El escudo bloqueó la cortante hoja y, con un chirrido de chispas y metal, el cuchillo salió disparado.
Moviéndose hacia las aberturas del otro, una fuerte patada golpeó al estómago de Elsa — ella recibió el golpe, girando para disipar el impacto, y usó su impulso para golpear a Garfiel, con su cuchillo acercándose para cortarle la cabeza en dos. Pero,
_Garfiel: ¡Muy flojo!
_Elsa: Cielos. Qué severo.
La mandíbula abierta de Garfiel se cerró sobre la hoja, lo que la convertía en la cuarta intercepción bucal del día.
La fuerza de la mandíbula de Garfiel rompió el cuchillo en un abrir y cerrar de ojos, y Elsa retiró la mano antes de saltar hacia atrás en retirada. El robo de su arma favorita la hizo sonreír con más energía.
_Elsa: Si te hubieras equivocado por un pelo, te habría volado la cabeza. Es impresionante lo que hiciste.
_Garfiel: Si le pillas el truco, es fácil. Tu manera de pelear empieza a aburrirme.
_Elsa: Qué frío eres. Hablando como si entendieras todo de una mujer, aun cuando la conoces desde hace poco.
_Garfiel: …Vete a la mierda con esa frase tan enredada, oye. —Hrn.
Garfiel se metió el dedo en la oreja, hizo una mueca y olió profundamente cuando notó algo.
Él miró hacia el fondo del pasillo. Su boca se curvó en una sonrisa.
Parecía que Elsa aún no lo había notado, pero el sentido del olfato de Garfiel había captado el olor. Éste era el olor de la piedra y la madera en llamas — en otras palabras, el aroma de las flamas.
_Meili: — Ah, cieloos, ¡no puedo creerlo! ¡Él es tan inútiil!
Inmediatamente después de que Garfiel sonriese, la niña que estaba encima de la mabestia hizo un puchero.
Elsa la miró. Meili seguía molesta mientras continuaba,
_Meili: Parece que Sombraleón, que debería estar entreteniendo a los demás, acaba de morir. De todos modos, nunca escuchaba mis instrucciones, y se enojaba tan rápido que siempre fue un problema, peroo... ¿cómo rayos murió si lo único que tenía que hacer era tomar una siesta en frente de la puertaa?
_Elsa: La verdadera pregunta es, ¿por qué trajiste contigo a una bestia tan inútil?
_Meili: Sombraleón era el único, excepto Rocacerdito, que no estaba en celo o en hibernacióón. Y aun así murió, no puedo creerloo.
Meili gimió mientras le arrojaba otro cuchillo a Elsa. Elsa lo recibió y confirmó la sensación de su agarre, mientras permanecía totalmente apática a esta información de Meili.
Tampoco parecía que a Meili le importase la mabestia que acababa de morir. Pobre criatura.
A pesar de todo, lo que escuchó por casualidad hizo que una sonrisa malvada apareciera en la cara de Garfiel.
_Meili: Horriblee. Tú, el onii-san adorable de aspecto aterrador. Estás poniendo una cara muy desagradable.
_Garfiel: El desagrado de mi cara ni siquiera es comparable con el del Capitán. De todos modos, ¿no es 'xactamente lo que les había dicho? Sus tramas furtivas no son nada para el Capitán y su feliz grupo de amigos.
_Elsa: Aunque es verdad que han superado nuestras expectativas... ¿dónde les deja eso ahora? El asesinato de una inútil mabestia no cambia el hecho de que aún tengamos los números a nuestro favor. Seguimos manteniéndote a ti, su fuerza de combate central, atrapado aquí... y nada especial ha cambiado en su situación.
_Garfiel: Sí, tienes razón.
Elsa sostenía sus dos cuchillos mientras Garfiel cruzaba los brazos.
Él olfateó de nuevo, pensó en su pelea con Elsa hasta ahora y decidió.
_Garfiel: Ya era hora de que las cosas empezaran a moverse.
_Elsa: ¿Qué es lo...?
_Meili: ¡Elsa!
La declaración de Garfiel hizo que Elsa levantase las cejas. Pero, antes de que pudiera terminar su pregunta, Meili gritó.
Garfiel vio que los ojos del Rocacerdo habían cambiado de color, y el gigante animal estaba tan agitado que estaba pisoteando y saltando sobre sus pies. Meili llamó a la criatura, manteniéndola lentamente bajo control. Pero parecía que la mabestia, al igual que Garfiel, había notado el fuego.
Meili acarició el lomo del Rocacerdo para calmarlo, y luego miró seriamente a Elsa.
_Meili: Elsa, el edificio está ardiendo. Alguien le prendió fuego.
_Elsa: …
_Garfiel: ¿Cómo que "alguien"? — Obviamente fue el Capitán. Tiene sentido, y es bueno que sea tan directo. Las mabestias son bestias. Si quieres ahuyentarlos para hacer un camino, la forma más rápida es asustarlos con fuego.
_Meili: Pero... ¿Entonces él vino a la mansión para salvar a la gente que estaba dentro, sólo para quemarla en su huida?
Lo decisivo de las acciones de Subaru aturdió a Meili, dejándola sin palabras. Elsa también parecía estar teniendo problemas para consolidar esta información, quizás porque no encajaba con la imagen que tenía de Subaru.
Pero el corazón de Garfiel permaneció terriblemente calmado, en contraste con la sorpresa de ellas.
Naturalmente, Subaru no le había dicho a Garfiel de antemano que iría tan lejos. Garfiel creía que Subaru era alguien que tomaba acciones atrevidas, pero ni siquiera él esperaba que quemaría la mansión. Eso hizo que Garfiel se sintiera a gusto de haber decidido entrar bajo la tutela de Subaru.
Y, sobre todo, el hecho de que esta situación haya sido preparada encendió una chispa en Garfiel.
_Garfiel: La mansión se está quemando. Afuera hay una horda de mabestias.
_Elsa: ¿—?
_Garfiel: Tenemos gente a la que salvar, y adversarios a los que detener. El único que puede pelear soy yo, y el Capitán me dijo que me dejaría 'sto a mí.
_Meili: ¿De qué estás hablando, onii-san...?
_Garfiel: Es jodidamente obvio.
Elsa ladeó la cabeza. Meili parecía que estaba observando algo espeluznante.
Garfiel chasqueó sus colmillos, sintiéndose renovado.
Su cuerpo era ligero. Ya nada lo asustaba.
_Garfiel: ¡Con todas estas condiciones en su lugar, ¿qué hombre hecho y derecho no se entusiasmaría? Voy a hacerlo, maldita sea. Es como "al enfrentar al dragón, el santo de la espada Reid se ríe y blande su espada".
_Elsa: ¿Eres consciente de que ese refrán se refiere a alguien anormal y loco?
_Garfiel: Claro que sí. ¿Y qué? ¿'Stás diciendo que hay algo malo en que tú y mi asombroso ser 'stén aquí?
Garfiel afirmó su propia estupidez con un impulso refrescante, haciendo que Elsa lo observase fijamente con total asombro. Pero sólo por un momento.
Ella inmediatamente sonrió, lamiéndose los labios mientras sus ojos se suavizaban de manera muy hermosa.
_Elsa: Tienes razón. Tienes toda la razón. Lo has dicho perfectamente.
Al darle la razón, Elsa señaló los cuchillos que blandía hacia Garfiel.
Ella cruzó sus hojas, y su largo cabello negro bailaba mientras inclinaba la cabeza.
_Elsa: Pero, ¿te importaría si cambiamos de actitud? Dudo que de repente vayas a aumentar tu fuerza, y también sospecho que reconoces esto después de chocar con mi constitución en numerosas ocasiones. Un combate puede dejarme a mí como la más herida, pero la confrontación sigue siendo improductiva.
_Garfiel: Tienes razón.
Habían pasado unos diez minutos desde que Garfiel y Elsa empezaron a pelear.
El acero ya había chocado contra el acero más de cien veces, cada uno compitiendo ferozmente contra el otro.
Garfiel tenía una ligera ventaja en términos de habilidad de combate. Superaba a Elsa por poco en fuerza bruta, en velocidad y en sus técnicas, sin conceder ni una sola vez el predominio.
Pero Elsa podía curar sus heridas en cuestión de segundos y aceptaba felizmente las lesiones sin sentir dolor en lo más mínimo, sin dudar ni una sola vez ni en su ataque ni en su defensa.
Garfiel también estaba herido; pero él necesitaba tiempo para curarse a sí mismo, mientras que Elsa no.
Él era inferior a Elsa en términos de resistencia. Si la lucha se convertía en un ciclo interminable de combates, entonces sus cuchillos pronto atraparían a Garfiel.
Sin embargo,
_Garfiel: Cinco... no, ¿tal vez seis? Ese es el número de veces que mi asombroso ser ya te ganó.
_Elsa: Sí, puede que tengas razón. ¿Y qué?
Dándole un golpe directo con una patada, golpeándola contra la pared con el escudo, agarrándola de la pierna y golpeándola de cabeza contra el suelo — Garfiel había asestado muchos golpes fatales contra Elsa.
Las heridas se curaban cada vez, y él realmente no estaba logrando nada, pero —
_Garfiel: Había anticipado cuatro o cinco veces como mucho.
_Elsa: ...
_Garfiel: Los vampiros no son inmortales. Si les das suficientes golpes mortales… al final se quedarán sin vida. Eso es lo que voy a hacer contigo antes de que 'sta mansión se queme 'ntera.
Garfiel tomó su postura de combate, las piernas separadas, mientras reía ferozmente revelando sus colmillos.
La sonrisa desapareció del rostro de Elsa mientras lo escuchaba en silencio. Ella jugó con el extremo de su trenza antes de dar un suspiro silencioso.
_Elsa: Meili. — Dame eso, y vete a perseguirlos.
_Meili: Elsa... ¿Hablas en serio?
_Elsa: Si hay motivos para hacerlo, el no hacerlo es descortés con el oponente. Lo único que lamento es que quizás no pueda sacarte las tripas limpiamente.
Respondió Elsa con los ojos cerrados. Meili no cuestionó más.
Ella dejó caer al suelo el porta-cuchillos que había estado sosteniendo, y sacó un estuche diferente — uno que sólo contenía dos cuchillos, y se lo arrojó a Elsa.
Garfiel emitió un alegre "¿Oooh?" mientras observaba a Elsa sacar los cuchillos del estuche.
Estos dos cuchillos irradiaban una presión tan intensa que ninguno de los otros que había usado hasta ahora podía compararse.
El cuchillo en la mano izquierda de Elsa era completamente negro desde el mango hasta la hoja. Se veía idéntico al kukri que había estado usando a primera vista, pero la hoja de éste estaba curvada con incontables colmillos bestiales en su borde, especializados más para desgarrar que para cortar.
Mientras que el cuchillo en su otra mano era exactamente lo opuesto, blanco puro con un cuerpo más grueso. También parecía un kukri, pero su grosor daba la impresión de que un golpe suyo podría romper huesos y, al emparejarlo con la hoja negra, su implacable imagen aumentaba en gran medida.
_Garfiel: ¿Me 'stás diciendo que ese es tu as?
_Elsa: Estos son los que uso cuando me concentro en matar al oponente, en lugar de ver sus entrañas. Excluyendo a Madre, tú eres la tercera persona contra quien los uso.
_Garfiel: Carajo, esa es una opinión de la que no me alegro, y una maldita familia de la que no estoy celoso, oye.
Garfiel frunció el ceño ante la desagradable confesión.
Frente a Garfiel, Meili ordenó a su mabestia mientras ella se daba la vuelta. La estúpida bestia pisoteó el suelo y salió corriendo a través de las paredes mientras se dirigía hacia el ala principal en persecución del grupo de Subaru — Y entonces,
_Garfiel: Bueno, gracias por mostrarme tu as. Si yo no te muestro el mío, eso sería lo que tú llamarías injusto, ¿cierto?
Al decir eso, Garfiel pisoteó el suelo.
Inmediatamente, un pulso salió desde la suela de Garfiel y atravesó el suelo, fluyendo por el pasillo, pasando por debajo de Elsa antes de llegar a la mabestia — y explotando.
_Rocacerdo: ¿¡—!?
_Meili: ¡¿Rocacerdito?!
El suelo se derrumbó bajo la bestia, la cual perdió el equilibrio y se estrelló contra la pared al caer. El impacto sacudió la mansión, y Meili fue incapaz de permanecer encima de la mabestia, cayendo al suelo en el pasillo. Mientras acariciaba el trasero de Rocacerdo para aliviarlo, Meili miró el suelo, vio el inmenso hueco, y miró detrás de ella.
_Meili: Noo puede ser. Onii-san, ¿tú hiciste estoo?
_Garfiel: Es lo que es. Puedes pensar que, el no dejarte 'scapar, es una 'xpresión de mi voluntad. Siempre y cuando mis pies toquen el suelo, no 'scaparás de ningún lugar en el que mis asombrosos ojos te puedan ver.
Utilizando la Protección Divina de los Espíritus de Tierra, Garfiel puede conjurar depresiones y protuberancias en cualquier superficie dentro de un rango visible que él pueda determinar como Suelo. Sin embargo, la efectividad varía dependiendo de cuán lejos esté el objetivo o cuán grande sea la escala a la que aspira que sea, aun así, era más que suficiente para tirarse un farol.
Garfiel había aprendido de Subaru que, cuando tienes algo de lo que realmente no quieres que otros se enteren, hay que reír con total desvergüenza.
_Elsa: Meili. Puedes poner un mínimo de fuerzas arriba. Llama a los demás, y despierta a esas bestias.
_Meili: ...Mamá se enfadará.
_Elsa: Si no eliminamos la amenaza sí que nos ganaremos un regaño. Y dudo que tengamos margen para preocuparnos por lo que vendrá después.
_Garfiel: Así que lo entiendes.
La expresión de Meili perdió su calma mientras asentía con la cabeza, se llevó los dedos a la boca y silbó.
Garfiel observó en silencio mientras el corto sonido resonaba lejos, por toda la mansión. Si ellas dos estaban diciendo la verdad, entonces las mabestias deberían acercarse a este lugar en poco tiempo.
Esta situación estaba cada vez más caliente.
_Elsa: Te arrancaré las extremidades y te llevaré a casa cuando seas más ligero. Dudo que todo esto valga la pena si no puedo divertirme prolongadamente.
_Garfiel: ¿Dónde 'stá la opción de renunciar a eso de las 'ntrañas?
_Elsa: Antes preferiría dejar de respirar.
Garfiel chasqueó el cuello ante esa afirmación, antes de inclinarse hacia delante para prepararse para recibir el ataque del enemigo.
Elsa se balanceó libremente y posicionó ágilmente su cuchillo blanco detrás de ella, flexionó el brazo,
_Elsa: — Te aseguro que yo, más que nadie, puedo amarte hasta la médula.
Una sonrisa horrible y pervertida. El chillido del cuchillo rozando contra el cuchillo.
Y,
_Garfiel: ¿¡—Ghgh!?
El cuchillo blanco que se clavó en el hombro izquierdo de Garfiel le rompió los huesos.
— La batalla entre la Cazadora de Entrañas y el Escudo del Santuario, entró en su fase final.
※ ※ ※ ※ ※
Le dolían sus maltrechos hombros, su cadera y su cabeza.
Él había sido golpeado por todas partes después de caer muchas veces, siempre sofocando sus doloridos gemidos por el impacto.
Corría, corría, corría, y siguió corriendo casi sin aliento, con las rodillas temblando y los ojos empañados.
Le dolía respirar. Mantenía la cabeza baja para no inhalar humo. Las llamas ya habían envuelto la mayor parte del edificio, a través del cual corría en busca de una puerta que aún no hubiera sido tocada.
_Subaru: — hg.
Al descubrir una puerta sin abrir, Subaru voló locamente hacia la perilla de la puerta y la abrió.
Ante él se reveló un cuarto de huéspedes totalmente mundano, que pronto se ahogaría en un mar de llamas.
Dejando a un lado el sentimentalismo, Subaru dejó la puerta abierta mientras corría hacia otra habitación. Fue a por la habitación adyacente, y la adyacente a esa, y la adyacente a esa, abriendo todas las puertas que veía —
_Subaru: —¡Esa!
Liberándolo del olor del hollín y el carbón, el hedor del papel envejecido provenía de la habitación.
Subaru olió el familiar olor a moho mientras cruzaba el umbral.
Levantó la cabeza, y se dirigió a la persona que ocupaba esta sala.
_Subaru: ¡Ey! Irresponsable, deja de estar enfadada y escucha...
_Beatrice: ¡Fuera, parece!
Una onda de choque invisible venía rápidamente hacia él, amenazando con lanzarlo lejos. Pero Subaru se las arregló para enganchar sus dedos en la alfombra y defenderse de esa fuerza.
En medio de una presión tan intensa que podría arrastrarlo hacia atrás junto con la alfombra, las mejillas de Subaru se retorcieron en una sonrisa.
_Subaru: ¡Ja! No me subestimes demasiado. ¿Crees que aguantaría que me echaran de aquí tan rápido, una y otra vez, exactamente con el mismo métod—?
_Beatrice: ¡No lo diré de nuevo, de hecho!
_Subaru: ¿¡Bhggagh!?
Un grueso libro voló por el aire para golpear la frente de Subaru, mareándolo y arrojándolo hacia atrás dando tumbos, expulsándolo de la habitación.
Él salió disparado por el pasillo y se estrelló contra una pared. Se sacudió la cabeza cuando la puerta se cerró frente a él, y saltó apresuradamente hacia ella — ya demasiado tarde. Esta habitación ya no estaba conectada a la Biblioteca Prohibida.
_Subaru: ¡Idiota! ¡A quién te pareces, maldita loli!
Después de patear violentamente la puerta para abrirla, Subaru rompió en una carrera en busca de otra puerta.
El hecho de que la habitación no lo hubiera enviado al segundo piso del ala oeste —un área cercana a la pelea de Garfiel con Elsa— fue probablemente por la amabilidad de Beatrice.
_Subaru: ¡Entonces al menos escúchame, estúpida!
Beatrice debía estar pensando exactamente lo mismo desde dentro de la Biblioteca.
Sintiendo esa verdad, y siendo rechazado una y otra vez, Subaru corrió a través de la mansión en busca de la puerta de la Biblioteca Prohibida.
Con la lucha en el ala oeste en su fase final, y el fuego del ala principal ardiendo por todo el edificio — sólo era cuestión de tiempo hasta que la Mansión Roswaal ardiera hasta los cimientos.