Chương 6: Capítulo 6
Entro junto a Gala en un pasillo con luces que se prenden a medida que seguimos avanzando por él. Estoy hecha una furia. ¿Quién diablos se cree ese tipo? Piensa que puede decir sobre mi vida. Le daré varias razones por las que puede irse al infierno.
Por dentro, el castillo es de ultima generación, paneles táctiles con contraseñas en puertas de metal reforzado.
Me pregunto que guardan en ella.
Gala se detiene delante de una enorme puerta, se escuchan varias voces hablando a la vez en su interior. Me pongo nerviosa, de repente todo el valor se esfumado.
Ya no eres tan valiente eh.
-Bien, te vamos a presentar con el consejo.- me informa Gala -No hables, no te muevas. Apenas respires. Si te ven dócil a lo mejor no te matan. Por que se que Dorian ya tomo la decisión de eliminarte.- pestañeo. Trato de hablar pero nada sale de mi boca.
Gala empuja las enormes puertas.
Me esperaba unos viejos vestidos de época sentados en una inmensas sillas de piedra. Pero nada de eso sucede aquí. El lugar es amplio e iluminado por paneles blancos en el pecho. En lugar de paredes hay ventanas, ventanas enormes, diseñadas para que nada se vea desde afuera. Pero definitivamente se podía ver todo desde aquí adentro. Varios rostros exóticos con expresiones serias, me observaban.
Me obligue a no bajar la mirada.
Todo el mundo era espectacular, con rostros precioso. Me sentía abrumada entre tanta belleza y frialdad.
Pase mi vista entre las dos personas sentadas en un sofá de piel que parecía carisimo. Ambas de cabello rojo cereza, gemelas prácticamente idénticas. Jamas podría diferenciarlas si no fuera por el lunar encima del labio que tenia una. No tendrían mas de veinticinco años, sin embargo su mirada y su forma de sentarse les daba una presencia de una señora que había vivido miles de batallas. Vestidas de plata , un vestido que caía sobre su delgado y pálido cuerpo.
Había un hombre parado en una esquina con copa en su mano, vestía nada mas que negro. Me daba la espalda. Era un hombre alto, incluso mas alto que Dorian, de hombros anchos. Su cabello era corto, de un castaño claro cenizo.
Luego estaba Drac que me sonreía como aparentemente lo hace siempre y por supuesto, Dorian. Luciendo inquebrantable y soberbio, como él solo.
-Debo decir que no eres nada como te imagine.- una de las gemelas dice, se levanta y camina hacia a mi con una elegancia y sigilo que solo he visto en zorros.
-Espero que eso sea bueno.- respondo, negándome a dejarme intimidar. Gala me mira con desaprobación.
-Lo es.- acerca su cara a la mía y mira mis labios. Entonces uno de sus mechones rojos, se convierte en una serpiente del mismo color que sus cabellos.
Casi me desmayo.
Dios, esta gente. Si es que se les podía llamar así. Todo es tan surrealista, nada de esto parece real.
y yo estoy metida en todo esto.
¿Como llegue a esto?
Caleb
-Iris, deja de jugar con ella.- Dorian ordena y está , le hace caso. Se aleja de mi dejándome conmocionada.
-Estamos aquí para decidir el futuro de esta mestiza.- dice y todos lo miran, excepto por el hombre que sigue dando la espalda al mundo.
-Ni tu ni ellos deciden nada sobre mi.- ahora tengo la atención de todos y no la desaprovecho. -Me habéis traído aquí en contra de mi voluntad, habéis hablado de mi como si no estuviera justo aquí. Basta ya, yo no soy un maldito objeto.- mi paciencia sobre toda esta situación se ha terminado.
-Deberías mantener la boca cerrada. Por tu bien.- la otra gemela del lunar me advierte. Su expresión es un reflejo de la repulsión.
-Lea, yo quiero que se quede.- Gala pone la mano sobre mi hombro. -Es entretenida.
Vaya, gracias.
-Yo también, me agrada. Y todavía hay muchas cosas que necesito investigar sobre ella.- Drac se acerca en un segundo y me da un susto de muerte.
-Pues yo no la quiero aquí, no me fió.- replica. El hombre en la esquina ríe, una risa ronca y corta. Por fin se da la vuelta. Mi boca toca el suelo.
-Yo quiero que se quede.- dice. Si yo pensaba que Dorian era hermoso, es porque aun no había visto a este hombre. Es esbelto, firme y fuerte. Su rostro es un punto medio entre lo hermoso del amanecer y la sensualidad del anochecer. Desde luego su rostro era exquisito, sin imperfecciones. La nariz recta y perfecta. Labios carnosos, curvados en una sonrisa arrogante. Parece de la misma edad de Dorian.
y esos ojos... Jamas había visto unos ojos así, El azul era tan intenso que se tornaba violeta.
Su piel blanca, inmaculada. Manos fuertes y venosas, aun sostenía la copa con un liquido rojo. Rece porque fuera vino.
Me quedo embobada mirándolo. Gala tose a mi lado, haciendo que mi atención cambie de su cara y su cuerpo.
-Tiene una alma salvaje, ademas es sexy.- comentó. Mi cara se volvió más roja que su bebida.
Dorian lo mira con el ceño fruncido.
-¿Esas son tus razones por las que debería quedarse?- le pregunta. Este se encoje de hombros y dice:
-Me parecen más que suficiente.- termina.
-Bien, pues somos tres contra tres. Visto esto, la chica muere. Me la pido.- canturrea Lea , se levanta y en un pestañeo esta sobre mi.
-¡Lea espera!- exclama Iris.
Todo sucede tan rápido.
Gala me empuja, apartándome. Pero esto no hace nada contra Lea. Vuelve a por mi, pero antes de que pueda ponerme una mano encima, la tomo del cuello. Las garras están de nuevo ahí. Siento la sangre y el corazón arder.
-Atrévete a ponerme una mano encima de nuevo y estas muerta.- Iris y el resto de los presentes me miran con los ojos enormes, sorprendidos. Me aruña la mano para que la suelte, pero la ira solo hace que apreté más.
Drac no para de reír y aplaudir como si estuviera presenciando el más maravilloso acto de magia.
-Puede que no sea tan fuerte como tu, pero puedo asustarte.- gruño y la suelto. Cae sobre sus pies, como si nada. Me mira con odio y repulsión. No dice nada.
Miro mis manos temblorosas. ¿Cómo es que soy capaz de estas cosas? ¿cómo es que si quiera me atreví a ponerle una mano encima?. Nunca he sido una persona violenta y ahora mírame tratando de ahogar a una chica.
Pero ella trato de matarme.
Muchos pensaran que esto es asombroso y si, tal vez lo sea. Pero me asusta, me tiene aterrada convertirme en algo que es capaz de destruir sin remordimientos.
-Mira esos ojos, ella es como uno de nosotros.- susurra Iris.
-Esa niña no es como nosotros.- exclama Dorian.
-Juro que te mataré, maldita per...- grita Lea.
-!Basta!- el hombre apuesto, gruñe.
-Ella se queda aquí, vamos a decírselo todo y a prevenirla sobre nuestras reglas. Gala tu te encargaras de ella. Drac tu harás tu experimentos y todos los demás se van a callar.- ambos asienten. Dorian, Lea e Iris se quedan en silencio.
Dorian aprieta tanto la mandíbula, pero no dice nada.
¿Quien es este hombre y por qué todo el mundo parece no atreverse a contradecirle?
El hombre se acerca a mi. Prudente y confiado.
-Noah, mucho gusto. Me llamo Agar.- toma mi mano y la besa. -Bienvenida al clan de los soldados oscuros.
¿Los soldados que?
-Yo soy su líder.
Arranco mi mano de su agarre.
Él sonríe.
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