana?
Tras una breve pausa, Anastasia sonrió.
_Anastasia: Tráiganlo.
Siguiendo su orden, el personal del ryokan abrió la puerta, e inmediatamente después, un gran bloque de hierro calentado fue transportado.
_Anastasia: Er placer de hoy es un desayuno tradicionar de Kararagi — ¡Er panqueque daisukiyaki!
Anastasia se arremangaba ligeramente, levantando la voz.
Frente a todos los espectadores en silencio, el personal del ryokan cubrió la plancha con una capa de aceite y llevó un surtido de ingredientes uno por uno a la habitación.
El panqueque daisukiyaki — Por el nombre, la plancha de hierro y el surtido de ingredientes, Subaru vio que se trataba de algo increíblemente familiar para él. Algo llamado,
_Subaru: ¡¿O-Okonomiyaki japonés...?!
Como algo que se había transmitido durante generaciones, el panqueque japonés okonomiyaki entró en escena.
※ ※ ※ ※ ※
_Emilia: ¡Subaru, Subaru, mira mi obra maestra!
_Beatrice: Subaru, este es el mejor panqueque hecho por Betty, supongo. Puedes quedártelo, de hecho.
Emilia sonreía sinceramente, y la cara de Beako estaba un poco sonrojada. Cada una colocó su mejor panqueque frente a él.
Para Subaru, sólo eran bloques negros carbonizados. Las dos, sin embargo, no eran conscientes de su falta de habilidad.
_Subaru: Intenten probarlos ustedes mismas.
Con esa sensata sugerencia, Subaru retuvo una mirada de dolor mientras las dos obedientemente trabajaban en sus panqueques, y decidió dirigir su atención a las demás facciones.
_Reinhard: Terminado, Felt-sama.
_Felt: Oh, sabe muy bien, hazme unos cuantos más. Siempre estoy agradecida por tu deliciosa comida.
_Reinhard: Si cuenta conmigo para algo más, estaré a la altura de mi honor como caballero.
Esa era la facción de Felt. Reinhard hacía panqueques a un ritmo inhumano, y Felt se los comía igual de rápido.
En algún lugar de la esbelta figura de Felt estaba escondido el Rey de los Estómagos. O simplemente era glotona.
En cualquier caso, ella comió mucho más de lo que le correspondía.
Felt ya se había comido diez panqueques, mientras que Reinhard aún no había comido ninguno.
Por cierto, a la facción de Emilia le estaba yendo muy mal. Como se acababa de demostrar, Emilia y Beatrice no tenían habilidad para esto, y los únicos miembros útiles eran Otto y Subaru.
_Otto: Observen, Emilia-sama y Beatrice-chan. Oh, prueben esto... ¡Ah! ¡Emilia-sama! ¡La autorreflexión es buena, pero no los coma crudos! ¡Beatrice-chan, eso es demasiada salsa!
De las demás facciones, la persona que más se destacaba era Anastasia.
Este era el desayuno sorpresa que ella misma había planeado. Ella tenía una profunda confianza en sí misma, así como un gran amor por el daisukiyaki.
_Anastasia: ¡Observen con atención! ¡Este es er verdadero daisukiyaki!
Ella volteó los panqueques de manera ordenada y suave, y colocó unos panqueques bellamente hechos en el plato de Julius.
_Julius: No soy digno de comer la comida de Anastasia-sama, pero creo que sería mejor si se hubiera cocinado durante menos tiempo. Obviamente no quiero molestarla, Anastasia-sama.
_Anastasia: De acuerdo, de acuerdo, lo he capta'o, tienen que estar menos carboniza'os. Aunque Julius es un hombre, lo dice como una durce doncella.
A diferencia de Subaru, quien redirigió las ofrendas de Emilia y Beatrice les dijo a ellas que reflexionaran sobre sí mismas, Julius no sólo se comió los panqueques, sino que mantuvo la cara seria y le dio consejos a Anastasia para mejorar.
Esa persona era un modelo a seguir como caballero. Subaru absolutamente no quería imitarlo, y de todos modos carecía de la habilidad para hacerlo.
Sentado a su lado, comiendo panqueques crudos y pegajosos, estaba Joshua con un aspecto lamentable. Su monóculo parecía empañarse, impidiéndole ver bien, mientras trataba desesperadamente de ocultar sus dificultades. Él se sentiría mortificado si Subaru, a quien odiaba, se diera cuenta de este vergonzoso espectáculo, así que no le respondió la mirada.
Después de ver la diferencia de elegancia entre los hermanos, Subaru sólo pudo concluir que la facción más estable era la de Crusch.
_Ferris: Oh, Crusch-sama, Ferri-chan ha hecho unos panqueques muy bonitos, ¡eche un vistazo!, nyan.
_Crusch: Mmm, ciertamente lo has hecho, pero no perderé contra ti.
Crusch y Ferris conversaban como si esto fuese una competición apasionada entre dos mujeres. Su confianza estaba apoyada por sus resultados: los panqueques que habían hecho eran perfectos. Ferris incluso había añadido orejas de gato a los suyos.
_Ferris: Por favor, disfrute de mis panqueques, están llenos del amor de Ferri-chan. Crusch-sama, ¡abra bien la boca!
_Crusch: Ey, ey... que, mmm...
Pero la escena feliz parecía un poco fuera de lugar; quizás porque Subaru sabía que eran hombre y mujer, o porque sabía cómo había cambiado el temperamento de Crusch tras perder sus recuerdos.
En cualquier caso, la líder y su seguidor parecían no tener problemas. El último miembro de su facción, sentado junto al espacio de color melocotón, y concentrado en su propio panqueque era Wilhelm.
_Wilhelm: Mmmm...
Wilhelm, que había estado tratando de darle vuelta al panqueque, cerró los ojos y suspiró.
Parecía que su panqueque había sido desgarrado después de que Wilhelm lo hubiera dejado en la plancha durante demasiado tiempo, causando que se pegara.
Subaru había visto inesperadamente el lado torpe de Wilhelm.
_Subaru: Creo que he visto algo que no debería haber visto, pero en ese caso...
Sintiendo que debía ayudar a Wilhelm, Subaru se puso de pie, pero inmediatamente después se sentó, reconsiderándolo.
_Subaru: Wilhelm-san.
_Wilhelm: ¿...Subaru-dono?
Al oír su nombre, Wilhelm levantó la cabeza. Al darse cuenta de que Subaru había visto su torpeza, su frente se arrugó de vergüenza.
Subaru le hizo un alentador asentimiento con la cabeza, y señaló algo suavemente con su mandíbula.
Wilhelm, que entendía el significado de aquel gesto, pasó saliva silenciosamente.
_Wilhelm: …
Moviéndose al lugar indicado por Subaru, Wilhelm se sentó al lado de Reinhard, mientras él seguía obedientemente cada una de las instrucciones de Felt, produciendo panqueques sin parar y sin haberse dado cuenta de la interacción entre Subaru y Wilhelm.
Subaru ya había comunicado todo lo que quería decirle a Wilhelm.
Consternación, confusión, vacilación, duda, todo titubeaba en los ojos de Wilhelm. Le llevó algo de tiempo tomar una decisión.
Finalmente,
_Wilhelm: —Reinhard.
_Reinhard: …
Reinhard se quedó inmóvil cuando Wilhelm se obligó a decir el nombre de su nieto.
Su espátula quedó en el aire ya que sus manos dejaron de moverse, y Felt atrapó el panqueque en su plato de forma perfecta.
Ese acto fue inelegante, pero Reinhard no se dio cuenta de ello.
El joven pelirrojo volteó a ver a Wilhelm con los ojos muy abiertos. Wilhelm le sostuvo la mirada, sin siquiera respirar.
_Wilhelm: …
_Reinhard: …
De repente, se hizo el silencio.
No sólo entre los dos, sino también entre las personas a su alrededor que se habían dado cuenta.
Toda la sala quedó en silencio, y los únicos sonidos que se escuchaban eran los de las espátulas cuando rozaban la plancha.
El tiempo pareció estancarse mientras todos los presentes contenían el aliento.
_Wilhelm: Yo, emm, es...
_Reinhard: Adelante, ¿qué ocurre?
_Wilhelm: N-No se me da muy bien cocinar esto, así que, si sabes algún truco para hacerlo más fácil, ¿podrías... enseñármelo?
Esas fueron las torpes y tartamudeantes palabras de Wilhelm.
Sólo Crusch, Ferris y Subaru abrieron los ojos de par en par, comprendiendo qué clase de determinación había necesitado Wilhelm para decir esas palabras.
El propio Wilhelm parecía estar exhausto después de hacer esa pregunta.
Sin palabras, Reinhard contuvo el aliento mientras consideraba cómo responder. Sus bellos rasgos se detuvieron mientras una emoción desconocida se vislumbraba en sus ojos azules.
Reinhard cerró los ojos y enterró esa emoción en un suave suspiro. Y entonces,
_Reinhard: Sí, entendido, honorable abuelo.
Las comisuras de su boca se levantaron cuando cerró los ojos. Esa expresión sólo podía describirse como una sonrisa.
No era la sonrisa tranquilizadora que solía mostrar para dar a los demás una sensación de seguridad. Quizás ésta sea la primera vez que alguien ha visto al joven llamado Reinhard salir de su papel de Santo de la Espada y mostrar una sonrisa genuina.
La cara de estupefacción de Wilhelm recuperó lentamente su compostura.
Él bajó su rostro y cerró los ojos como si estuviera soportando algo.
Probablemente tuvo dificultades para procesar esa reacción inmediatamente.
Sin embargo, el verdadero sentimiento genuino estaba allí.
Una vez entregado, sólo tenía que ser aceptado.
La larga brecha entre los dos, abuelo y nieto, sólo podía ser compensada por una cantidad de tiempo igual de largo.
Subaru, al ver que tal posibilidad se presentaba, apretó el puño con una plétora de emociones.
Desde el fondo de su corazón, quería felicitar a Wilhelm con alegría. Pero entonces,
_???: —No es tan fácil, honorable padre. No pienses que tu relación se arreglará sólo con eso.
De repente, una figura pelirroja abrió la puerta del salón del té.
El rostro del pelirrojo que había pronunciado esas palabras era tan malicioso que todos se quedaron inmóviles en el acto, olvidando el paso del tiempo.